Desde FOTOGRAMAS, celebramos los 25 años de 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma' (G. Lucas, 1999) con un homenaje lleno de contenido galáctico. Después de la entrevista al actor de Jar Jar Binks, el personaje más odiado de Star Wars, toca diseccionar a otro de los mejores personajes de la trilogía de precuelas: Padmé Amidala. Aunque el mundo oyó por primera vez su nombre en el episodio VI, 'El Retorno del Jedi' (Richard Marquand, 1983), cuando Luke Skywalker le pregunta a Leia si recuerda a su verdadera madre, no fue hasta 1999 cuando apareció en pantalla. Natalie Portman, que entonces apenas tenía 18 años, fue la encargada de dar vida a uno de los personajes más fuertes y más queridos de la saga galáctica.

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Lucasfilm//Disney

En declaraciones en exclusiva a FOTOGRAMAS, Natalie Portman explica que "aún hoy no me creo la suerte que tuve cuando me escogieron para participar en ‘La amenaza fantasma’ y poder formar parte del universo ‘Star Wars’. Yo debería tener unos 16 años cuando pasó y fue una de esas oportunidades que se dan una única vez en la vida. De verdad, es un privilegio ser parte de una mitología que está tan profundamente arraigada en la cultura popular. Y es muy emocionante ver como, 25 años después, la gente sigue llenando los cines para ver esa película con el mismo entusiasmo que cuando se estrenó. De verdad, es algo muy emotivo", asegura. Tras la trilogía de precuelas, Padmé Amidala ha vuelto a aparecer en producciones como la cinta animada ‘Star Wars: The Clone Wars’ y en la miniserie ‘Star Wars: Fuerzas del destino’ (2017). Eso sí, sin la participación de Portman. Con motivo del 25 aniversario, diseccionamos algunos de los aspectos clave de una heroína inmortal.

¿Quién es esa chica?

Existen pocos personajes en la galaxia con tal fuerza de carácter, bondad y sabiduría. Padmé Amidala, personaje central en la trilogía de precuelas de Star Wars, fue todo un faro de coraje a lo largo de las Guerras Clon hasta llegar a inspirar a la Alianza Rebelde. Fruto de su relación con Anakin Skywalker, dio luz a otros dos personajes clave en el tríptico original: Luke Skywalker y Leia Organa. Ya en su primera incursión en 'La amenaza fantasma', donde se presenta como la joven reina del planeta Naboo, Amidala inunda de belleza y misterio una historia hasta entonces desprovista de aquella pieza central.

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La valentía y autodeterminación de una de las figuras femeninas más influyentes en la galaxia la llevaron a responder activamente cuando la Federación de Comercio invade su planeta natal y, después de su reinado, Padmé se convierte en senadora y portavoz antibelicista en el Senado. Además de una imperiosa faceta política, el papel de Amidala está estrechamente ligado a su familia, siendo el temor de Anakin a perderla un factor clave en su transición al Lado Oscuro y posterior transformación en Darth Vader. Ya en los momentos finales del Jedi convertido en Sith, las últimas palabras de Amidala se hicieron realidad: aún existía el bien en Anakin Skywalker.

Dos rostros y una mujer

Muchos de los niños –y adultos– que vieron la película estrenada en 1999 se encontraron con una gran confusión entre los personajes de Natalie Portman (Padmé Amidala) y Keira Knightley como Sabé, la primera doncella de la reina durante su mandato como Monarca de Naboo. Un truco con el que ambas pretendían engañar a los personajes ficticios, haciéndose pasar la una por la otra, pero que traspasó las fronteras de la realidad. Algo bastante comprensible teniendo en cuenta que, además del parecido entre las actrices, el maquillaje blanco de Amidala ya era un rostro en sí mismo.

Antes de cumplir la mayoría de edad durante el rodaje de 'Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra' (G. Verbinski, 2003), Keira Knightley cumplió los 14 entre criaturas del espacio y espadas láser. A pesar de que los padres de la actriz intentaron convencerla de que no fuera a la audición, el fanatismo de Knightley por la saga galáctica era tan fuerte que consiguió el papel junto a Portman. El parecido entre ambas era tan potente que, cuando ya estaban completamente vestidas y maquilladas, la madre de Knightley tuvo problemas para identificar a su propia hija cuando visitó el set de rodaje.

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Por su parte, Natalie Portman ya había acariciado el éxito con su debut en 'Léon (El profesional)' (L. Besson, 1994), pero eso no era ninguna excusa para dejar sus estudios. La Reina Amidala se perdió la fiesta de estreno de 'La amenaza fantasma' en Nueva York por tener que estudiar para sus exámenes finales del instituto. Para concretar el tipo de dialecto que tendría su personaje, la joven actriz trabajó con un entrenador de voz. Después de muchos intentos, se decidieron por un tono clásico e imperioso, el mismo que Katharine Hepburn o Lauren Bacall habían usado en su época dorada. Luego, ya en postproducción, la voz de Portman se bajó electrónicamente para hacerla sonar más solemne y propia de una reina (más o menos) adulta.

Antes muerta que sencilla

"No pude quedarme con ninguno de los vestidos porque del rodaje se iban directamente a los archivos de George [Lucas] para ser conservados", revela Natalie Portman en una entrevista exclusiva con FOTOGRAMAS. "Lo que sí hice fue robar uno de los sables láser de Anakin, uno de los que blandía en el Episodio II. ¿Te quieres creer que no sé dónde está? Lo tuve localizado hasta que le perdí la pista y ahora mismo no sé dónde puede estar. Pero sí, tienes razón, el vestuario de Padmé era increíble. Recuerdo uno especialmente, un vestido azul claro que Padmé lleva en el desierto que me encantaba… aunque creo que también era del Episodio II [risas]. Eran todos espectaculares". Los modelazos en los que se enfundaba la actriz durante la trilogía de precuelas son el sueño húmedo de todo amante de la moda. Un auténtico desfile de colores, texturas, estilos y culturas que no solo refleja el estatus político de Amidala, sino también su personalidad y las circunstancias en las que se encuentra.

