¿De qué va?. El norteamericano Lenny Belardo (Jude Law) acaba de convertirse en el papa Pío XIII con poco más de cuarenta años. Secundado por la hermana Mary (Diane Keaton) –quién le crió en un orfanato en los Estados Unidos–, el joven Belardo se dispone a iniciar su papado con un discurso que demuestre su personalidad. El problema es que nadie sabe muy bien cuáles son los principios y valores del nuevo papa, una figura eminentemente contradictoria. Decidido a imponer con mano de hierro sus enigmáticos postulados, el papa batalla políticamente con los miembros de la curia romana.
¿Y qué tal?. Amigo de la provocación y el exceso, Paolo Sorrentino inaugura 'The Young Pope' – su primera serie de TV, de la que en Venecia se han visto 2 de sus 10 capítulos– con un epatante golpe de efecto. En el primer discurso ante sus fieles, Pío XIII se convierte en un justo heredero de la florida prédica del Tom Cruise de 'Magnolia': sorprendiendo a propios y extraños, el nuevo papa pronuncia entre aspavientos un canto a la “libertad” sostenido sobre la defensa del matrimonio gay, el aborto, el sexo libre, la masturbación... Se trata únicamente de un sueño, pero este prólogo ya deja ver algunas de las características principales del protagonista de 'The Young Pope' y de la serie en su conjunto. El arrogante Lenny Belardo se define a sí mismo com un hombre “intransigente, vengativo e irritable”; además, carga con el trauma de su orfandad y se atreve a afirmar que no cree en Dios. Estos ingredientes apuntan a un festín de incorrección, y Sorrentino da lo que promete: en sus primeros dos capítulos, 'The Young Pope' atribuye al Papa y a los miembros de la Curia Romana hasta cinco de los siete pecados capitales: lujuria, gula, avaricia, envidia y soberbia.
En cierto modo, 'The Young Pope' funciona como el tipo de ficción mordaz y corrosivaque la gente esperaba cuando Nanni Moretti dirigió 'Habemus Papam'. El autor de 'Caro diario' prefirió desarrollar una investigación humanista sobre la figura de un hombre sobrepasado por la responsabilidad, y algo de eso hay en 0The Young Pope', pero Sorrentino (al menos en los dos primeros capítulos que hemos visto en la Mostra) se decanta por el retrato de un estratega tan implacable como acomplejado. En esta aproximación al Vaticano como un territorio comanche de intereses cruzados (“una ciudad llena de almas solitarias”), Sorrentino disecciona la contradictoria personalidad de un hombre rendido a la sed de poder; un eje temático que trae inevitablemente a la memoria la saga de 'El padrino' –ahí está Diane Keaton creando un vínculo directo con la mítica trilogía de Coppola–.
Imposible imaginar al joven Pío XIII al margen de la sugerente presencia de Jude Law, que encuentra por fin un receptáculo perfecto para su pomposidad natural. Haciendo gala de un histrionismo lúdico y liberándose de la necesidad de imitar a Toni Servillo (algo que lastró el trabajo de Michael Caine en 'La juventud'), Law sostiene cómodamente la película sobre sus espaldas. De hecho, más allá de algunas ocurrencias típicamente sorrentinianas –Pío XIII se presenta ante el espectador emergiendo de una montaña de bebés humanos; la obediencia de un canguro se convierte en la prueba del poder angelical del papa–, 'The Young Pope' parece más interesada en sus personajes que en la espectacularidad de los escenarios y los encuadres. Una escala humana que le sirve a Sorrentino para liberarse de su propensión a la trascendentalidad, algo paradójico si atendemos al carácter supuestamente espiritual de una historia de la que todavía queda mucho por descubrir.