En el corazón de la cultura estadounidense, la carretera es algo más que un territorio de tránsito, algo más que una línea entre dos puntos fijos. La idea de una vida nómada está, de hecho, en el origen de la nación, en el viaje de los colonos y pioneros que cruzaron las tierras americanas en busca de sueños de prosperidad. Luego vinieron otros soñadores: Jack London y sus ideales libertarios, que asociaban el vagabundeo con la conquista de una emancipación personal; o Jack Kerouac y los beatnicks, que encontraron en “el camino” su propia senda hacia la creación artística y la vida sublime. Con el siglo XXI llegó una forma de nomadismo menos buscada, aunque no por ello menos cargada de sentido político.
En el libro ‘Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century’, la periodista Jessica Bruder estudió el fenómeno de una nueva comunidad itinerante, formada principalmente por trabajadores y trabajadoras, ya mayores, que perdieron su sustento vital y sus propiedades en la gran recesión que golpeó Estados Unidos entre los años 2007 y 2009. Y así llegamos hasta la notable ‘Nomadland’, donde la directora de origen chino Chloé Zhao aborda esta nueva realidad social imbricando un trasfondo verista con un trabajo ficcional capitaneado por la siempre espléndida Frances McDormand.
No es la primera ocasión en que Zhao propone un camino híbrido entre el documental y la ficción. De hecho, sus dos películas anteriores –‘Songs My Brothers Taught Me’ y ‘The Rider’– ya jugaban con la idea de convocar y reunir en las imágenes a actores profesionales y a no-profesionales, que mostraban en la pantalla su modus vivendi real. En este sentido, ‘Nomadland’ recopila un amplio abanico de testimonios de gente que, tras caer en la marginalidad, ha encontrado en la carretera una forma de esquivar las constricciones impuestas por “la tiranía del dólar”: las deudas, la espiral consumista, la imposibilidad de encontrar trabajos duraderos… La mayoría son voces anónimas, pero también vemos en pantalla a Bob Wells, todo un gurú de la vida nómada, autor del manual ‘How to Live in a Car, Van or RV--And Get Out of Debt, Travel and Find True Freedom’.
Esta colección de testimonios reales insuflan un verismo palpable al sustrato de ‘Nomadland’, sobre el que Zhao y Frances McDormand, en la cumbre de su arte, construyen un retrato ficcional cargado de entereza y sensibilidad. Obligada a lanzarse a la carretera tras el fallecimiento de su esposo y la desaparición literal de su pueblo, Fern (así se llama el personaje al que da vida McDormand) consigue subsistir gracias a trabajos temporales no cualificados en las instalaciones de Amazon, en restaurantes o en zonas organizadas de estacionamiento. Arrastrando sobre su rostro el peso de la pérdida, pero sin caer en la desesperanza –un sentimiento casi siempre ajeno a la personalidad de McDormand–, Fern encuentra en su viaje por la América semirural, o directamente desértica, un conjunto de personas honestas que la acompañan, de forma esporádica, pasajera, en su nuevo camino vital. En un encuentro reseñable con una niña a la que le hizo de profesora particular, Fern se sorprende cuando la joven le pregunta: “¿Ahora eres una vagabunda?” (“Are you homeless?”). A lo que Fern, todo orgullo y dignidad, responde: “No soy una vagabunda, solo es que no tengo casa” (“I’m not a homeless, I’m houseless”).
Siguiendo la estela de una estirpe de grandes cineastas norteamericanos que han decidido dedicar su carrera al estudio de la vida en los márgenes del sistema, Zhao desnuda su película casi por completo, apostando por una austeridad resonante y por un trabajo narrativo y formal casi transparentes (una banda sonora demasiado intrusiva y un cierto abuso del primer plano serían las únicas flaquezas del film). En ‘Nomadland’ no existe una historia que estructure las vivencias de la protagonista, sino que son las situaciones que experimenta Fern –los lugares que visita, las personas que conoce, sus emociones– las que van dando cuerpo a una narración elíptica, fragmentaria, heredera de los films de Robert Kramer (‘Milestones’, ‘Route One USA’), Kelly Reichardt (‘Wendy & Lucy’) o Sean Baker (‘The Florida Project’). Esto no quiere decir que ‘Nomadland’ no tenga pasajes cargados de fuerza narrativa. Las apariciones de un hombre interesado en Fern (interpretado por el infalible David Strathairn) se van intercalando en la película de un modo orgánico, nunca forzado; y una visita de Fern a su hermana se resuelve con tacto y una emotividad de gran hondura.
Por último, vale la pena apuntar que ‘Nomadland’ retrata una vida nómada pero no es una película nómada, dado que la presencia de McDormand funciona como el hábitat natural de un film que nunca pierde el norte. La protagonista de ‘Fargo’ y ‘Tres anuncios en las afueras’ se halla en un momento de gloria actoral difícil de describir con palabras. Su aparente hermetismo gestual no podría ser más expresivo, su tendencia al escepticismo y a la ironía no podría resultar más empática. Refugiada en un laconismo defensivo o pronunciando una de sus frases lapidarias (sus personajes no saben reaccionar de otra manera ante el descontento), McDormand crea junto a Zhao un personaje fascinante y melancólico, un ser humano que hace de la coherencia y la integridad sus principales banderas, una mujer a la que observar y admirar durante los 108 minutos de ‘Nomadland’.
Manu Yáñez es periodista y crítico de cine y está especializado en cine de autor, en su acepción más amplia. De chaval, tenía las paredes de su habitación engalanadas con pósteres de ‘Star Wars: Una nueva esperanza’ de George Lucas y ‘Regreso a Howards End’ de James Ivory, mientras que hoy decora su apartamento con afiches de los festivales de Cannes y Venecia, a los que acude desde 2003. De hecho, su pasión por la crónica de festivales le cambió la vida cuando, en 2005, recibió el encargo de cubrir la Mostra italiana para la revista Fotogramas. Desde entonces, ha podido entrevistar, siempre para “La primera revista de cine”, a mitos como Clint Eastwood, Martin Scorsese, Angelina Jolie, Quentin Tarantino y Timotheé Chalamet, entre otros.
Manu es Ingeniero Industrial por la Universitat Politécnica de Catalunya, además de Máster en Estudios de Cine y doctorando en Comunicación por la Universitat Pompeu Fabra. Además de sus críticas, crónicas y entrevistas para Fotogramas, publica en El Cultural, el Diari Ara, Otros Cines Europa (escribiendo y conduciendo el podcast de la web), la revista neoyorkina Film Comment y la colombiana Kinetoscopio, entre otros medios. En 2012, publicó la antología crítica ‘La mirada americana: 50 años de Film Comment’ y ha participado en monografías sobre Claire Denis, Paul Schrader o R.W. Fassbinder, entre otros. Además de escribir, comparte su pasión cinéfila con los alumnos y alumnas de las asignaturas de Análisis Fílmico de la ESCAC, la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña. Es miembro de la ACCEC (Asociación Catalana de la Crítica y la Escritura Cinematográfica) y de FIPRESCI (Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica), y ha sido jurado en los festivales de Mar del Plata, Linz, Gijón, Sitges y el DocsBarcelona, entre otros.
En el ámbito de la crítica, sus dioses son Manny Farber, Jonathan Rosenbaum y Kent Jones. Sus directores favoritos, de entre los vivos, son Richard Linklater, Terence Davies y Apichatpong Weerasethakul, y su pudiera revivir a otros tres serían Yasujirō Ozu, John Cassavetes y Pier Paolo Pasolini. Es un culé empedernido, está enamorado de Laura desde los seis años, y es el padre de Gala y Pau.