Tras la muerte de Isao Takahata en 2018 y la (casi) jubilación de Hayao Miyazaki a sus casi 80 años (parece que 'Kimi-tachi wa Dô Ikiru ka' será finalmente su último proyecto), el futuro del aclamado Studio Ghibli parece incierto. El legendario estudio de animación japonés cerró de departamento de producción y provocó la marcha de algunos de sus jóvenes talentos como Hiromasa Yonebayashi, que formó con otros de sus compañeros su propio estudio, el Studio Ponoc, artífice de 'Mary y la flor de la bruja' en 2017. Así, la marca se ha quedado algo maltrecha y sin demasiadas perspectivas de futuro, a pesar de que sus clásicos siguen acumulando fans en todo el mundo, ahora gracias a su disponibilidad en Netflix.
Pero lo cierto es que hubo un momento en su historia, allá por los años 90, en la que la idea de un sucesor estuvo sobre la mesa. Y ese era Yoshifumi Kondô.
Antes de que el Studio Ghibli viera la luz a mediados de los años 80, Miyazaki, Takahata y otros animadores que más tarde se unirían a su proyecto formaban parte de Toei Animation, uno de los estudios de animación más importantes de Japón y creadores de series como 'Dragon Ball' y 'Sailor Moon'. Los dos amigos y fundadores del estudio de 'El viaje de Chihiro' se conocieron allí, y nació la semilla de lo que se convertiría en Ghibli, pero no fue hasta que se movieron hasta A-Pro en 1971 cuando sus caminos se cruzarían con el de Yoshifumi Kondô, animador esencial en algunas de sus mejores producciones de la época como la película 'Lupin III' o, ya contratados en Nippon Animation (por aquel entonces, Zuiyo Eizo), en las series 'Ana de las Tejas Verdes', 'Go! Panda! Go!' o 'Conan, el niño del futuro'. Los años 70 fueron el campo de cultivo para la creación de un equipo que cambiaría la historia del cine animado nipón.
Lo cierto es que cuesta encontrar el nombre de Yoshifumi entre todas estas producciones, ya que el protagonismo de Miyazaki y Takahata, pero su trabajo fue esencial y la relevancia que tomaría en el futuro Studio Ghibli lo demostraría. La empresa se formó en 1985, el mismo año en el que el joven animador dejaría definitivamente Nippon Animation y se uniría a las filas de sus mentores, trabajando directamente como director de animación y diseñador de personajes en 'La tumba de las luciérnagas', que se estrenaría en 1988 junto a 'Mi vecino Totoro'. El comienzo de la revolución de Ghibli.
A partir de ahí, y recién cumplidos los cuarenta, el animador trabajó en todos los éxitos del estudio: como supervisor en 'Nicky, la aprendiz de bruja', como director de animación en 'Recuerdos del ayer' y animador en 'Porco Rosso' y 'Pompoko'. No tardaría en convertirse en el primer gran director del Studio Ghibli aparte de sus fundadores, sin contar a Tomomi Mochizuki por 'Ocean Waves', el único telefilme que el estudio hizo en su historia y que no se estrenó en salas. La ópera prima de Yoshifumi Kondô es una de las películas más infravaloradas de la marca y una de sus joyas más imperecederas: 'Susurros del corazón'.
Tras dirigir dos cortometrajes ('Nemo', que se convertiría en la película 'El pequeño Nemo' en 1989 en otro estudio, y 'Sorairo no tane' en 1992), Yoshifumi se lanzó al proyecto más importante de su vida. Con un guion escrito por Hayao Miyazaki (basado en el manga 'Mimi o Sumaseba' de Aoi Hiiragi), 'Susurros del corazón' cuenta la historia de Shizuku, una joven aspirante a escritora que descubre que todos los libros que coge de la biblioteca del instituto han sido leídos por la misma persona antes, Kenji Amasawa. Los misterios se acumulan cuando descubre a un gato viajando solo en el tren y decide seguirlo hasta una pequeña tienda de antigüedades, cuyo objeto más preciado se convertirá en el protagonista de su primera novela. Es una historia sobre esforzarse para cumplir sueños y la obsesión casi enfermiza que puede generar. Habla sobre las inseguridades y el miedo de enfrentarse a la página en blanco, pero también en la magia y la felicidad que pueden darnos como recompensa. Hay amor, amistad, juventud y un halo de esperanza al son de 'Country roads, take me home' de John Denver.
En definitiva, una obra maestra con mucha personalidad, que se distanciaba lo suficiente del estilo de los fundadores (incluso en la banda sonora, para la que contó con Yuji Nomi en lugar del habitual Joe Hisaishi) y que significaba que había un tercer autor importante en las filas del Studio Ghibli. De hecho, Miyazaki le consideraba su mano derecha. Más aún: su sucesor. El fundador de Pixar y gran conocedor de Ghibli, John Lasseter, aseguraba en un programa dedicado al cineasta que "Miyazaki escribió esta película porque se iba a retirar" y "quería que su protegido siguiese su legado". Con esta historia y la próxima 'La princesa Mononoke', al parecer, el mítico director quería retirarse antes de ganar su Oscar o firmar otras de las cintas más aclamadas del estudio. Pero, como sabemos, la historia fue muy diferente.
Después de que 'Susurros del corazón' se convirtiese en la película más taquillera de 1995 en Japón, Yoshifumi no tuvo ni un minuto de descanso. La carga de trabajo que llevó su primera película como director se unió a uno de los proyectos más importantes y ambicioso del estudio hasta la fecha, 'La princesa Mononoke', en la que trabajó como supervisor de la animación. La presión era insoportable. Miyazaki estaba obsesionado con la película, que quizás consideraba su último trabajo como director. "¡Acabaré esta película aunque lleve al estudio a la ruina!", reza una de sus frases más famosas, que se escucha en el documental sobre el rodaje del filme. El éxito internacional que cosechó en su estreno en el verano de 1997 hizo que todo el trabajo valiese la pena, pero al joven sucesor del imperio le pasó factura.
