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Con 'Mula', Clint Eastwood rompía un retiro voluntario al frente de las cámaras que ha durado una década, desde que, en 2009, estrenara 'Gran Torino', su último trabajo como actor-director, aunque en 2012 lo viésemos en 'Golpe de efecto'.
Hace 13 años, cuando FOTOGRAMAS le entrevistaba con motivo del estreno de ‘El intercambio’ (2009) y le preguntábamos si se sentía el director americano vivo más grande, Clint Eastwood (San Francisco, 1930) contestaba que él lo único que se sentía era viejo. Una ironía marca de la casa que repetía cuando nos aseguraba que, pese a protagonizar ese mismo año 'Gran Torino', no echaba nada de menos actuar. Él quizás no, pero el cine sí le ha echado de menos.
Finalmente, y para nuestra alegría, Clint volvió con 'Cry Macho', película en la que demuestra que la edad es solo un número. En este artículo recordamos algunos de sus más brillantes papeles. No están todos, claro –y seguramente habrá quien eche de menos títulos como ‘El seductor’ (1971), 'Un mundo perfecto' (1993) o excentricidades en su trayectoria, como el musical ‘La leyenda de la ciudad sin nombre’ (1969) o comedias como ‘Bronco Billy’ (1980)–, pero los que están dan cuenta de la grandeza de una de las últimas leyendas de Hollywood. A continuación escogemos nuestros personajes favoritos de su filmografía.
Harry el sucio
Un tipo duro no esconde un corazón blando; en el caso del inspector Harry Callahan oculta un corazón justo que no cree en la justicia. El viudo policía que en este film y al ritmo de la banda sonora de Lalo Schifrin inauguraba una saga de cinco películas, no solo ha pasado a la historia del cine por su gesto hosco, su Magnum 44 y sus frases célebres (como “sé lo que estás pensando: si disparé las seis balas o solo cinco” y, sobre todo, “alégrame el día”). Acerca de este personaje antisistema, indisciplinado e individualista se han escrito estudios sociológicos cuestionando su peculiar y violento código de valores. Lejos de tomárselo tan en serio, lo suyo es dejarse llevar por este cowboy urbano (o si se prefiere este superhéroe barriobajero cuyo antifaz son unas Ray-Ban RB4089 Balorama) que ha convertido en un icono su particular persecución de la maldad a tiro limpio.
Por Julieta Martialay
El bueno, el feo y el malo
Ni partidas de póker, ni romances con chicas de saloon, ni gratuitas causas nobles. Un purito apagado, una mirada entornada a cámara lenta y un poncho bastaron para que el “Hombre sin nombre”, el protagonista de la ‘Trilogía del dólar’ –‘Por un puñado de dólares’ (1964), ‘La muerte tenía un precio’ (1965) y ‘El bueno, el feo y el malo’ (1966)–, se eternizase como el gran mito de nuestra juventud (espadas láser al margen). Y que venga cualquier forastero a negarlo. Por algo son algunos de los mejores westerns de la historia del cine.
Por Óscar Cabrera
Sin perdón
Cuando, en 1981, Clint Eastwood leyó por primera vez el guión de David Webb Peoples –cuyo título por entonces bailaba entre ‘Whore’s Gold’ y ‘The Cut-Whore Killings’–, la historia le gustó tanto que decidió guardarlo en un cajón y esperar a ser suficientemente viejo para encarnar a William Munny de Missouri, el asesino de niños y mujeres. Diez años pasaron hasta que Clint se vio con bastantes arrugas como para encarnar a este personaje crepuscular, salvado del infierno del salvaje Oeste por su mujer, que paga por los pecados de todos los pistoleros a la vez que desarrolla una de las obsesiones más fordianas del Eastwood director: la forja de los mitos americanos. Como su propia leyenda, que nació también a tiro limpio y consolidó con este film, su último western hasta la fecha, un acto de amor, y perdón, hacia el género que lo encumbró. Una de las mejores películas que han ganado Oscars.
Por Roger Salvans
Dos mulas y una mujer
Lo divertido de este western, con aire de comedia y aroma de ‘spaghetti’, es ver a un Eastwood, que pierde su condición de macho alfa, en la piel de un curtido pistolero a merced de una monja a la que salva de unos bandoleros. Western insólito, con una mujer, magnífica Shirley MacLaine, como motor de la acción. ‘La reina de África en el Oeste’ lo calificó el actor.
Por Juan Pando
En la línea de fuego
Eastwood peinando canas y en modo loser, taciturno y cortante, tiene su atractivo. Pero cuando se pone las pilas para hacer frente a un enemigo con los mil rostros del malvado John Malkovich todavía nos gusta más. Clásico thriller adrenalínico de los años 80 y principios de los 90 que se disfruta en un suspiro gracias, también, a la música de Ennio Morricone y la presencia de Rene Russo en la piel de una policía que acaba robando el corazón de nuestro héroe.
