Cuando llego a la entrevista con Raphaëlle Pérez, la actriz protagonista de ‘Mi vacío y yo’, ya está sentada en la terraza del hotel, concentrada escribiendo en su móvil. Traje chaqueta negro estilo tweed con ribete blanco, pelo recogido muy formal en contraposición a unos zapatos de tacón de vértigo, un collar finísimo frente a un broche de una libélula en la solapa. Impresionante.
Le comento que resulta curioso que, al final, todo su outfit es una dualidad de contrastes. Raphi Pérez, que me observa con su mirada tan especial, me comenta que esa ha sido la constante en su vida. “Siempre he tenido la necesidad de pasar desapercibida, como si me quisiese hacer muy pequeñita y desaparecer ante los ojos de los demás. Al mismo tiempo también surge de mi interior un impulso por dar la nota y reivindicar mi espacio”. Casi como en el cine de Almodóvar, que tanto le gusta, por unir intimismo y trasgresión, en sus historias.
Raphi Pérez me cuenta sus primeras emociones cinéfilas con las películas de Disney que veía en bucle, de pequeña. “Un lugar seguro, bello, resplandeciente, donde podías ser la que realmente eras, y deslumbrar al resto”. Luego se dio cuenta de que las princesas se pasaban la vida esperando, encerradas en el castillo. Eso sí, los príncipes siempre de tournée. No se sabe muy bien dónde.
Para Raphi este momento es como revivir sus sueños de infancia. Pasar de su trabajo en el centro de operadoras telefónicas, a las alfombras rojas de los cuatro rincones del mundo, se ha convertido en su realidad cotidiana. ‘Mi vacío y yo’, de Adrián Silvestre, ha sido seleccionada en docenas y docenas de festivales y los que quedan aún. La actriz ha acompañado al equipo a todos los lugares, a los que le ha sido posible asistir.
“Detrás de este sueño está la realidad de mi trabajo diario, el que permite pagar las facturas. Mis compañeras en la oficina me ven en las redes sociales un día en un festival de Los Ángeles (otro sueño más que ha cumplido: visitar la ciudad y, por si fuese poco, recibir un premio en la meca del cine) y dos días después, fichando con ellas por la mañana. La suerte es poder contar con unos jefes que han comprendido la importancia de este papel y que me apoyan en todo lo que pueden”.
Al fin y al cabo, esa es la realidad de nuestras actrices del país. Excepto un puñado de ellas, la mayoría tienen que compaginar días de alfombra y años de oficina. Sobre todo, las actrices que inician su carrera. Raphi Pérez trabajó con Neus Ballús, en la maravillosa ‘Seis días corrientes’ (aunque por montaje se cortó parte de lo rodado). Actuó también en teatro, que le aportaba una energía diferente, y en el que no podía evitar un miedo escénico, minutos antes de cada noche de función. La guinda de su prometedora carrera ha sido la actriz protagonista de ‘Mi vacío y yo’. Actuación que le ha valido un impresionante reconocimiento de crítica y público, además de la impresión de que podría obtener una candidatura como actriz revelación en los Goyas.
El camarero retira las tazas y Raphi le mira como tanta admiración y respeto, como si fuese la misma Virginie Despentes, una de sus escritoras preferidas (he reconocido su última novela en su bolso porque yo también la leí). En ese momento, creo por fin descubrir el secreto de la fascinación que esta actriz demarra por cada milímetro de la gran pantalla. Busca la esencia de cada persona. Se transforma en un espejo que irradia una infinita confianza y una total seguridad. Empatiza ante cualquier persona porque sabe que, detrás de un cuerpo, siempre hay una larga historia que, algún día, puede que sea contada.
Raphi Pérez, icono de todo un colectivo y de la juventud (esa nueva generación que ha dejado de pensar en blanco y negro), tuvo la mejor y más severa escuela de actuación que nadie podría imaginar. Interpretar durante casi veinte años un papel que no le correspondía. El público se alegra infinitamente de que no haya decidido desaparecer y, por fin, haya optado por lo que mejor sabe hacer: deslumbrar con su talento y humanidad. Y lo ha logrado con creces. Más que deslumbrar, nos ha hipnotizado.
Made In Spain 70º Festival de San Sebastián
Título original: Mi vacío y yo. Dirección y montaje: Adrián Silvestre. Reparto: Raphaëlle Pérez, Alberto Díaz, Marc Ribera, Isabel Rocatti. Guión:Adrián Silvestre, Raphaëlle Pérez y Carlos Marqués-Marcet. Fotografía:Laura Herrero Garvín. País: España, 2022. Duración: 89 minutos. Distribución: Filmin. Estreno: 9 de septiembre de 2022.
Sinopsis: Raphi es una persona joven y algo naíf. Escribe poemas y sueña con enamorarse de un príncipe azul. De su Francia natal se traslada a Barcelona, donde la realidad está muy lejos de ser como la proyecta. Todo su entorno le dará consejos, soluciones y recomendaciones, pero solo el tiempo y la experiencia ayudarán a Raphi a encontrar su lugar en el mundo.