Imagínense que en la próxima gala de los Oscars 2023 se diesen dos premios a Mejor dirección: uno a Mejor director y otro... a Mejor directora. O que hubiese un premio a mejor guionista varón y mejor guionista mujer. Raro, ¿no? Pues así se entregan los de interpretación desde el albor de los premios y, quizás por costumbre, no nos ha parecido extraño. Sin embargo, en los últimos años la eliminación de esta barrera ha empezado a convertirse en objeto de debate. Esta misma semana Emma Corrin, de 'The Crown', reclamaba premios neutros para intérpretes no binarios, pero no es la única que ha propuesto el tema últimamente. Mientras los Oscar todavía no se pronuncian al respecto, los Spirit Awards anunciaron el pasado mes de agosto la eliminación del género en categorías interpretativas, siguiendo a festivales como Berlín y San Sebastián y a otros galardones. También hay voces en contra. ¿Qué hay detrás de todo esto?

De dónde venimos

La primera edición de los premios Oscar, celebrada en 1929 y que premió a las cintas de los años 1927 y 1928, repartió doce galardones (y otros dos honoríficos) y tanto los premiados como los nominados fueron todos hombres, a excepción de la categoría Mejor actriz, en la que ganó Janet Gaynor. Esa era la situación de partida, una industria dominada por hombres y en la que solo la interpretación era terreno que pisaban las mujeres. En la siguiente edición, Bess Meredyth y Josephine Lovett fueron nominadas por guion, pero sería una situación bastante inusual aunque poco a poco apareciesen otras pioneras.

Dorothy Fields fue nominada en 1935 por Mejor canción original y Julia Heron, en 1941, por Diseño de producción (ambas acompañadas de varones en la nominación). Les siguieron Janice Loeb en 1948 por el documental 'The Quite One', el mismo año que Edith Head, Irene, Dorothy Jeankins y Karinska inauguraron la presencia femenina en una de las pocas categorías que luego dominaría la mujer, Diseño de vestuario. Para una nominación a Mejor dirección habría que esperar hasta 1976 con Lina Wertmüller, si bien Astrid Henning-Jensen habían logrado entrar en la categoría de Película de habla no inglesa en 1959. En 2009, al fin, Kathryn Bigelow fue la primera mujer en ganar en dirección. En 2020, un estudio de The Guardian apuntaba a que solo el 14% de los nominados de toda la historia de los Oscar habían sido mujeres.

Que las mujeres siguen en desigualdad frente a los hombres en las industrias del cine y el entretenimiento es una realidad evidente, pero la pregunta es si desdoblar categorías es solución o si, por el contrario, supone un vestigio del pasado.

A vueltas con el género

"El cambio obedece a la convicción de que el género, una construcción social y política, deja para nosotros de ser un criterio de distinción en la actuación. El criterio para el jurado será el de distinguir entre malas o buenas actuaciones", explicaba José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián el año pasado cuando cambiaron las Concha de Plata a mejor actor y a mejor actriz por las Concha de Plata a mejor interpretación protagonista y a mejor interpretación de reparto. Esta afirmación la podríamos reformular como pregunta: ¿influye el género a la hora de desempeñar un oficio como es la actuación? y, por tanto, ¿por qué compiten separados o se consideran logros diferentes?

En Donosti no eran los primeros, sino que se unían al festival de Berlín. Antes, los premios Grammy eliminaron la distinción de género en 2012 ("¿Cuál es la diferencia entre un cantante de country hombre y una cantante de country mujer? Parece el principio de un chiste, pero no hay remate. Es solo un hecho. Ambos están cantando, así que ¿por qué separarlos?", decía entonces el presidente de la Academia de Grabación, Bill Freimuth), así como los premios MTV lo hicieron en 2017.

Por supuesto, no es solo cuestión de hombres y mujeres, sino que a medida en que avanzamos hacia una sociedad en las que muchas personas no se sienten representadas por el binarismo de género, estas quedan excluidas de esas categorías o forzadas a encajar en una u otra. Es, por ejemplo, el mencionado caso de Emma Corrin, intérprete popular por 'The Crown' y que se identifica como no binarie. "En este momento, es difícil para mí tratar de justificar en mi cabeza ser no binarie y ser nominade en categorías femeninas", reflexionaba sobre su posible carrera al Oscar por dos películas de alto perfil, 'My Policeman' y 'El amante de Lady Chatterley'. Tal y como están las reglas, debe elegir la categoría masculina y femenina o presentarse en ambas, como hizo Kelly Mantle en su precandidatura de 2016. Emma D'Arcy de 'La casa del dragón', también no binarie, ha tenido que presentarse a los Globos de Oro como actriz principal.