Por Laura Párraga
Los puentes de Madison
Clint Eastwood (Robert) empapado bajo la lluvia suplicando con la mirada a Meryl Streep (Francesca) que se baje de la camioneta para emprender una vida juntos lejos de la monótona Iowa es de esas escenas que te clavan en el asiento y te humedecen los ojos. Por algo es esta una de las películas que te harán llorar si lo necesitas. Quién podía pensar que el rey del spaghetti western y el cine de acción iba a sustituir el revólver por una Nikon F y emocionarnos. Un ‘dramón’ sobre oportunidades perdidas que no nos cansamos de ver. Aunque Meryl no abra la puerta…
Por Ana Santos
En la cuerda floja
Adiós a los justicieros y superpolicías. Adiós, Harry Callahan. Adiós al macho. Se acabaron los personajes elementales de Eastwood. No dirigida pero producida por él (a través de su compañía Malpaso, como el torrente que cruza su propiedad en la californiana Carmel), en esta ambigua y tenebrosa cinta (en la que concede un desnudo en penumbra y comparte barra con un hombre en un bar gay) asoma un protagonista consciente de su agresividad masculina. Poli divorciado con dos hijas (una de ellas Alison Eastwood, en el primer trabajo con su padre), aficionado al sexo con sumisas, sigue las huellas de un asesino. No estará entre los mejores thrillers de la historia del cine, pero es más que notable.
Por Paula Ponga
El sargento de hierro
La historia no es en absoluto original. Lo que la hace especial es la energía de los dos primeros tercios de su metraje y sus personajes (además de un Eastwood que lee Cosmopolitan para conectar con su lado femenino destaca un hilarante Mario Van Peebles), por no hablar de su vocabulario no apto para niños (grande también ese doblaje que resalta lo más florido del castellano). ¿Una de las mejores películas de guerra de la historia del cine? Quizás no, pero sí una de las más memorables del actor y director.
Por Antonio Rodríguez
Gran Torino
Walt Kowalski es un viejo gruñón enfadado con el mundo, veterano de la Guerra de Corea y tesorero de los tópicos más reprochables del sueño americano. En este western urbano, Clint odia, menosprecia e insulta a todo el mundo, y en especial a los asiáticos que han ‘invadido’ su barrio, esos a los que él llama rollitos de primavera. ¿Por qué un ser tan deleznable, entonces, nos conmueve tanto? Probablemente porque este gran reserva, director y protagonista en Gran Torino (nombre del Ford del 72 que ama sobre todas las cosas), se descubre a sí mismo en contra de su voluntad y nos devuelve la fe en la justicia con un desenlace épico e inesperado. Una maravillosa cinta que demuestra que el bajo presupuesto puede llegarnos al alma.
Por Sonia Guijarro
Million Dollar Baby
A veces, el mejor modo de golpear es retrocediendo. Esta es solo una de las líneas del soberbio guión firmado por Paul Haggis. El cineasta usa el boxeo como excusa para contar la historia de amor, superación y lealtad más potente de su filmografía, con permiso de ‘Los puentes de Madison’. Inmenso (y oscarizado) el talento de Hilary Swank y el propio Eastwood para transmitir una ternura que llega al espectador directa como un derechazo. Una de las mejores películas sobre boxeo y uno de esos dramones que llegan al alma (para destrozarla, claro).
Por Juan Silvestre
Fuga de Alcatraz
Alcatraz era la prisión donde terminaban los presos que molestaban en otras prisiones. Nadie podía escapar de La Roca, no al menos hasta que Frank Lee Morris y los hermanos Anglin pusieron a prueba sus años como expertos escapistas. Diecisiete años después de su fuga, y sin pruebas fehacientes que demostrasen el ahogo que asegura la versión oficial, lo único que estaba claro es que Don Siegel era el hombre indicado para contar aquella historia y Clint Eastwood la encarnación perfecta del brillante y calmado antihéroe. Frío, astuto y con un bondadoso fondo creado para la ocasión, el actor obliga al espectador a empatizar con sus ansias de libertad desde el mismo momento en que pone un pie en la isla. Una puesta al día de las fugas de Bresson, Becker, Sturges y Schaffner que se convirtió en la nueva referencia fundamental del género carcelario.
Por Ricardo Rosado
El jinete pálido
Para muchos es un título imperdible en la filmografía de Eastwood. Para otros es una más de la que no hay por qué acordarse. Lo cierto es que cuesta entender ‘Sin perdón’ sin pasar por ‘El jinete pálido’. El aroma a western clásico inunda una historia que recuerda inevitablemente a ‘Raíces profundas’ (George Stevens, 1953), y en el que el Eastwood director utiliza las valiosas lecciones aprendidas de Leone y Siegel para crear un personaje a caballo entre los dos polos (el tipo sensible y el tipo duro) de su filmografía. Clint Eastwood es ‘El predicador’, pero también un experto pistolero, es la paz que antecede a la guerra. Un hombre redimido que, como en ‘Sin perdón’, tendrá que volver a bucear en su oscuro pasado, esta vez para hacer justicia. Algo así como el reverso luminoso del Harry Powell de Robert Mitchum en ‘La noche del cazador’ (Charles Laughton, 1955).
Por Rafael S. Casademont