Aunque la política esté en todas partes y eso de no meter la política en el cine sea imposible por definición, lo cierto es que desde Fotogramas tampoco nos gusta hablar desde el fango de bandos en el que se ha convertido el debate político. La dichosa "guerra cultural" y el eterno debate sobre lo woke o no woke de cualquier obra nos tiene tan hartos como a cualquiera. Pero no podemos dejar de hablar de lo que la política, más enfrentada que nunca, hace y provoca en el cine y en las estrellas. Al final, cine y estrellas de cine son el objetivo protagonista de esta revista desde hace más de 70 años.

Sería ignorante obviar que en la batalla por odiar la reciente Blancanieves de Disney hay también un enfrentamiento ideológico entre los que apoyan a Gal Gadot, el bando más conservador, y los que apoyan a Zegler, más progresistas. Aunque más bien cada bando se dedica, más que a apoyar a su lado, a verter odio sobre el rival. Lamentablemente, esta clase de discusiones absurdas invaden más las conversaciones de cine. Aunque Hollywood y los Premios Oscar de este 2025 han decidido pasar de puntillas por el tema, es evidente que Donald Trump y el cine de su país, o todo el estado de California en general, no son muy amigos.

blancanieves pelicula 2025 poster
Disney

Que la gente de las artes suele tener tendencia política progresista es algo habitual en casi todo el mundo, como también es que haya alguien que respetuosamente no concuerde con esa corriente. Sin embargo, la llegada de Donald Trump ha convertido esta diferencia en algo fundamental. No es lo mismo ser republicano o conservador que apoyar a un sujeto como Donald Trump, o al menos eso piensa gran parte de Hollywood. Si Zegler se enemistó con medio país al mandar a paseo a todos los votantes de Trump, estamos seguros de que Meryl Streep, de ser algo más joven, hubiese hecho exactamente lo mismo en sus redes sociales.

star wars george lucas
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La ganadora de tres Premios Oscar, la actriz más nominada de la historia de la Academia, siempre ha sido transparente con sus ideas políticas, y clara con su apoyo al partido demócrata. Y sí, también fue una de las cabezas visibles de un Hollywood que se enfrentó a Donald Trump ya en su primera carrera electoral. Su amigo y compañero Clint Eastwood, sin embargo, ha lucido siempre sus ideas republicanas, aunque desmarcándose en un profundo carácter pacifista que le ha provocado más de un desentendimiento de los candidatos de su partido. Sea como sea, Clint Eastwood apoyó al primer Donald Trump, y Meryl Streep reaccionó así al enterarse en 2016, en unas declaraciones recogidas por Variety: "No lo sabía. Tendré que hablar con él. ¡Tendré que arreglar eso! Porque sé que él es más... Creí que era más sensible que eso. Estoy conmocionada, de verdad."

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Recordemos que la primera campaña de Trump estuvo marcado por el auge del feminismo del MeToo y la tristemente célebre afirmación de Trump de "grab them by the pussy" (preferimos ni traducirlo). Lo cierto es que no sabemos lo convincente que fue Meryl Streep, pero Eastwood se desmarcó públicamente de Donald Trump en su segunda candidatura, afirmando que el posteriormente reelecto Presidente debería comportarse "de una manera más gentil". Lo que queríamos decir con esto, para todos aquellos hartos de ver política en el cine de forma tan directa, es que 'Los puentes de Madison' sigue a salvo. Es más, todavía no perdemos la fe en la segunda parte.

Headshot of Rafael Sánchez Casademont

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática. Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes. Tras 8 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino.  Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación.  Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.