Eliminar la barrera de género, ¿suprime la discriminación o la incrementa?

Uno de los principales argumentos en contra de la supresión de la división por género es que a menos premios, menos oportunidades, así como la asunción de que las mujeres, probablemente, saliesen perdiendo en una categoría mixta. Si lo reducimos a una cuestión de número de premios, claro que se dificulta llegar hasta la estatuilla, pero no tiene por qué ser así: se puede borrar la separación de género y, a la vez, sumar otros premios (por ejemplo, actor revelación en premios que no lo tienen o separar drama y comedia). ¿Es más justo e igualitario Actor-Actriz principal o Intérprete de drama-comedia?

Cuando Hollywood abrió en serio el debate racial, con la bomba del #OscarSoWhite entre sus manos, a nadie se le ocurrió crear un premio para actores o directores blancos y otro complementario para racializados. Significaría exclusión, crear una parcelita menor para aquellos que por discriminación histórica no acceden a la mesa de los mayores. En su lugar, la denuncia y la visibilización de la falta de diversidad fue el camino tomado para que los estudios, plataformas de streaming o academias se pusieran las pilas. Los incentivos a las producciones o las reglas sobre diversidad en los premios son herramientas para deshacer en cierta medida la inercia de la desigualdad.

El miedo a que las categorías mixtas reduzcan el número de mujeres premiadas es comprensible, pero la división por géneros en estas no ha sido, precisamente, una herramienta histórica hacia la igualdad. Cuando Issa Rae leyó en 2020 la lista de candidatos a Mejor dirección, dejó un recadito: "Enhorabuena a estos hombres". Con su sutil comentario puso en evidencia a la Academia y su exclusión sistemática de directoras, pero crear una categoría para ellas no sería la solución. De hecho, los premios están al final de la cadena, pero la desigualdad surge mucho antes, en la concepción de proyectos y contratación de equipos. Si hoy día tenemos una nueva generación de directoras españolas consolidándose es, además de por su talento, por políticas específicas en la industria del cine que han buscado reparar este agravio histórico. El problema está mucho antes de los premios.

¿Es la dirección correcta pero no el momento?

La alfombra roja de los premios Gotham celebrada este lunes, con su segunda edición con premios sin género, era un buen momento para retomar el debate. "Me encanta. Para empezar, creo que era algo que estaba anticuado. Y también creo que hay personas no binaries, en el caso de mi serie hay miembros del elenco que son no binaries, y no creo que haya que forzarles a entrar en una categoría a la que creen que no pertenecen", respondía a Variety la actriz Melanie Lynskey de 'Yellowjackets'. Michael Chernus de 'Separación' o el director Baz Luhrmann también se mostraban favorables a la idea de que los Oscar siguieran este camino.

Por su parte, Patricia Arquette no mostraba oposición sino duda: "No lo sé. No sé ni siquiera si sería justo en estos momentos porque creo que la mayoría de los proyectos siguen teniendo a hombres a la cabeza y la mayoría de los papeles siguen siendo escritos para hombres y son mejores para ellos. Así que no sé si sería justo para todos". Y es una duda razonable. Si la industria todavía no ha avanzado hacia la igualdad, puede sacar de la carrera a más mujeres que hombres, especialmente a mujeres que a partir de cierta edad ven reducidos los papeles que se les ofrece, algo que no pasa con sus compañeros masculinos. Hay quien piensa que esto sería, precisamente, la forma hacer evidente la desigualdad: cuanto más nítido se vea, menos maquillado quedará el problema.

Incluso comprendiendo las dudas que despierta, la reflexión nos puede llevar a pensar que se trata más de una cuestión de cuándo que de sí o no. O, al menos, que la conversación va a seguir cada vez más vívida. Los que hagan unos por ahora reticentes premios Oscar puede marcar la pauta mundial, pero no son los únicos con la pelota en su tejado. Los BAFTA ya tienen una categoría sin género, la de Estrella emergente, y aseguran estar valorando qué hacer en adelante. Los Goya, por su parte, solo se limitaron a decir que "este es un debate abierto y muy complejo" tras la decisión de San Sebastián. El futuro, está por escribir.

Headshot of Álvaro Onieva

Nací en Wisteria Lane, fui compañero de piso de Hannah Horvath y 'Chicago' me volvió loco porque Roxie Hart soy yo. Tengo la lengua afilada, pero, como dijo Lola Flores, "me tenían que dar una subvención por la alegría".