Yoshifumi Kondô murió de un aneurisma el 21 de enero de 1998. Tenía tan solo 47 años. El exceso de trabajo y dolencias anteriores que decidió ignorar en favor de seguir trabajando acabaron con su vida. Al menos, así lo recuerda Miyazaki en el sentido discurso que le dedicó en su funeral:
"Cuando dirigió "Susurros del corazón" sentí que finalmente cumplió la promesa que hicimos hace mucho tiempo. Hizo un gran trabajo y cumplió con las expectativas. Debió ser muy duro para su mente y su cuerpo, pero él nunca se quejó ni una sola vez y realizó la obra con paciencia. A pesar de que ha cambiado en su forma con el paso del tiempo, 'Susurros del corazón' fue definitivamente el trabajo que, cuando teníamos 20 y 30 años, habríamos querido hacer algún día. No puedo olvidar una escena que Kon-chan hizo cuando era joven. Era una escena en 'Conan, el niño del futuro', donde el héroe se reía para animar a la heroína. Estaba muy cansado de las largas horas de trabajo, la sacó medio inconsciente inclinado sobre su escritorio con sus largas piernas dobladas. Sin embargo, la expresión del muchacho era muy alegre, llena de dulzura y consideración. Fue realmente una gran imagen. Así que, incluso cuando vi a Kon-chan entubado en la UCI del hospital, pude sentir que el verdadero Kon-chan estaba dentro, ileso. Podía sentir que estaba bien. Él había perforado sus pulmones varias veces antes. Y aunque los médicos le habían dicho que iba a morir a menos que fuera hospitalizado, siempre volvía al trabajo, mitigaba el dolor con acupuntura. Yo estaba convencido de que sin duda volvería esta vez también... (...) A menudo me irritaba con su terquedad. Era la clase de persona que esperaba pacientemente que la nieve se derritiera. Pero esta vez se ha ido antes que yo. Fue hospitalizado justo después de que le ofreciera otro trabajo juntos. Él lo aceptó con sus murmullos habituales. No puedo decir otra cosa más que lo siento. Realmente lo lamento".
La trágica y prematura pérdida de Yoshifumi Kondô fue un duro golpe para el Studio Ghibli, que, aun así, no paró la producción ni un solo minuto. En Japón, las jornadas de trabajo son tan duras y exhaustivas que las muertes que provoca tienen su propia palabra: 'karoshi'. Principalmente causadas por derrames cerebrales y ataques cardíacos, estas muertes son el resultado de una cultura de trabajo insostenible que lleva décadas dominando el mercado laboral nipón en general, y el del sector de la animación en particular. Las condiciones laborales de los animadores ha sido objeto de denuncia en numerosas ocasiones, pero parece que nada cambia.
Es curioso cómo 'Susurros del corazón', precisamente, era una advertencia contra esta cultura del sobreesfuerzo. La obsesión de Yoshifumi con el trabajo se refleja en la joven protagonista, que descuida todos los aspectos de su vida para acabar su ansiada primera novela. Hay un equilibrio entre la belleza de crear arte y el peso de empujarte hasta el límite para conseguirlo, y que sea perfecto. Al final, su novela no es perfecta, pero le ha servido para demostrarse a sí misma que es capaz y que debería bajar el ritmo, caminar sin pausa pero sin prisa. El cineasta no aminoró el paso y Ghibli perdió a su sucesor, quizás marcando ya su fecha de caducidad. Y es que parece que Miyazaki y Takahata nunca volvieron a confiar en nadie más para continuar con su legado.
Su futuro sigue incierto. Pero su pasado, con Yoshifumi Kondô, sigue brillando como el primer día.

Mireia es experta en cine y series en la revista FOTOGRAMAS, donde escribe sobre todo tipo de estrenos de películas y series de Netflix, HBO Max y más. Su ídolo es Agnès Varda y le apasiona el cine de autor, pero también está al día de todas las noticias de Marvel, Disney, Star Wars y otras franquicias, y tiene debilidad por el anime japonés; un perfil polifacético que también ha demostrado en cabeceras como ESQUIRE y ELLE.
En sus siete años en FOTOGRAMAS ha conseguido hacerse un hueco como redactora y especialista SEO en la web, y también colabora y forma parte del cuadro crítico de la edición impresa. Ha tenido la oportunidad de entrevistar a estrellas de la talla de Ryan Gosling, Jake Gyllenhaal, Zendaya y Kristen Stewart (aunque la que más ilusión le hizo sigue siendo Jane Campion), cubrir grandes eventos como los Oscars y asistir a festivales como los de San Sebastián, Londres, Sevilla y Venecia (en el que ha ejercido de jurado FIPRESCI). Además, ha participado en campañas de contenidos patrocinados con el equipo de Hearst Magazines España, y tiene cierta experiencia en departamentos de comunicación y como programadora a través del Kingston International Film Festival de Londres.
Mireia es graduada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y empezó su carrera como periodista cinematográfica en medios online como la revista Insertos y Cine Divergente, entre otros. En 2023 se publica su primer libro, 'Biblioteca Studio Ghibli: Nicky, la aprendiz de bruja' (Editorial Héroes de Papel), un ensayo en profundidad sobre la película de Hayao Miyazaki de 1989.