Estaba al teléfono escuchando anonadado como me ofrecían dirigir la nueva revisión de Godzilla mientras veía en mi escritorio el DVD de la edición especial del original de 1954, la de Ishirô Honda, que me acababa de comprar, recuerda Gareth Edwards (Nuneton, Gran Bretaña, 1975) cuando explica a FOTOGRAMAS cómo llegó al proyecto. Nunca en mi vida me imaginé que me propondrían algo así. Una sorpresa casi tan enorme como el mismísimo rey de los monstruos cinéfilos, el dinosaurio radioactivo más conocido de la historia del cine. Porque Edwards, de discurso acelerado y formado en el mundo de los efectos digitales, hasta ese momento tenía un solo título en su filmografía como director: la, claro está, sorprendente 'Monsters' (2010). Tuve la suerte de haber hecho ese pequeño film independiente muy realista sobre monstruos que se concentraba en los personajes y querían un Godzilla así. Edwards pasó de hacer algo muy artesano, y con un equipo mínimo, a manejar una auténtica superproducción. Lo mejor de los blockbusters es que puedes fichar a tus héroes. Yo he fichado a los míos para mi película. Los tengo aquí.

BREAKING BIG

Héroes como Walter White, el ex profesor reciclado en señor de la metanfetamina de la serie Breaking Bad que le ha brindado a su álter ego, el actor Bryan Cranston (Canoga Park, California, 1956), un Globo de Oro y cuatro Premios Emmy, además del reconocimiento de todo el mundo. Cranston, protagonista, con el monstruo, de este film coral, venció el miedo a su reciente experiencia en el cine de gran presupuesto (John Carter, Total Recall), y se sumó al proyecto. Al principio tenía mis dudas, confiesa. Pero los reparos desaparecieron una vez leí el guión y vi la primera película de Gareth y hablé con él. Pensé que los personajes tenían una personalidad interesante y que podría ser divertido, argumenta Cranston, que quita cualquier atisbo de seriedad a su respuesta al finiquitarla con una imitación, bastante convincente, del rugido de Godzilla. Como actor buscas a un director que no sea excluyente. Me gustó que Gareth dudara en algún momento del rodaje. Esto abre la puerta al diálogo y al trabajo en equipo.

JAPÓN, AÑO CERO

El primer Godzilla, cuenta Edwards, fue como una terapia para toda la nación, una metáfora sobre todo aquéllo de lo que no se podía hablar: Hiroshima, la radiación nuclear, el sufrimiento de la guerra... Tenía claro que ese tenía que ser el tema subyacente. Remata Edwards: Teníamos que volver a los orígenes. E, implícitamente, intentar hacer olvidar la visita de 1998 de Godzilla a Hollywood con la disaster movie de Roland Emmerich. Los nipones estudios Toho, responsables de la primera entrega y de la veintena que siguieron, y propietarios de los derechos del monstruo, pusieron dos condiciones a Legendary, los productores del nuevo film. La primera, acordada antes del desastre de la central de Fukushima en 2011, que Godzilla tenía que nacer de un incidente nuclear. La segunda, que la trama tenía que desarrollarse en Japón. Pese a eso, el reparto iba a ser internacional.

VENGADORES SIN FRONTERAS

Todos mis amigos me preguntaban: ¿En serio? ¿Otra película de Godzilla en Hollywood? Porque la última... El que menta la soga en casa del ahorcado es Ken Watanabe, el actor japonés que Gareth Edwards quería para liderar un cast internacional y heterogéneo. La francesa Juliette Binoche y la británica Sally Hawkins, dos actrices poco dadas a este tipo de producciones, completan un reparto en el que coinciden por primera vez Aaron Taylor-Johnson y Elizabeth Olsen, que aquí encarnan a un joven matrimonio pero que en breve serán Mercurio y Bruja Escarlata, los hermanos gemelos mutantes Maximoff en The Avengers: Age of Ultron, segunda entrega del Dream Team de superhéroes Marvel que prepara Joss Whedon. Para Olsen, que dejó huella en la indie Martha Macy May Marlene (Sean Durkin, 2011), este es su bautizo blockbuster. Fue un poco surrealista ir de un plató donde te sabes el nombre de todo el mundo y hasta el de sus familiares a otro donde no conoces a casi nadie porque hay muchas cosas que pasan sin que tu estés presente, confiesa la hermana menor de las gemelas Olsen. Taylor-Johnson, en cambio, está más familiarizado a este entorno desde que se puso el traje del superhéroe de pacotilla Kick-Ass (Matthew Vaughn, 2010). Para preparar su personaje, no se interesó demasiado por las versiones anteriores. Sólo vi la original de 1954 porque es nuestra inspiración. No quise ver las más recientes. De hecho, tengo un vago recuerdo de la anterior película. Sólo recuerdo que me pareció un verdadero y gigantesco bodrio.

60 AÑOS DE GODZILLA

Para Edwards, el tamaño importa. Y mucho. Por eso ha creado el Godzilla más grande jamás visto en cine: 107 aterradores metros de altura. La ocasión no es para menos. El monstruo japonés celebra su 60 aniversario. Godzilla ha evolucionado mucho a lo largo de la historia del cine y la nuestra no es una película más de una saga con un mismo protagonista. Más allá de que tenga un monstruo, puedes contar la historia que te apetezca. Es un universo muy estimulante para explorar.

Cranston coincide en la actualidad del monstruo. Su historia todavía mantiene cierta resonancia que sigue atrayendo a generación tras generación. Tiene un gran poder alegórico. Puede leerse como una metáfora política o sobre la necesidad de vivir de forma responsable con la naturaleza. Quién sabe, quizá dentro de unos años, la gente vea en nuestra película una metáfora sobre problemas de los que ahora no somos conscientes. Edwards, por su parte, no quiere hablar de secuelas y asegura haber hecho una película con principio y final. Y se muerde las uñas pensando en el estreno. Tengo muchas ganas de estrenar nuestro Godzilla especialmente en Japón. Aunque me muero de nervios, porque es como devolver un niño a su familia después de mucho tiempo.