Tenemos mucha suerte, hemos compartido espacio existencial con uno de los mejores compositores de la historia de la música.

El legado de John Williams es incontestable y, habiendo nacido a comienzo de los años 30 del siglo XX, hemos tenido la fortuna de ver vinculada su obra a un elemento popular tan accesible y gratificante como el cine.

Con más de 200 trabajos acreditados, las composiciones del maestro para obras como ‘El coloso en llamas’ (John Guillermin, 1974), ‘Superman’ (Richard Donner, 1978), ‘Nacido el cuatro de julio’ (Oliver Stone, 1989) o ‘Las cenizas de Ángela’ (Alan Parker, 1999) son historia viva del arte.

martin scorsese and steven spielberg host john williams at the walt disney concert hall
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Su estrecha colaboración con Steven Spielberg ha marcado las carreras de ambos y nos han regalado elementos insustituibles de nuestra cultura como la música de ‘Tiburón’ (1975), ‘Encuentros en la tercera fase’ (1977), ‘E.T. el extraterrestre’ (1982), ‘El imperio del sol’ (1987), ‘Parque Jurásico’ (1993), ‘La lista de Schindler’ (1993) o ‘Salvar al soldado Ryan’ (1998), además de, por supuesto, toda la música de las aventuras de Indiana Jones.

Pero volviendo a la lejana, lejana galaxia, la magnum opus de John Williams bien podría ser su trabajo para Star Wars.

john williams in 1980
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Sus fanfarrias fueron lo primeros que se oyó en 1977 cuando George Lucas estrenó ‘La guerra de las galaxias’ y, cuarenta y dos años después, la partitura de Williams es lo último que oímos en ‘Star Wars: El ascenso de Skywalker’.

El maestro ha sido el responsable de las bandas sonoras de las nueve películas numeradas de la saga. A él le debemos todo. De Williams son los temas que forman el corazón de la franquicia, de la inmortal fanfarria inicial, el ‘Binary Sunset’ convertido en el tema de la Fuerza, pasando por el tema de Leia, la implacable marcha imperial o el fiestón de la cantina.

Lucas volvió a llamar al genio para su trilogía de precuelas y, mientras que estas han ido siendo aplaudidas y vapuleadas en intermitentes etapas desde su estreno, Wiliams ha sido el único en salir impune desde el día del estreno. ‘Duel of the Fates’, ‘Across the Stars’ y ‘Battle of the Heroes’ brillan por encima de cualquier insatisfacción visual, haciendo que la existencia de estas películas merezca la pena incluso para sus más fieros detractores.

40 years of star wars panel at the 2017 star wars celebration
Gerardo Mora//Getty Images

Algo similar ha ocurrido con la trilogía de Disney y, mientras el fandom se despelleja vivo y la oscuridad se apodera de parte de las opiniones en redes sociales sobre la saga, volvimos a sentir cómo se nos aceleraba el corazón con joyas como los temas para Rey y Kylo, la maravillosa marcha de la Resistencia, el ‘Scherzo for X-Wings’ y la absoluta totalidad de la música compuesta para ‘Star Wars: Los últimos Jedi’, posiblemente el título de las dos últimas trilogías en el que Williams ha logrado brillar con mayor intensidad en cada segundo de composición.

Quedaba cerrar la obra y, por suerte para todos, Williams lo ha hecho a lo grande en ‘Star Wars: El ascenso de Skywalker’. Tras la luminosa fanfarria inicial, el maestro nos sumerge en las tenebrosas sombras de Exegol, apuntando a Kylo pero nunca llevándonos hasta él, para más tarde abrazar las aventuras de los protagonistas y reaparecer en primer plano solo cuando elementos del pasado hacen su presencia.

Conforme avanza la trama, descubrimos nuevos rincones oscuros gracias a los tenebrosos coros de ‘Anthem of Evil’ y el determinante ‘Approaching the Throne’, nos obliga a agarrarnos a la butaca con ‘Battle of the Resistance’ y, finalmente, nos obliga a enamorarnos de nuevo de esta maravillosa aventura galáctica con tres rubricas finales formadas por los emocionantes ‘Farewell’, ‘Reunion’ y ‘A New Home’, que son rematadas con el impagable ‘Finale’ de diez minutos que cierra, definitivamente, una gloriosa composición ideada durante cuatro décadas para nueve películas. El trabajo de toda una vida de uno de los más brillantes compositores de la historia, la muestra final de que John Williams es parte fundamental de la historia del arte.

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Ricardo Rosado es crítico de cine, periodista cultural, experto en comedia norteamericana, películas de terror de cualquier tipo y todo lo que ocurra entre géneros y formatos. Criado entre películas de Steven Spielberg, y malcriado desde que se topó con David Lynch, lleva una década escribiendo sobre el arte que consume.

En FOTOGRAMAS le leerás comentando los últimos estrenos en salas, fomentando la paz entre fans de Marvel y DC, repasando todas las novedades de Star Wars o sumergido en las profundidades de los catálogos de Netflix, HBO Max, Prime Video y Filmin. También le gusta hacer galerías y rankings de películas y series, pero nadie se fía demasiado de su criterio.

Tras estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid, creó un blog de reseñas cinematográficas con la esperanza de acudir gratis a festivales de cine y pases de prensa. Ahora, tras siete años escribiendo en FOTOGRAMAS sobre los últimos estrenos en salas, las series del momento y cualquier contenido disponible en los diferentes canales de streaming, sigue pensando que mereció la pena.

Frontman de dos vergonzantes proyectos musicales, director de diversos videoclips de bandas de heavy metal madrileñas y autor de no pocos cortometrajes escondidos en la red de redes, es el editor y uno de los orgullosos contertulios del podcast cultural 'Los de al lado de Pumares', espacio que le ha permitido participar como colaborador en otros formatos de radio como 'Estamos de cine' (Castilla-La Mancha Media) y 'El faro' (Cadena SER), además de haberle convertido en una de las voces principales de los vídeos de FOTOGRAMAS.