¿De qué va?. Maud Lewis (Sally Hawkins) es una de las figuras más inspiradoras en el arte canadiense. Aquejada de artritis reumatoide desde su infancia, pasó su vida temprana recluida por sus supuestas limitaciones personales. Tras dejar el hogar familiar y empezar a trabajar a las órdenes de un huraño pescador (Ethan Hawke), Maudie se acaba convirtiendo en una de las artistas más famosas de Canadá gracias a sus coloristas pinturas, un pasatiempo que se convierte en profesión y que la lleva a ser una de los artistas favoritos de Richard Nixon.

¿Y qué tal?. Sólo el Festival de Cannes supera en influencia al mercado del Festival de Toronto. Durante los diez días que dura el festival, la ciudad canadiense se convierte en un hervidero de negociaciones y acuerdos para la compraventa de los derechos de distribución de muchas de las casi 300 películas que este año se pueden ver en el TIFF y que todavía no tienen una compañía que se haga cargo de su estreno en Estados Unidos. En esta edición títulos como 'Jackie' (comprada finalmente por Fox Searchlight tras una importante guerra de pujas), el biopic 'LBJ', el drama con Rooney Mara 'Una' o el 'Colossal' de Nacho Vigalondo son algunos de los títulos más sonados, pero no los únicos. Desde Irlanda llega un biopic de la pintora canadiense Maud Lewis que, en manos de una distribuidora hábil que que planifique una buena campaña publicitaria, podría dar la segunda nominación al Oscar a la inglesa Sally Hawkins.

La actriz de 'Blue Jasmine' y 'Happy, un cuento sobre la felicidad' tiene entre manos uno de esos personajes que a la Academia siempre le ha gustado reconocer: una excéntrica artista con problemas de salud y una vida traumática que permite a Hawkins lucirse con una transformación radical. A nivel emocional y vocal, pero también desde un punto de vista físico: la acción del filme transcurre durante varias décadas en las que Maud envejece y su estado de salud empeora por culpa de la enfermedad que sufrió cuando era pequeña. Un personaje puede caer en el exceso y paroxismo en las manos equivocadas, pero el trabajo de la actriz es sutil y emotivo. Hawkins vende de forma natural el viaje de una mujer que pasa de ser una persona desahuciada por su familia a una artista de fama internacional con la capacidad de mejorar la vida de las personas que tiene a su alrededor.

En el camino al éxito Maud vive un complicado romance con un hombre que la contrata cuando ella decide irse de su casa, harta de que le digan que no vale para nada. Ethan Hawke no tiene tanto con lo que jugar - y el personaje está peor escrito, siendo bastante incoherente en algunos momentos de la trama -, pero Edward y Maud forman una extraña pero empática pareja con la que el espectador acaba conectando a pesar de ciertos problemas en su desarrollo y de que, por momentos, eclipse el aspecto más interesante del relato: el triunfo contra todas las adversidades que consigue Maud.