El Club, De Pablo Larraín. Estreno en cines 9 de octubre
Con sus inigualables cómplices habituales: Alfredo Castro, Roberto Farías, Antonia Zegers
Quién Un siempre inspirado, audaz y brillante cineasta que se mejora con cada película, Pablo Larraín, y van cinco seguidas. De seguir así, la próxima será una obra maestra
Origen Hace 5 años, el cineasta ve una foto de una casa idílica alemana, con su impecable jardín, vistas armoniosas y un halo de paz y felicidad a su alrededor, y descubre con enorme sorpresa que su propietario es un antiguo cura chileno con un pasado de inculpaciones pedófilas que, a pesar de ella, la disfruta en total impunidad. Y hace dos años Larraín se lanzó a un proyecto teatral, un monólogo de una hora, sobre los diferentes tipos de abusos sexuales. La mezcla de ambas ideas, la imagen de la casa y el texto dramático es el embrión de El Club.
Qué En una coqueta finca de La Boca chilena viven cuatro curas con un oscuro pasado de pecados y delitos, junto a una monja que les sirve de ayuda y, al mismo tiempo, de guardiana de sus bajos instintos, sin duda, reprimidos, pero aún latentes. La llegada de otro inquilino alterará sus costumbres y provocará el posible cierre de este particular refugio.
Cómo Hay que ser muy valiente para lanzarse al tema de las casas que sirven a la poderosa Iglesia para retirar de la circulación (siguiendo su terminología) a sus miembros extraviados. Pero aún hay que ser más inteligente aún y sutil para tratar este asunto con la delicadeza, la ironía, la frialdad y la distancia con la que lo consigue Pablo Larraín.
Inquietantes inquilinos Una vez retirados de mundanal ruido, en una primera parte, El Club nos muestra a qué dedican su tiempo libre, la total pérdida con la realidad y el relajamiento de sus costumbres, puertas adentro. Si la primera mitad es fuerte, la segunda, cuando los inquilinos ven tambalear su refugio terrenal, ahí, se sueltan la melena y no respetarán límite alguno para conservar su refugio.
Escena gloriosa Pablo Larraín, como excelente creador de imágenes inolvidables, abre su película con todo un resumen de la situación de sus personajes. Un galgo persiguiendo a su presa, hora tras hora, día tras día, entrenado por uno de los curas que le hace perseguir lo que más desea, devorar a su víctima, y que nunca le dejará acercarse a ella. Y el perro correrá y correrá, cada día más veloz y con más ganas, porque lo que más está sólo a un palmo de su hocico y su frustración se duplica cada día.
Frase Si se acaban los pobres, se acaban los santos, y eso sería gravísimo. Pablo Larraín maneja tan hábilmente la espada (en escenas en los que el silencio de la sala se podía palpar) como la cruz (en forma de humor despiadado y corrosiva ironía). Sus planos en gran angular de los curas hablando de su pasado, como si fuese el espectador el propio confesor, son de helar la sangre, y minutos después, su brillante pluma sabe dosificar una suficiente dosis de sonrisas, en perfecto equilibrio.
Resultado Una de las mejores películas del año que en el pasado Berlín se llevó el Oso de Plata, el gran premio del Jurado, y que, seamos sinceros, si Jafar Panahi no tuviese unas circunstancias personales muy especiales (Taxi Téhéran es muy buena película pero El Club gana por goleada), quizás el Oso de Oro de Panahi hubiese recaído en el cineasta chileno. Ahora debería ser el supremo jurado, el público, quien le otorgue figuradamente el galardón acudiendo en masa a los cines en su estreno el 9 de octubre. Sólo si ves El Club puedes decir que has visto cine de verdad, este año.
Reacción de la Iglesia No hay comentarios... pero seguro que también la han visto