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Para reconectar con su hija de tres años, que había quedado separada de él por un océano y una pandemia, Michel Gondry tuvo una idea tan loca como preciosa: hacer películas juntos. A cada poco, él pediría un título a la niña y unas semanas más tarde, ella recibiría un pequeño corto de animación. Eran historietas de fantasía, religadas con la asociación libre propia de la infancia, pero Maya era siempre la protagonista y permitían que la niña –y especialmente su padre– se distrajeran. En casa, la madre le leía a Maya los títulos y los diálogos de cada sketch, y luego informaba al cineasta sobre las reacciones de la pequeña, qué le gustaba y qué no tanto. Como un cuento, hecho exactamente a medida.
Aunque el director ya animó un pequeño cortometraje para ‘El libro de soluciones’, ‘Maya, donne-moi un titre’ resulta tan absurdamente divertida que se rechaza toda comparativa. Quizás podamos compararla con el cerebro estimulado de una criatura, o con un vivaracho road-trip en familia numerosa. Narra este cabaret de recortes coloridos e ideas al aire, inexplicable como un chiste interno e igual de puro, el fantástico Pierre Niney. Pero los sueños compartidos durante estos sesenta y un minutos de duración, son de Michel y de Maya, y de nadie más.
Maya y Michel presentaron su película en el Festival de Berlín ante la prensa internacional. Les entrevistamos en grupo, y editamos las respuestas para mayor claridad. Pongámonos en contexto: imaginad una gran mesa de madera con seis periodistas nerviosos –¿cómo se entrevista a una niña?–, y dos cineastas (uno de 61 años y otra de nueve), sentados entre medio, jugando a las respuestas. Leed, encontraréis ternura e ideas sorprendentemente lúcidas.
¿Cómo cambió vuestra relación al hacer la película?
Maya: No cambió mucho. Nos vemos un poco más, porque cuando hace una película en Francia, mi padre viene a Francia y yo vivo en Francia, así que... Lo veo un poco más, sí.
Michel: Bueno, siento que no soy el mejor padre del mundo, pero lo compenso con esta película. Siempre es bueno hacer algo sólo para una persona, hace único el gesto. No es como ir a la tienda y comprar algo.
¿Qué significa para vosotros ver una película en el cine y en casa?
Maya: El cine es nostalgia. Ver películas antiguas y cortometrajes, que no había visto en años. Me gusta más el cine. Te ríes más, porque hay gente en el mismo lugar. Sí, me gusta. [Apunte: creo que Maya ha sintetizado excelentemente la esencia de la sala]
¿Era difícil sorprender a Maya con los cortometrajes?
Michel: Sí y no. A cada título, la idea se volvía más rara. Como yo podía ver que ella lo entendería todo, yo iba más allá del absurdo. Igualmente, hay un elemento con el que ella siempre se puede identificar. Ella es la protagonista, pero también está su madre, su abuelo, su gato… Al principio, por lo general, está en casa y luego evoluciona hacia historias tontas. Y también puede ver cómo convierto sus palabras en una historia. Eso sí, cuando hablamos siempre uso vocabulario normal. Si no lo entiende o no conoce una palabra le doy la definición. Nunca la infantilizo.
Maya, ¿has visto las películas de tu padre? ¿Qué piensas de ellas?
Maya: Sí. Creo que son decentes. [Aunque no sabe decir cuál es su favorita]
Michel: Algo que me gustaría añadir sobre su experiencia con las películas, y creo que pasa igual con la mayoría de los niños, es que siempre preguntan quién es malo o quién es bueno. Y creo que es lo que sentimos como adultos y espectadores, pero no lo decimos. Pero eso es muy importante para ella y para la mayoría de los niños: saber de inmediato quién es malo o quién es bueno, aunque a veces los personajes malos fingen ser buenos, y resulte confuso.
Michel, ¿puedes hablarnos un poco sobre tu proceso?
Michel: El título ya me da muchas ideas, que van generando más nuevas ideas. Y cada ramificación que no tomo, la recupero para otra escena que necesite un elemento externo. Es muy divertido, especialmente porque no tengo un productor que me diga qué hacer. En cualquier caso, si Maya es productora, también es guionista y público.
Maya, ¿te gustaría seguir escribiendo?
Maya: Ah, sí. Tenía que escribir una historia para la escuela. Era sólo un cuento corto, pero yo escribí una historia muy larga, nueve páginas pequeñas. Que son pequeñas pero son nueve. Y luego me preparé para leer la historia, pero la maestra me dijo que leyera sólo la primera página. Y eso no lo entendí. Me había tomado mucho tiempo escribir mis páginas...
Michel: En el último informe, la maestra dijo que participaba más de lo que se le pedía.
¿Qué os convierte en un gran equipo cuando trabajáis juntos?
Michel: Nos conocemos y nos descubrimos mutuamente. Maya es divertida y es curiosa. Entiendo su espíritu, cómo toma palabras y la mezcla. Y ella entiende mi espíritu, cómo puedo tomar un tema extraño y construir una historia que tenga sentido. Así que básicamente es eso.
