La carrera de Monica Bellucci ha aunado siempre películas pequeñas y grandes. Algo con lo que era normal arrancar la rueda de prensa en el Festival de San Sebastián, en el que hoy recibirá el Premio Donostia por su carrera. "He tenido la oportunidad de trabajar con muchos directores diferentes, muchos de ellos comerciales. Pero siempre digo que mi trabajo como actriz es una experiencia humana. Estoy en España y es un honor y estoy emocionada de recibir un premio de un festival al que respeto muchísimo. Para mí mi trabajo es una pasión. A través de mi trabajo puedo conocer todo el mundo. No es una experiencia como actriz, sino una experiencia humana. Recibir un premio no es una cuestión de tu ego, sino de amor. Mi trabajo representa una comunicación. Todos necesitamos comunicar quiénes somos, y yo lo hago a través de mi trabajo, es una manera de conocerme además de por las oportunidades que me ofrece".

Y además de su diversa cinematografía, tampoco faltó la pregunta de uno de los temas que siempre le han mencionado, como ella misma ha reconocido, el de la belleza: "Me han preguntado muchísimas veces eso, y siempre digo lo mismo: la belleza dura unos cinco minutos de tiempo. Cuando eres guapa la gente se siente curiosidad, pero si no hay nada detrás, nada sucederá. Ahora tengo casi 53 años y sigo trabajando. Espero que no sea sólo por mi belleza". Igual de correcta se ha mantenido cuando le han preguntado cuándo sintió que era una estrella. "Hay sólo una persona que puede hacer sentirte como una estrella, y esa es tu madre".

Una carrera que sigue creciendo, y en la que se quiere mantener. Por eso no se ve detrás de la cámara. "Me gusta mi trabajo y siento que todavía tengo que aprender mucho, y creo que nunca vaya a dirigir. Quizás producir o incluso escribir si saliera alguna idea, pero a nivel de dirección, no. Tengo demasiado respeto por la dirección y prefiero interpretar, que creo que tengo mucho que dar".

Bellucci afirmó que ve que las cosas están cambiando para las actrices, pero para las mujeres en general."Las mujeres tienen mucho más respeto para sí mismas. Somos diferentes a nuestras madres y a nuestras abuelas, tenemos más valentía y podemos decir lo que necesitamos decir, es lo que hemos aprendido de las mujeres del pasado. Y el cambio se da en todas las profesiones. En el cine también lo vemos más, por eso vemos a actrices que siguen teniendo carreras tan potentes como Julianne Moore o Judi Dench. Me parece hermosísimo ver esta evolución". Pero ella es consciente de que falta mucho por hacer respecto a temas de igualdad: "En ocasiones la sociedad no establece un equilibrio. Dejar a tu bebé cuando tiene meses para volver a trabajar es un ejemplo de que las leyes no las hacen las mujeres. Por eso la lucha debe seguir. He luchado toda mi vida para ser libre, y las mujeres hemos de aprender a ser independientes, también mentalmente".

Cuando la han mencionado si ha visto cine vasco, la ganadora del Premio Donostia ha contestado con otra reivindicación a los políticos: la financiación de proyectos pequeños para que se dé a conocer el talento de algunos cineastas:"Quizás exista aquí el mismo problema que hay en Italia. Pero el problema es más económico y político, si no hay dinero será difícil encontrar directores y actores. En Francia hay ayuda política, no sólo para el cine, para la cultura en general. Creo que hacen 250 películas al año. En Italia son unas 100. Aquí creo que es igual... Por tanto sí, necesitamos más ayuda".

Bellucci se siente muy orgullosa de todos los proyectos que le han llegado, por eso asegura que si tuviera que retroceder, repetiría sus mismos pasos. "Es muy difícil elegir entre las películas y directores. Cada uno me ha ofrecido diferentes oportunidades de crecer". Y fuera de la clase que sea, porque su lista de películas se caracteriza por la heterogeneidad. "He interpretado películas que no han tenido éxito y otras que ni siquiera han visto la luz. Desde 'La pasión de Cristo' o 'Matrix'. Al igual que esas he hecho otras que no han ido a ninguna parte, pero que han sido grandes experiencias", declaraba la italiana.

Pero era imposible no resaltar algunos más que otros, y por eso han salido dos de sus papeles más relevantes: Uno el de 'Malèna', que la trajo a San Sebastián hace dieciséis años. "'Malèna fue muy romántica, pero también muy violenta. La poesía y la violencia forma parte de mi trabajo. Algo que algún día lo llegaré a entender. Yo quería trabajar con Tornatore, pero hay que cuidar lo que deseas. 'Ten cuidado con lo que quieres, porque igual puede que suceda' se suele decir. Lo mismo me pasó con las hermanas Wachowski y con Kusturica". El otro papel, o escena mejor dicho, por la que se le ha preguntado de su carrera es aquella en un túnel en 'Irreversible': "Fue una película muy violenta, pero el cine es una representacion de la realidad, no es la realidad". El significado de la película es fuerte: es violenta pero habla del amor. Cuando se estrenó en Cannes, la gente se asustó por su violencia, y hoy es una película de culto y se estudia en las universidades. Cuando haces una película no sabes lo que va a suceder con ella. Quizás en un futuro entenderé por qué he elegido proyectos tan duros. O en otra vida".