Recordamos la premier de ‘Titanic’ 25 años después
Fue el 14 de diciembre de 1997 en el Mann's Chinese Theater de Hollywood y el 23 de marzo de 1998 la película ganó 11 premios Oscar. No busques a Kate Winslet junto a DiCaprio en la alfombra roja porque no fue. Se acababa de morir su novio.

¿Alguien en esta sala todavía no ha visto Titanic de James Cameron? La verdad es que lo dudo. Por eso vamos a recordar algunas anécdotas y curiosidades de la película que precisamente hoy (23 de marzo) cumple 24 años desde que se alzó con 11 premios Oscar y 25 desde su estreno en salas. Puede que este año –el próximo domingo 27 lo sabremos– El poder del perro de Jane Campion la supere si hace pleno, porque está nominada en 12 categorías. Pero de momento Titanic lidera, junto a Ben-Hur (1959) y El señor de los anillos: el retorno del rey (2003), el ‘club de los 11’, es decir, ese al que de momento solo pertenecen estos tres títulos que con 11 estatuillas siguen siendo los más premiados de la historia de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos.
El proyecto arrancó por un interés personal cuando James Cameron conoció al oceanógrafo Robert Ballard, descubridor del precio del Titanic que se hundió en las gélidas aguas cercanas a la costa de Terranova la noche del 14 de abril de 1912. Tanto le emocionó aquel encuentro, que incluso se sumergió a más de 10.000 metros de profundidad para explorar y grabar los restos del naufragio. Ahí empezó su trabajo de documentación descomunal, antes de comenzar a escribir el guion e incluso de convencer a Paramount Pictures y a 20th Century Fox para que financiaran la película. Fue una producción complicada, muy larga, en la que costó que ambas productoras entraran al trapo porque tenían sus dudas sobre el resultado. Sin embargo, los 200 millones de dólares que costó el filme –la construcción del trasatlántico no llegó a 8 millones de dólares de la época– los recuperaron con creces: 2.187 millones de dólares de recaudación.
Para sus protagonistas, Kate Winslet y Leonardo DiCaprio, supuso el pistoletazo de salida de dos carreras brillantes coronadas en la actualidad con sendos Oscar: ella por El Lector (2008) y él por El Renacido (20015). Entonces solo Kate estuvo nominada a mejor actriz y muchos se quejaron de que Leonardo ni siquiera optara a la estatuilla. Gwyneth Paltrow, Nicole Kidman, Madonna, Jodie Foster, Cameron Diaz y Sharon Stone fueron los otros nombres que se barajaron para interpretar a la bella Rose Dewitt Bukater, pero en el caso de que hubieran sido elegidas tampoco creo que ninguna hubiera conseguido el premio. Para el papel de Jack Dawson se hizo una audición a Matthew Mcconaughey. Nosotros también hubiéramos apostado por Leo.
Otra curiosidad, a pocos días de que se celebre la 94 edición de la gala de los Oscar, es que Titanic fue la primera película en tener a dos personas nominadas al Oscar por interpretar al mismo personaje (Kate y Gloria Stuart, ambas en el papel de Rose, la primera cuando era joven y la segunda, de anciana). La verdad es que se ha escrito tanto sobre la película de James Cameron que cuesta elegir. A mí me gusta recordar que todas las alfombras que aparecen en la película fueron realizadas por la misma casa de alfombras que vistió los suelos del barco en 1912, que parte del barco de la película también fue construido por la misma compañía que botó el Titanic original, que la mano que dibuja a Rose en el filme fue la del mismísimo James Cameron y que como este es zurdo, hubo que reflejar la imagen en una pantalla porque DiCaprio es diestro. Ah, y que la frase “¡Soy el rey del mundo!” es una de las 100 más grandes del cine, según el American Film Institute, y que no fue escrita por Cameron, sino que fue pura improvisación de Leo.
Como buena amiga de los animales, cierro el artículo recordando que James Cameron filmó una escena en la que recreaba la angustia que también vivieron muchas mascotas que viajaban a bordo. Finalmente se eliminó del metraje –la película ya dura bastante: 195 minutos–, pero nos perdimos esos momentos en los que por lo visto un pasajero, también en la vida real, liberó a perros y gatos para que intentaran salvarse. Un superviviente recordó años después a un bulldog francés nadando en el océano. La verdad es que agradezco que se borrara la secuencia. Y hasta aquí nuestro homenaje a una gran película, bastante cursi, por cierto, que hoy recordamos a través de las imágenes que nos dejaron sus protagonistas en la noche de su premier. No busques a Kate Winslet porque no pudo asistir. Su novio de entonces, el actor Stephen Tredre, acababa de fallecer. Tampoco pudo acudir la actriz Kathy Bates, que daba vida a la superviviente Molly Brown.

Ana es experta en cine, televisión, teatro, música, libros, arte y celebrities. Lleva más de 20 años escribiendo contenidos de cultura y espectáculos, y el cine, internacional y patrio, es su especialidad. Ha visto tantas películas (buenas, buenísimas, malas y perdonables) que su olfato cinéfilo está hiperdesarrollado. Sus críticas nunca fallan. Bueno, alguna película iraní sobre antropología social solo le ha gustado a ella, pero eso es por culpa de su empatía. También tiene el músculo desarrollado en el género de la entrevista, con la habilidad de tocar la fibra sensible a todo aquel que se siente frente a su grabadora. Por eso los talents con los que conversa acaban compartiendo con ella y con los lectores secretos e inquietudes inconfesables.
A estas alturas de su película ya ha perdido la cuenta de las celebridades con las que ha trabajado, pero no olvida algunos de sus nombres. Entre ellos, ha entrevistado a grandes estrellas de Hollywood como Robert De Niro, Brad Pitt, Angelina Jolie, George Clooney, Ethan Hawke; a algunos de los mejores actores y actrices españoles de la historia como Javier Bardem, Penélope Cruz, Luis Tosar, Antonio de la Torre, Elena Anaya, Najwa Nimri, y también a personajes imprescindibles de la cultura como Mario Vargas Llosa, Arturo Pérez-Reverte, Plácido Domingo, Antonio Vega, Alaska, Antoni Tàpies… Todavía no ha escrito un libro, pero material inédito de todos ellos tiene de sobra.
Su vocación periodística despertó en la infancia por la pasión que le provocaban Las Aventuras de Tintín. Por eso en 1996 se licenció en Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad San Pablo CEU de Madrid. Entonces ya sabía que Hergè, más que a un reportero, había parido a un trotamundos hambriento de aventuras. Quizá por eso los viajes son su otra especialidad como plumilla: Cuba, Rusia, Ucrania, Finlandia, Turquía, Marruecos, Egipto… No hay destino en el que no descubra el mejor estilo de vida porque también sabe comer, beber y dormir como Dios manda. Todos estos reportajes y entrevistas se han publicado en prensa escrita y digital: los periódicos Diario 16 y 20 Minutos, y las revistas QMD!, Diez Minutos y Esquire. Desarrolló también su vocación divulgativa como docente en la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid. Fueron solo unos años porque prefiere la acción.
Cuando no trabaja, baila, nada, cose, medita, hace fitness, bici, yoga, caballo y cuida bonsáis. Quiere aprender Tai chi, pero se lo está pensando.


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