Muchos consideran a 'El cazador' la obra maestra sobre lo que fue la Guerra de Vietnam. Puede que 'Platoon' (1986, Oliver Stone) o 'Apocalypse Now' (1979, Francis Ford Coppola) reflejen mejor el horror y la locura de la batalla pero ninguna incide tanto en el cambio personal como la obra maestra de Michael Cimino. Y es que 'El cazador' es una película sobre la amistad con una guerra en medio. De hecho, a muchos les desespera que pasemos casi una hora al inicio en la celebración de una boda, en vez de pasar a los disparos y el napalm de inmediato. Con un elenco de actores tan extraordinarios como Robert de Niro, Christopher Walken, John Cazale o Meryl Streep, lo más doloroso de esta película de 1978 era el volver a casa. No hablamos de regresar con vida, sino simplemente de cómo regresar a la vida.
"Si observas a los budistas, a veces parece que están rejuveneciendo. No es algo sobrenatural: simplemente están evolucionando como mejores seres humanos. Si estás evolucionando, se te notará en la cara", comentó Cimino antes de recordar oro clásico bélico. "El principal ejemplo del extremo polar, de alguien que involuciona, es Marlon Brando, que cada día está más loco. La iluminación se nota en la cara. La depravación se ve en la cara".
Muchos recordarán esa escena en la que Robert de Niro se espera a que todos se vayan de su fiesta de bienvenida para acercarse a casa, donde ya solo le espera su pareja, a la que interpreta Streep. Él, podríamos decir, que lo consigue. A su gran amigo, interpretado por Walken, sin embargo, le cuesta más, mucho más. No estropearemos el final de este clásico bélico a nadie pero, por mucho espacio que la película deje al antes y al después de la batalla, hay una breve escena que inunda con su influencia toda la película. Hablamos, cómo no, de la célebre secuencia en la que el vietcong obliga a jugar a la ruleta rusa a ambos protagonistas. Historia del séptimo arte, del cine más crudo, sufrido y cruel, del que rescatamos algunas curiosidades que dan cuenta de la entrega total de los intérpretes con esta película inolvidable.
"El cambio es muy importante: seguir cambiando, seguir creciendo. Creo que una vez que te detienes mueres, y esa es una de las cosas más importantes que hay que tener en cuenta cuando la gente reacciona ante tu trabajo, tanto si escribes libros como si haces películas o pintas cuadros. Hagas lo que hagas, si te celebran tienes que tener mucho cuidado con quién te celebra, y cuando te condenan tienes que tener mucho cuidado con quién te condena. Porque nunca debes dejarte impresionar demasiado por ti mismo cuando te felicitan, y nunca debes dejar que el odio entre en tu corazón cuando te condenan, porque cuando dejas que el odio entre en tu corazón se muere".

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática. Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes. Tras 8 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino. Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación. Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.