‘The Rider’, el segundo film de la directora china Chloé Zhao, galardonado con tres premios en la Seminci de Valladolid, retrata con infinito cariño la tragedia de un joven vaquero. Entrevistamos a la realizadora afincada en Ojai, California.

De qué va: La vida del joven Brady Blackburn se viene abajo cuando los médicos le prohíben continuar cabalgando tras ser operado de una terrible lesión en la cabeza. Chloé Zhao conoció al vaquero Brady Jandreau, de 22 años, en su anterior película, en la que no pudo trabajar como domador de caballos por sufrir un grave accidente en la cabeza. Y utilizó su historia para ‘The Rider’. Le acompañan su padre, Tim, su hermana discapacitada, Lilly, y su mejor amigo, Lane Scott, también herido tras un accidente en un rodeo. “Todos somos showmen”, asegura el cowboy.

Es la segunda película que rueda en la reserva siux de Pine Ridge, en Dakota del Sur, siempre con “gente que vive cerca de la tierra” como usted dice.
Me encanta trabajar con personas que viven en continuo contacto con la naturaleza, con lo salvaje.

‘Canciones que mis hermanos me enseñaron’, su debut, se titula casi como la autobiografía de Marlon Brando, ‘Las canciones que mi madre me enseñó’. ¿Es un homenaje?
Sí, fue una referencia cinéfila pero no soy una fan entregada del actor. La verdad es que, entre los clásicos, prefiero a Paul Newman.

‘The Rider’ respira un auténtico amor por los caballos. ¿Tiene alguna película como referencia en ese sentido?
No especialmente sobre caballos, pero sí sobre pequeñas comunidades. ‘La última película’, de Bogdanovich, es el film ideal. ¿Sabe qué me pasa?, que puedo hacer documentales sobre animales, pero no verlos. Me emociono tanto que es imposible. Me gustó ‘War Horse’, de Spielberg, que es mucho más que una película con caballos.

¿Por qué le interesó el mundo de los rodeos, tan lejos de sus orígenes?
Nací en Pekín y luego me mudé a Brighton, en Gran Bretaña, y más tarde a Nueva York, en ambientes que no tienen nada que ver con el rodeo, pero me fascina ese mundo.

¿Le gustan films de cowboys como ‘Junior Bonner’, ‘Dallas Buyers Club’ o incluso ‘Bus Stop’?
Bueno, están bien. Muchas películas de cowboys son westerns con ellos de protagonistas, con frecuencia como héroes. Yo he narrado otra historia.

¿Cree que los estadounidenses venden muy bien sus mitos, como el western?
Tiene razón. EE.UU. es un enorme país con una historia muy corta protagonizada por emigrantes que buscaban su propia identidad, como yo misma. Han creado sus mitos, muchos son muy emocionantes.

Y ya son los de todo el mundo gracias al cine, sobre todo.
En efecto.

¿Tenía miedo de que su película fuese demasiado sentimental?
Eso se lo dejo al público, que debe valorar si le emociona la historia o no.

¿Cómo fue aceptada en una comunidad tan cerrada como la de los cowboys?
En realidad son personas muy afables. En el Oeste puedes conducir durante horas sin ver a nadie así que aprecias mucho la compañía. En Nueva York es al contrario, solo deseas estar solo.

¿Y qué me dice del acento?
(Risas). Tuve problemas con ‘El lenguaje de la frontera’ como ellos llaman a su jerga, con muchas palabras en español. ¡Pero a veces eran ellos los que no me entendían!

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