A mediados de julio de 2012 fui al cine con esa ilusión y esa expectación que solo unas pocas películas pueden provocar. Después de dinamitar el género de superhéroes con ‘El caballero oscuro’ y crear un espectáculo imaginativo y novedoso de proporciones gigantescas con ‘Origen’, Christopher Nolan volvía a estrenar una de sus grandiosas superproducciones. Y nada menos que con la tercera, y seguramente última, entrega de su Batman, ese acercamiento a las adaptaciones de cómics que tanto celebramos porque nos hacía sentir inteligentes y adultos mientras nos entretenía. Estábamos en pleno verano, pero entré en esa sala de cine como si fuera a desenvolver los regalos de la mañana de Reyes.

La decepción que me llevé fue enorme. ‘El caballero oscuro: La leyenda renace’ tenía supuestamente todo lo necesario para ser justo el peliculón que yo quería: era más épica que su predecesora, tenía espectaculares escenas de acción, un ritmo trepidante y héroes y villanos declamando discursos con grandes, y aparentemente trascendentales, palabras. La música de Hans Zimmer me había hecho retumbar los tímpanos; la escala de la producción, con localizaciones internacionales y apabullantes secuencias explosivas y multitudinarias, era gigantesca. Sin embargo, no sentía como cuatro años antes que hubiera visto un clásico imperecedero sobre la lucha del bien y el mal, una película importante para la historia del cine ni un retrato imborrable de la locura. Los únicos efectos que sentía al salir de la sala eran un ligero dolor de cabeza y un enfado casi infantil.

En teoría fue un éxito inapelable. Las críticas en general fueron buenas (incluida nuestra crítica de ‘El caballero oscuro: La leyenda renace’, firmada por Noel Ceballos), y en la taquilla superó los 1.000 millones de dólares recaudados en todo el mundo (es la más taquillera de Nolan hasta el momento). Pero conforme el humo de las bombas se disipaba pude ver que la decepción no era solo mía.

¿Qué salió mal?

10 años después sigo sin encontrar la respuesta. Christopher Nolan tuvo libertad total para hacer la trilogía y trabajó con el mismo equipo en las tres películas, con guiones a partir de historias de David S. Goyer y coescritos por el director y su hermano, Jonathan Nolan (quien más tarde co-crearía ‘Westworld’ con su mujer Lisa Joy). Los elementos son esencialmente los mismos: una reimaginación contemporánea y realista de Gotham y una exploración seria y emocional de los personajes que la habitan. Nolan tuvo el tiempo y el dinero suficientes para realizar su visión. Y aun así, no le salió una buena película.

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Warner Bros.
Christopher Nolan dirigiendo ’El caballero oscuro: La leyenda renace’

En un revisionado, ‘La leyenda renace’ se cae a pedazos. La historia no tiene sentido, las motivaciones y los planes de los villanos (precisamente el ingrediente con el que Nolan había acertado de lleno antes) son ininteligibles y abstractos, hay escenas y diálogos risibles y tantos agujeros de guion que resulta irritante incluso para el espectador más dispuesto a suspender su credibilidad. Sobran personajes como Catwoman, una versión del personaje sin gracia ni profundidad y cuyo único propósito es el de darle un final feliz a Bruce Wayne.

Puede que Nolan pecara de cierto delirio de grandeza. La recepción de sus dos películas anteriores lo habían confirmado ya como uno de los cineastas más respetados y venerados del Hollywood actual, un director que con solo un puñado de producciones a sus espaldas era comparado con Spielberg, Tarantino y Scorsese por su capacidad para crear espectáculos comerciales de calidad con una voz propia. El éxito de ‘Origen’, una propuesta tremendamente complicada que encantó a crítica y público, tuvo mucho peso en la densidad y la complejidad de la historia de ‘El caballero oscuro: La leyenda renace’. “No me preocupaba el número de personajes. No me preocupaban ese tipo de complejidades porque sabía que el público iba a seguirnos en este viaje”, le dijo a Empire.

La cuestión es, ¿qué viaje? Porque ese es el gran defecto de la película: no sabe qué quiere contar. Hay una falta de cohesión y intención que se refleja sobre todo en Bane, el villano interpretado por Tom Hardy. Si le quitas la presencia física imponente, Bane es un personaje insignificante, cuyo plan para volar Gotham por los aires no tiene pies ni cabeza, ni una razón que quede clara ni sea interesante. No es un villano destacable ni siquiera si uno no lo compara con el Joker de Heath Ledger, pero la comparación es inevitable. La icónica interpretación de Ledger y la naturaleza imprevisible, enigmática y trágica del personaje hicieron de ese Joker un tótem cinematográfico del mal y el caos. Era una fuerza casi sobrenatural y primitiva con la que Bane no podía competir. Quizá por eso los Nolan ni lo intentaron al escribir el guion.

La ideología de Batman

‘La leyenda renace’ también da pie a unas lecturas algo problemáticas, por mucho que el propio Nolan haya negado una dimensión política en la saga. “Probamos muchas cosas para ver qué funciona. Planteamos un montón de preguntas interesantes, pero no es más que el fondo de la historia”, explicó a Rolling Stone. “Lo que de verdad intentamos hacer es mostrar las grietas de la sociedad, mostrar los conflictos que alguien intentaría aprovechar. Vamos a tener interpretaciones extremadamente diferentes de lo que la película apoya o no apoya, pero no hace nada de eso. Solo está contando una historia. Si dices: ‘¿Has hecho una película que quiere criticar el movimiento Occupy Wall Street?’, bueno, obviamente eso no es cierto”.

