¿Quién? El escocés Paul McGuigan da el salto al cine basado en hechos reales tras una carrera dedicada íntegramente al cine de género. En su filmografía aparecen desde thrillers curiosos como 'El caso Slevin' a grandes desastres como 'Victor Frankenstein', la última versión cinematográfica del mítico personaje de la Hammer. 'Film stars don’t die in Liverpool' parece una elección sorprendente para el cineasta, pero conviene recordar que incluso Wes Craven, uno de los reyes del cine de terror, aparcó su especialidad para darle una nominación al Oscar a Meryl Streep con el drama 'Música del corazón'.

¿De qué va? La película, cuya premisa recuerda poderosamente a 'Mi semana con Marilyn', es una adaptación de las memorias del actor británico Peter Turner (Jamie Bell), en las que el intérprete hablaba largo y tendido de su relación sentimental con la actriz Gloria Grahame (Annette Bening), uno de los rostros más emblemáticos del cine noir y ganadora del Oscar a la mejor actriz secundaria en 1953 por 'Cautivos del mal'.

¿Y qué tal? 'Film stars don't die in Hollywood' es una de esas películas donde es evidente el cariño por el material de origen de quién está delante y detrás de la cámara. Los actores Annette Bening y Jamie Bell, y el director Paul McGuigan renunciaron a sus sueldos habituales y cobraron todos la misma cantidad de dinero para poder sacar adelante la adaptación al cine de las memorias de Peter Turner. Barbara Broccoli, la productora y dueña de las películas del agente 007, compró hace veinte años los derechos de adaptación del libro de Turner para honrar la figura de Gloria Grahame, de la que había sido amiga durante mucho tiempo. El esfuerzo y sacrificio de todos ellos hicieron posible una producción barata, llena de interiores y cromas que, sin embargo, se convierte en un triunfo gracias al cuidado dibujo de la relación sentimental entre Turner y Grahame y la extraordinaria química que surge entre la pareja protagonista.

Es difícil pensar en alguien más adecuada que Annette Bening para interpretar a una estrella del Hollywood clásico como Gloria Grahame. Cuando Brocooli compró los derechos, se puso rápidamente en contacto con la protagonista de 'Los timadores', pero entonces era demasiado pronto y el proyecto se quedó en el limbo. Su privilegiado lugar en la industria durante los últimos 25 años, el icónico matrimonio con Warren Beatty y su trabajo en 'Conociendo a Julia' se convirtieron en las mejores herramientas posibles para una intérprete que da aquí la, posiblemente, interpretación más compleja y matizada de su carrera. Bening, una estrella que controla la cámara y el tempo como una veterana que conoce su trabajo a la perfección, huye del camino fácil y no se limita a recrear al personaje como la clásica diva devorada por su vanidad. Su Grahame es una mujer real que no parece echar de menos sus años de éxito. Bening se agarra al miedo a la muerte y la pérdida de la juventud para insuflar de humanidad a una mujer que, gracias a su espontaneidad y carisma, resulta arrolladora.

Si Bening es la que despierta el interés por el proyecto, Jamie Bell es el corazón de 'Film stars don't die in Hollywood'. 16 años después de sorprender al mundo con 'Billy Elliot' (aquí vuelve a reencontrarse con Julie Walters y a protagonizar una mágica escena de baile), el actor acompaña al espectador en su descubrimiento de quién fue Grahame y del romance que surge entre ambos actores, dos personas que en teoría no tienen nada en común pero que comparten un romance que, tras ver la película, resulta inevitable. Su Peter Turner es entregado, compasivo y lleno de vida, y el actor británico sostiene la narración sobre sus hombros de forma ejemplar. Bening y Bell, Grahame y Turner, hacen de 'Film stars don't die in Hollywood' una experiencia dolorosa, catática y, ante todo, romántica.