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Mucho antes de ser reconocido como uno de los cineastas más influyentes de Hollywood, Quentin Tarantino se ganaba la vida como dependiente de un videoclub de Los Ángeles. Rodeado de cientos de películas, cultivó una obsesión cinéfila que lo llevó a probar suerte con su primera producción casera, ‘El cumpleaños de mi mejor amigo’, un proyecto grabado de manera amateur que se vio truncado cuando gran parte del metraje se perdió en un incendio. Lejos de desanimarse, Tarantino utilizó la idea de este primer proyecto para escribir el guion de ‘Amor a quemarropa’, con la intención de venderlo en Hollywood y abrirse paso como guionista.
Tras terminar su primer guion, Tarantino comenzó a escribir una nueva historia, pensando esta vez en una película que pudiera rodar con un presupuesto muy ajustado. Así nació el guion de ‘Reservoir Dogs’, una historia de atracos frustrados narrada de forma no lineal, con escasos escenarios y centrada en los diálogos. Poco después de terminarlo, conoció en una fiesta a Lawrence Bender, un productor de películas de bajo presupuesto y bailarín de tango. Bender había tenido la oportunidad de leer el guion de ‘Amor a quemarropa’ y había quedado impresionado por el estilo de Tarantino. Tras una segunda reunión entre ambos en la que disfrutaron juntos de la película ‘Los crímenes del museo de cera’ (1953), de André De Toth, Bender entendió que estaba ante un talento singular.
Convencido del potencial del proyecto, Bender logró que el guion de ‘Reservoir Dogs’ llegara hasta el actor Harvey Keitel a través de la esposa de su profesor de interpretación. El actor, que venía de trabajar en proyectos clave del cine independiente, se sintió inmediatamente atraído por la propuesta. De hecho, no solo aceptó interpretar uno de los papeles principales, sino que también se implicó en la cinta en calidad de coproductor. Su participación fue decisiva para que varios inversores apostaran por el proyecto, y también para convencerlos de que Tarantino debía dirigir la película personalmente, pese a no contar con ninguna experiencia previa en rodajes profesionales. Gracias a este empuje, el presupuesto se elevó hasta 1,2 millones de dólares y el reparto se enriqueció con nombres como Steve Buscemi, Tim Roth, Michael Madsen o Chris Penn, además del propio Keitel.
Tarantino nunca ha ocultado el papel crucial que jugó Keitel en su entrada a la industria. Durante un encuentro organizado por ‘The Hollywood Reporter’ en enero de 2016, en el que compartió mesa con directores como Ridley Scott, Alejandro González Iñárritu, Danny Boyle, Tom Hooper o David O. Russell, recordó algunos de los consejos que recibió del veterano actor durante el proceso de casting de su primera película: “Harvey realmente me puso bajo su protección en ‘Reservoir Dogs’. Una de las cosas que me enseñó fue durante las audiciones. Los actores entraban y él me decía: ‘Quentin, no los ayudes en su primera lectura. No les des ninguna guía. No les digas cómo quieres la escena, ni tampoco les digas lo que estás buscando. Ellos han accedido al material de lectura y tienen su propia propuesta. Déjales que te la muestren, nunca verás lo que tenían en la cabeza la primera vez a menos que les permitas hacerlo. Un ajuste es lo más fácil del mundo para dar, y tú eres el director, harán lo que les digas que hagan, pero déjales hacer la primera propuesta con la que ellos vinieron’. Y me he aferrado a ello durante los últimos 21 años”.