Maya, ¿aprendiste algo de estas películas?
Maya: Aprendí que mi padre hizo todas estas películas para mí y para hacerme feliz.
Michel: Sí, no trato de insertar moralejas en absoluto. Hago que ella gane, pero la vuelvo un poco loca. Pero creo que es divertido que en la película Maya sea autoritaria. Quizás entonces pueda ver cómo es, pero realmente no trato de educarla. Es más entretenido mostrar que todo vale, básicamente.
[Maya, entonces, se inventa una narrativa sobre sombreros: “Sería divertido si, por ejemplo, cuando tomo mi helicóptero y lo pongo ahí, y luego cuando lo tomo de nuevo, cambio y pongo estos dos”. Su padre replica: “Ah, sí, eso es verdad. Tendrías que cambiar el orden, pero sí, es una buena idea. Es una buena historia”. ¿Hemos visto la génesis de una posible secuela?]Maya, ¿de mayor te ves haciendo películas como tu padre?
Maya: Bueno, es un trabajo muy duro. Y tengo mucho tiempo para pensar en eso, aún. Pero sería divertido.
Michel: Háblanos de tu aplicación que hace tráilers. [Maya nos cuenta sobre iMovie, cómo lo usa para juntar fotos y poner música y texto, a lo que prosigue su padre: “Es una de las ocupaciones constructivas del ordenador y del móvil”].
Michel, ¿compararías esta película con tu documental en diálogo con Noam Chomsky, ‘Is the Man who is Tall Happy?’?
Michel: Es el completo opuesto. Chomsky, cuando comprendía algo ilustraba su significado. Y yo cuando me perdía, simplemente recurría a la abstracción. Pero para hablar con Maya no necesito ser abstracto.
¿Y qué tenéis entre manos para el futuro?
Michel: Yo estoy escribiendo algo. Es una película de terror, pero cuanto más escribo, más se parece a una comedia. Así que no sé qué va a ser. Maya podría estar en la película.
¿A ti te gustaría actuar delante de otra gente?
Maya: Sí, es divertido.
Michel: Bueno, me gustaría que actuara para mí, pero no me gusta la idea de que sea actriz. Eso tiende a fastidiarte la cabeza. Creo que las personas que quieren ser actores tienen un problema. Es difícil de decir, de explicar, pero quieren ser vistos. Sé que no debería juzgar esto, pero las personas que quieren ser actores y que estudian interpretación, para mí, no son las mejores personas para mi trabajo. Actúan por necesidad de estar expuestos a otros, de hablar con otros.
¿Cuál es la conversación más filosófica que habéis tenido?
Michel: Tenemos conversaciones muy profundas. Recuerdo haberle preguntado si sabía lo que era una idea cuando era mucho más joven. Y ella dijo que sí. Yo le pregunté, por supuesto, qué era. Y ella dijo, “bueno, es como si intentáramos hacer algo y no pudiéramos. Entonces, uno de los amigos viene con una idea y resuelve el problema”. Era un uso práctico de una idea. O, por ejemplo, un día fuimos a una gran tienda de bricolaje, con muchos callejones sombríos sin salida. Entonces definimos qué era “sombrío”. Desde entonces, se muere por ir a sitios sombríos y ha desarrollado un gran interés por las estaciones de metro en desuso, las estaciones fantasma.
Creo que todavía quedan algunas por aquí en Berlín.
Maya: [ilusionada] ¿Y sabes dónde están?
Especialista en películas de estreno y series de actualidad, festivales internacionales y todas las novedades de cine de autor. Se graduó en Comunicación Audiovisual en la Pompeu Fabra, en el área de Análisis y crítica.
Lleva seis años escribiendo reseñas y cubriendo noticias en Fotogramas, es la firma semanal de cine en Tot és Comèdia de SER Catalunya y Va de Cine de Radio 4, y colabora regularmente en Gara, El Cultural y SensaCine desde el festival de Cannes, Venecia y Berlín. Se ha colgado la medallita por ser la segunda persona de España en recibir el distintivo Berlinale Talents como periodista.
Le apasionan las series (habla de ellas en Plaça Tísner de Betevé) y el anime, del que escribe en Serielizados y al que da vueltas en el podcast Sopa de Miso, de la misma revista. Podréis leer sus artículos sobre videojuegos indie en la revista LOOP, de GameReport, y ha publicado un capítulo en el libro “Pier Paolo Pasolini. El grito que no cesa” (Semana Internacional de Cine de Valladolid y Caimán, cuadernos de cine, 2022).
Es parte del comité de programación del Festival l’Alternativa de cine independiente de Barcelona, para quienes también lleva la prensa. Desde el año pasado, programa películas sobre vino en el Festival Most. Le veréis como participante y coordinando actividades educativas alrededor del cine, en colaboración con ciclos, festivales y escuelas como La Casa del Cine o ESCAC. Hoy se gana el sueldo, también, como docente de Narrativa Audiovisual en el Grado de Videojuegos de la Universitat Politècnica