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'La chica que lo tenía todo' se ha convertido en el éxito más reciente de Netflix desde su llegada a la plataforma el pasado 3 de octubre, robándole la partida incluso a 'El teléfono de Mr. Harrigan', adaptación de Stephen King estrenada dos días antes. Por tanto, las cifras no solo asientan la popularidad de una Mila Kunis que, pese a prodigarse poco y sin mucho reconocimiento, sigue siendo un nombre que engancha a la audiencia, si no a la popularidad de las historias reales.
Parece que no hay nada mejor para una película que ambientarse en una historia real. El público no solo alucina con que lo que ve en la pantalla tenga una base real si no que anima la conversación, la búsqueda de información y, en definitiva, genera un ruido que ayuda al éxito de la película.
Ani FaNelli, el personaje de Mila Kunis, es una chica que parece tenerlo todo, un puesto laboral muy codiciado en una importante revista y un prometido perfecto. Pero todo se desmorona cuando el director de un documental sobre crímenes (cuánto saben en Netflix de eso) la contacta para que cuente todo sobre un incidente de su adolescencia que mantenía oculto. Basado en el libro homónimo de Jessica Knoll, la historia se inspira en un hecho real que vamos a narrar a continuación.
'La chica que lo tenía todo': Historia real
En la película se desvela que Ani fue violada cuando era adolescente por tres compañeros de su clase. Sin embargo, los tres negaron siempre lo ocurrido y todos los demás acabaron por no creer a Ani, incluida su madre. Después se produce un tiroteo en la escuela en la que dos violadores mueren y el tercero queda parapléjico. Curiosamente, este último llega a senador y activista contra las armas.
Knoll, la autora del libro, tardó un año tras la publicación en contar (vía Today) que tuvo una experiencia muy similar a la de su protagonista:
Siempre me siento poco merecedora de ser llamada cosas como valiente porque tenía que abrirme en la ficción. Había estas cosas de duelo dentro de mí. Anhelaba desesperadamente la liberación de publicar mi historia en papel, y la validación de reconocer lo que me había sucedido como una violación. Necesitaba eso. Pero por otro lado, tenía miedo de que la gente lo leyera y llegara a la misma conclusión que la gente cuando estaba en la escuela secundaria, que no había ocurrido ninguna violación y que de alguna manera había participado con consentimiento en ello.
Algunas palabras de Ani, "Mi ira es como el monóxido de carbono. Es inodoro, insípido, incoloro y completamente tóxico", son de la propia Knoll. Sin embargo, ya os avanzamos que lo del tiroteo es ficticio. Knoll no ha dicho que les ocurrió a sus violadores o si volvieron a actuar con más personas al irse de rositas, así que tampoco es que sepamos si esta noticia es buena o mala. Aunque según Knoll la muerte de ambos, convertidos en víctimas, es todavía peor para Ani:
Todavía tenía la idea en mi cabeza de que lo que le pasó a Ani no fue lo suficientemente malo, porque eso es lo que me pasó a mí. Pensé que tenía que empeorarlo. Ella ahora carga con el hecho de que son 'buenas víctimas'. Han sido asesinados a tiros. La comunidad está de luto por sus muertes. Luego, además de eso, Dean hace algo bueno con lo que le sucedió y hace más difícil para ella confrontarlo.
En la película Ani logra decir su verdad cuando consigue un trabajo para el New York Times, al igual que lo hizo Knoll con un ensayo. Sin embargo, esto no es del libro de la autora, si no un añadido de la película. La autora, según le dijo a EW, vio bien esta licencia.
Es muy meta que sea una historia ficticia, un personaje ficticio, pero hay incluso más elementos que están inspirados en mi vida real en la cinta. Me gusta que se analice el año que siguió tras escribir el libro y mi ensayo, y la reacción a él, o yendo a un programa de televisión para hablar sobre eso. Me gustó que incrustásemos eso en la película porque creo que contribuye a un viaje más épico para Ani.
'La chica que lo tenía todo' ya está disponible en Netflix.

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática. Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes. Tras 8 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino. Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación. Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.