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Bane en ’El caballero oscuro: La leyenda renace’

Y aun así, eso es exactamente lo que parece hacer la película. Bane se alza como la voz de un movimiento popular que quiere quitarle el poder a las élites ricas (de las que Bruce Wayne forma parte) y devolvérselo al pueblo, en una especie de nueva Revolución Francesa como la que retrató Dickens en ‘Historia de dos ciudades’ (novela de la que ‘La leyenda renace’ bebe mucho). La película pinta esta revolución como un plan violento, maligno y peligroso contra el que Batman tiene que luchar, y de forma nada casual una de las grandes escenas de acción empieza en un atraco a la Bolsa, rodada además en Wall Street.

Los malos de la película eran los sublevados en la vida real, esos que formaban parte de un movimiento social anticapitalista parecido a lo que en España vivimos con el 15-M, el Occupy Wall Street que llenaba portadas de los periódicos un año antes del estreno. Pero la cosa se complica cuando se revela que Bane no quiere liderar una revolución, sino destruir Gotham. Es decir, la película viene a decir que la sublevación popular y la lucha por la libertad, la igualdad y la justicia es una farsa para esconder lo que simplemente es un megaplan terrorista y destructor.

Surgieron cientos de análisis que lamentaban este supuesto subtexto, como el de The Guardian, titulado “¿Te apetece un defensor encapuchado del capitalismo como tu superhéroe?”. “Resulta que el hombre normal y corriente necesita que un multimillonario benevolente y molón le ponga en su sitio, y que le dé una paliza si hace falta”, decía la periodista Catherine Shoard, que calificaba la película como “descaradamente capitalista y radicalmente conservadora”. “Cuando se relaciona de forma visual motivos villanescos y la psicopatía con el enfado de las masas populares contra el status quo económico, se sugiere a la audiencia que solo la gente loca simpatizaría con ese enfado”, argumentaba David Sirota en Salon.

No era la primera vez que el Batman de Nolan se enfrentaba a quejas por su supuesta ideología. Ya en ‘El caballero oscuro’ muchos vieron un claro alegato por la hipervigilancia en la guerra contra el terrorismo. Al fin y al cabo, Bruce Wayne tiene que crear una red de observación que vulnera la intimidad de toda la población en su búsqueda del Joker, sin plantearse en ningún momento las cuestiones éticas de esa decisión.

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’El caballero oscuro: La leyenda renace’

Pero ese es uno de los hallazgos de la trilogía de Nolan sobre Batman. En los años siguientes al 11S, Hollywood intentó por todos los medios que el mundo se entretuviera sin pensar en el ataque terrorista, eliminado de todas las producciones las Torres Gemelas y evitando cualquier imagen o trama que evocara el ataque. Nolan hizo todo lo contrario. ‘Batman Begins’ y sus dos secuelas son un reflejo exagerado de lo que estaba pasando en el mundo y reflexionan sobre cuestiones que definieron esa época como el miedo colectivo, la hipervigilancia o la escalada militar. También reconstruyen muchas imágenes que recuerdan a los ataques terroristas masivos que varias ciudades vivieron entonces. Ante los problemas reales, el entretenimiento puede ser escapista o catártico, y Nolan optó por la catarsis.

¿Le pedimos demasiado a 'El caballero oscuro: La leyenda renace'?

Así es como el director de ‘Tenet’ ha logrado coronarse como el rey del blockbuster: saltándose las reglas. Mata a la novia del protagonista, no acaba las películas con escenas post-créditos que sugieren una secuela, y no hace caso a los ejecutivos (tras el éxito de ‘El caballero oscuro’, en Warner daban por hecho que el tercer villano de la saga sería Enigma y estaría interpretado por Leonardo DiCaprio; él dijo que no). También se niega a rodar con segundas unidades, a diferencia del resto de directores de blockbusters: “¿Por qué querría dirigir una película de acción en la que contrato a otro director para dirigir la acción?”, le dijo al estudio cuando preparaba ‘Batman Begins’.

Otra cosa que le separa de la norma es su compromiso con los efectos especiales físicos, algo raro en el cine de superhéroes y que aporta mucho valor a ‘El caballero oscuro: La leyenda renace’ (por muy fallida que sea, no se le puede negar la espectacularidad). La escena del estadio de fútbol americano en la que Bane se revela ante Gotham se rodó realmente en el estadio de Pittsburgh, con explosiones reales y 11.000 extras.

Por todo esto nos decepcionó tanto ‘La leyenda renace’. Pero quizá, sobre todo, nos decepcionó porque pusimos las expectativas en un lugar imposible de alcanzar. Esta película no iba estar nunca a la altura de lo que en nuestra mente era ya ‘El caballero oscuro’, un clásico que ha sido comparado con ‘El padrino’ y está para muchos entre las mejores películas de la historia del cine. La conclusión de la trilogía de Batman de Christopher Nolan no fue más que una superproducción épica, descomunal, con un guion mediocre y fallido pero bien dirigida y con muy buen reparto. Ojalá todas las decepciones fueran así.

Headshot of Javier P. Martín

Licenciado en Comunicación Audiovisual, es el típico que entró en la carrera queriendo ser director de cine hasta que se le quitó la tontería a los 15 minutos. Le encanta escribir sobre series, pero también lo hace sobre películas. Marvel, terror, HBO o dramones indies, cualquier género, forma y medio es bueno si la historia lo vale. Las entrevistas y el cine español son su debilidad, y está enganchado a ‘Drag Race’.