Sigourney Weaver lleva siendo una leyenda ya varias décadas, pero nuestra fiebre por una de las grandes heroínas del cine revivió este mismo año gracias al Goya de Honor y su maravilloso paso por los premios de nuestro país, por cómo hablaba de Pedro Almodóvar o de J.A. Bayona. A sus 74 años la natural de Manhattan no para de agrandar una carrera que ya hace tiempo que está al nivel de los más grandes. Sin embargo, hay leyendas dentro de las leyendas y eso es 'Alien' para la carrera de Weaver.

Sigourney Waever siempre será Ripley desde que Ridley Scott la pusiera junto a un gato con muy poca ropa a luchar contra el Xenomorfo. La idea, en principio, era que apareciese desnuda. Al final la cosa se modificó pero se quiso mantener la carnalidad de la protagonista para reflejar la debilidad, lo blando, del ser humano ante esa máquina de matar sci-fi que llamamos Xenomorfo. Ese alien que en principio salía de las entrañas cual parto extraño protagonizó una película bastante político que incidía en la avaricia corporativa.

alien posters orden cronologico
20th Century Studios

Tanto el tono erótico como político y subversivo de la primera entrega desaparecieron en la segunda, donde un director tan ajeno a todo ello como James Cameron nos entregó la segunda mejor entrega de la saga. Con su llegada se perdió mucho pero también aparecieron unas secuencias de acción maravillosas, mucha epicidad y una Ripley heroína para siempre en la misión de salvar a una niña de las garras del Xenomorfo.

Sin estos cambios, tan dolorosos como efectivos, quizás la saga Alien no seguiría dándonos éxitos cuatro décadas después como ha sido el caso de la reciente 'Alien: Romulus'. Sin embargo, la estrella ha pasado por el Festival de Venecia, donde ha dado una Masterclass, y ha confesado que estos cambios tan belicistas de Cameron casi la hacen no continuar con la película.

No conocía a James Cameron cuando recibí el guion de ‘Aliens’, pero la historia era realmente increíble. De James, me enamoró su talento, su pasión, su sentido del humor y lo detallista que era con todo el mundo. (...) Aún no sabía nada de él, pero me sorprendió su tacto, lo respetuoso que era. Y trabajaba completamente en abierto con todo lo que yo proponía o pensaba.
sigourney weaver
Mondadori Portfolio//Getty Images

Puede que desde España suene raro que esto sea un debate tan intenso pero en Estados Unidos hay una clara guerra ideológica en cuanto a definir tú postura sobre el uso de las armas. Sigourney Weaver está en contra y desde siempre ha abogado por ello. Sin embargo, parece que Cameron le convenció de que usar una metralleta le iba a ser, cuanto menos, divertido.

Lo que no me encantaba era la cantidad de armas que había en la película. Al considerar el guion, leí en diagonal todas las páginas de acción y no me di cuenta de que había muchas armas. Luego, al llegar al set de rodaje, vi los rifles y pregunté: ¿Qué es esto? Yo no voy a coger ninguna pistola. James me lo explicó, que Ripley necesitaba defenderse y todo eso, pero seguía sin convencerme. Entonces decidió llevarme al jardín trasero, me sostuvo e hizo que disparara dos rondas de cien balas de una metralladora. Y chica, el sentimiento es bastante adictivo. Sigo sin aprobar las armas, pero durante el rodaje no me quejé más.

Solo esperemos que desde entonces no guarde una bajo la almohada.

Headshot of Rafael Sánchez Casademont

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática. Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes. Tras 8 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino.  Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación.  Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.