Casi seguidas en la programación de la sección oficial del festival de San Sebastián, el público ha podido disfrutar de dos impresionantes películas sobre la manera de abordar la desaparición inesperada de un ser querido, la danesa, ‘Resten af livet (Forever)’ y la francesa, ‘Le lycéen’.
El cineasta danés, Frelle Petersen, desarrolla su tercera película a partir de un sólido y estructurado guion. En una familia absolutamente respetuosa de la tradición, tanto como la sociedad en la que viven (donde cuesta hasta probar un nuevo café, aunque solo sea por una vez), la celebración del cumpleaños de sus miembros, los padres y sus dos hijos, conlleva todo un ritual.
Todos despiertan al cumpleañero, hasta la mascota de la familia, cantándole una melodía tradicional, desayuno todos juntos en la cocina y conversaciones sobre los recuerdos conjuntos. La primera parte comienza con el aniversario de la madre y despliega todo este protocolo familiar. Tras una bellísima elipsis que, en ningún momento, explica el motivo de la muerte de uno de ellos, el resto de los miembros tendrán que volver a celebrar los cumpleaños. La familia intenta sobrellevar esta pesada ausencia, sobreponiéndose incluso a la celebración más inquietante, la de la persona fallecida.
Con un ritmo pausado la historia va mostrando las fisuras que sufre cada integrante. El duelo hace mella en ellos desde diferentes ángulos: tristeza, baja laboral, aislamiento personal, tensiones en el grupo… desde la imposibilidad de asumir lo ocurrido, a la necesidad de asimilarlo lo más rápidamente posible.
‘Forever’ es sincera, brillantemente interpretada y honesta. La inteligencia de su guion no impide una sensación de repetición en su narrativa. La película es un gran encuentro con la intimidad familiar del necesario duelo, que el cineasta cierra con gran lucidez.
Christophe Honoré regresa en plena forma tras dos décadas de carrera y, las cuentan no fallan, quince largometrajes en su haber. ‘Le lycéen’ podría verse por sus paralelismos junto a su película de 2008, ‘La belle persone’. Léa Seydoux interpretaba a una estudiante de 16 años, partir de una historia de ‘La Princesa de Cléves’, de la escritora y aristócrata del siglo XVII, Madame de La Fayette. La protagonista cambia de instituto por la muerte de su madre y se enfrenta a la decisión de elegir entre un compañero de su edad o, su gran pasión, el profesor de italiano.‘Le lycéen’ es como la versión actualizada de aquella película. Aquí el estudiante tiene un año más, el difunto es su padre (interpretado por el mismo cineasta) y también tendrá que decidir entre un amigo de su edad o, su gran descubrimiento en su primera visita a París, un chico de casi treinta años (que, para más coincidencias, canta de maravilla en italiano).
Lo que han cambiado nuestros tiempos desde tan solo el año 2008 es apabullante. Hemos pasado una pandemia mundial que ha alterado y fragilizado a gran parte de la sociedad. Sin lugar a duda, la adolescencia, el periodo que más necesita libertad, se ha visto especialmente afectado. La desaparición del padre también implica para el protagonista de la historia un salto a la madurez. Este coming of age en que, de forma directa, renueva su voz. Un discurso nuevo para una edad diferente.
Con sus habituales homenajes a la forma de filmar de la Nouvelle Vague, sus intervenciones directas a la cámara y con dos protagonistas en estado de gracia, grandísima Juliette Binoche y el debutante Paul Kircher (que ya tiene casi en su bolsillo el Cesar francés de actor revelación), es imposible no caer en el encanto de magia novelesca de Christophe Honoré.