Desde que abandonó 'Anatomía de Grey', hace ya cerca de 10 años, la carrera de Katherine Heigl parece estar cayendo en picado. De hecho se dice que nadie quiere trabajar con ella.

Los datos hablan: en el último lustro ha cambiado tres veces de agente de prensa, los éxitos escasean en su currículum y su último intento de regresar a la TV, 'Asuntos de estado', resultó ser un fiasco. No por ello ha dejado de trabajar, en el 2017 la vimos de nuevo en la pequeña pantalla en la producción 'Duda razonable' de CBS; en la octava temporada de 'Suits' como Samantha Wheeler, una nueva socia de lo más talentosa en Specter Litt; y tiene pendientes de estreno la película ‘Fear Of Rain’, dirigida por Castille Landon, y la serie ‘Firefly Lane’, con Beau Garret y Sarah Chalke.

Hoy Katherine Heigl cumple 42 años y hemos querido repasar qué ha pasado con la que no hace tanto se la consideraba digna candidata al trono de reina de América y llegó a ser la actriz mejor pagada de la televisión estadounidense. Analizar las claves de este declive nos puede ayudar a entender su debacle.

UNA NIÑA MIMADA EN EL SET

En primer lugar, Heigl tiene fama de ser una actriz complicada. Una persona que trabajó en el rodaje de 'Como la vida misma' (2010) explicó a The Hollywood Reporter el infierno que había vivido al tener que estar a su servicio: "Es capaz de agotar ella sola todo tu tiempo. Problemas de vestuario, no querer salir de su caravana, protestas constantes sobre el guión...". Otra fuente, que coincidió con ella en el rodaje de '27 vestidos', se expresaba de un modo similar: "Hace peticiones de gran estrella de cine: grandes habitaciones, la presencia de su madre en todo momento, ¡incluso la suite presidencial en el Hotel Bristol! Ella sentía que tenía derecho a todo ello. Pero las grandes estrellas de verdad no se comportan así".

NO SIN MI MADRE

Su madre, citada por esta fuente, parece ser otra de las causas de controversia de una Heigl que no entró en el reparto de 'Día de San Valentín' porque exigió cobrar más de 3 millones de dólares por aparecer unos diez minutos en la película (el papel, finalmente, fue para Julia Roberts). Y es que la Sra. Nancy Heigl parece ser una manager de lo más insufrible, capaz de extralimitarse en sus funciones en un rodaje. Una fuente de la industria del cine aseguraba a Ok! Magazine: "Nancy no es una productora, pero ella cree que tiene el derecho de tomar decisiones, algo que ha molestado a mucha gente. Katherine no sabe cuando debe quedarse quieta y callada y eso ha dañado mucho su reputación, pero su madre no ha hecho más que alentar este comportamiento". Otro confidente declaró a The Hollywood Reporter: "Jamás he vivido nada parecido a Nancy Heigl. Cualquier cosa que digas, eres un idiota. Es probable que te diga: ¡Este es el peor servicio que hemos tenido nunca. No hay comida. El vestuario es una mierda! Sabes que cada día vas a tener una bronca".

DEJANDO AMIGOS POR EL CAMINO

En ocasiones Heigl se sobra sin su madre para meter la pata. Su salida de 'Anatomía de Grey' no fue ni mucho menos plácida, lo que explica que en 2012, cuando declaró en una entrevista que le gustaría volver a la serie, Shonda Rhimes, su creadora, fuese contundente al respecto: "No hay Heigls de las que hablar ahora mismo. No tengo tiempo para perderlo en gilipolleces ni en gente desagradable".

La actriz tampoco terminó demasiado bien con Judd Apatow. A Heigl se le ocurrió decir que 'Lío embarazoso', probablemente su mayor éxito en el cine, dirigido por uno de los actuales reyes Midas de la industria del entretenimiento en USA, era una película machista. "Me costó mucho amar esa película", llegó a declarar en una entrevista con Vanity Fair. Curiosamente, tiempo después protagonizó junto a Gerald Butler 'La gran verdad', donde los clichés de género campan a sus anchas. Apatow pudo entonces vengarse en el programa de Howard Stern:"He oído que en la película su personaje lleva un vibrador dentro de la ropa interior... No sé en qué ayuda eso al empoderamiento de las mujeres".

Heigl tampoco es que pareciera demasiado consciente de su mala reputación, o si más no no se cree culpable de ella. "No me veo como una persona difícil ni jamás hago nada con esa intención. Ni tampoco creo que mi madre se vea a sí misma como una persona difícil", respondió a la pregunta de un fan en Variety. No es algo que case demasiado bien con el hecho de que en los últimos cinco años haya cambiado tres veces de agente de prensa. Primero sustituyó a Jill Fritzo por Melissa Kates, quien en menos de un año, al ver el percal, salió corriendo como alma que lleva el Diablo. A continuación, la actriz contrató a Kelly Bush, quien hizo un gran trabajo al conseguirle una portada en The Hollywood Reporter cuando su popularidad quizás no la justificaba. Pero al cabo de cinco semanas, Heigl la despidió para volver a contratar los servicios... de Fritzo.

¿HAY SOLUCIÓN?

Parece que Heigl al fin ha entendido que debe hacer cambios si quiere volver a recibir ofertas sugerentes en el cine y la TV. En una entrevista con Marie Claire la actriz hizo autocrítica (a su manera): "He dedicado este tiempo a preguntarme qué es lo que quiero en la vida, qué es lo que ando buscando, y a silenciar todo el ruido que había a mi alrededor He pensado en montar mi propia tienda de costura, sacar del banco mi dinero para la jubilación y vivir de rentas. He vivido una época en que todo parecía demasiado complicado, y ahora todo lo que busco es tranquilidad". Es la manera de reconocer que algo no ha andado del todo bien en los últimos tiempos. "Está realmente decidida a dejarlo todo atrás. Y la mejor manera para ello es volver a trabajar en cine y televisión con buenas personas que después tengan cosas buenas que decir de ella. No es algo que se logre de la noche a la mañana. Pero existe una sólida base de fans que está deseando apoyar cualquier cosa que haga", concluye una fuente cercana a la actriz en The Hollywood Reporter.

katherine heigl in grey's anatomy
Randy Holmes / ABC//Getty Images