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La diversidad y elaboración de las piezas de Padmé van desde atuendos formales y ceremoniales hasta trajes de batalla más prácticos. El meticuloso diseño empapa cada pieza, con especial atención a los detalles y materiales lujosos, lo que refleja su posición como reina y senadora. Y si nos fijamos en los colores, predominan los tonos cálidos –rojos, naranjas– en oposición a los fríos –azules, negros–. Este simbolismo no solo sugiere un oscilamiento entre los polos opuestos de la Fuerza, sino que también reflejan el estado emocional de Amidala y los temas de las escenas. Por ejemplo, sus trajes más oscuros durante la crisis política sugieren gravedad y seriedad, mientras que sus atuendos más livianos y coloridos reflejan momentos de esperanza y paz.

Los vestidos más majestuosos y extravagantes, a menudo adornados con joyas y bordados finos, suelen incluir tocados y maquillaje extravagantes, símbolo de su autoridad y del rico patrimonio cultural de Naboo. En su rol de senadora, Padmé adopta un estilo más sofisticado pero igualmente impresionante. Sus atuendos senatoriales –incluyen capas largas y colores oscuros– son elegantes y apropiados para el entorno político, demostrando su estatus y su compromiso con sus deberes oficiales. Por otro lado, uno más práctico, está la ropa de batalla y aventuras varias. Y es que durante sus misiones, Padmé utiliza trajes tan funcionales como unos (no tan) simples pantalones para moverse con facilidad. Aunque no siempre cumplen su función, como ocurriría en el Arena Petranaki del Episodio II, cuando su camiseta blanca se rompe hasta convertirse en lo que hoy llamaría un crop top.

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Trisha Biggar, diseñadora de vestuario, fue la encargada de buscar inspiración en una amplia gama de fuentes históricas y culturales. Entre ellas, los peinados y diseños tradicionales de países como Japón, India, Mongolia o China. Eso sí, modificados para evitar que se los vinculara con una etnia concreta. La prueba más irrefutable del legado de esta indumentaria es que, a día de hoy, miles de niños se siguen vistiendo de Amidala cuando la ocasión lo permite. La parte exterior de Padmé Amidala es una parte integral de su personaje, reflejando su evolución, su papel en la galaxia y su rica personalidad. Aunque su indumentaria dejara por los suelos la que más tarde llevaría su hija, no solo entra por los ojos, sino que también añade profundidad y contexto a una historia en construcción.

La dama de hierro

"Pese al sambenito del infantilismo que arrastra la saga de ‘Star Wars’ desde sus orígenes, resulta incuestionable que estamos ante una obra cargada de connotaciones abiertamente ideológicas, cuando no directamente políticas", cuenta Manu Yáñez sobre por qué las películas de Star Wars hablan de política más de lo que te imaginas. Padmé es conocida por su papel como líder. Inicialmente, como Reina de Naboo y más tarde, cuando se convierte en Senadora de la República Galáctica, su liderazgo se caracteriza por un fuerte sentido de la justicia y la dedicación a su pueblo. El pacifismo y antibelicismo con los que el personaje de George Lucas lucha por soluciones diplomáticas choca directamente con el creciente militarismo en la galaxia. Es cuando se confirma la ineficacia del Senado cuando Padmé pronuncia una de las frases más rotundas de la trilogía predecesora: “La República ya no funciona”.

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Con solo catorce años, Amidala fue coronada en el trono de Naboo poco antes de tener que lidiar con la ocupación de la Federación de Comercio. Por vicisitudes de la vida, como diría Noemí Argüelles, su determinación para liberar a su pueblo desembocó en toda una cadena de acontecimientos que provocaron el estallido de la Guerra de los Clones. Entre ellos, la elección de Sheev Palpatine—secretamente, Darth Sidious— como canciller. Amidala luchó con valentía en la Primera Batalla de Geonosis, poco antes de casarse en secreto con su churumbel, el Caballero Jedi Anakin Skywalker. Así, pasó a ser una miembro destacada del Comité Leal que intentó lograr la paz entre la República y la Confederación de Sistemas Independientes.

Antes del fin de la guerra, Amidala, embarazada de gemelos, continuó su intento de restaurar la libertad a la República por ser una destacada miembro de la Delegación de los 2.000, un grupo que impulsó al Canciller Palpatine a renunciar a su autoridad ejecutiva. En lugar de renunciar a su poder, el malvadísimo Sith convirtió a Skywalker al lado oscuro de la Fuerza y lo bautizó como Darth Vader antes de transformar la República en el Imperio Galáctico. Fue entonces cuando Amidala dio a luz a Luke y Leia justo antes de morir. Años más tarde, tanto la pequeña princesa como el retoño Skywalker seguirían, inconscientemente, los pasos de sus progenitores. Mientras Leia se erigió como una defensora de la democracia e imprescindible en la alianza que derrotó al Imperio, Luke siguió los pasos de su padre, convirtiéndose en un Caballero Jedi y logrando enderezar a Vader en el camino luminoso. Al contrario que su hija Leia –que lucharía casi siempre en la clandestinidad–, Padmé atraviesa toda la galaxia para defender los intereses de su pueblo y, por consiguiente, de la República.

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Con mucha personalidad

La independencia y autodeterminación de Amidala –siempre resistente a la corrupción– es uno de los factores más atractivos del personaje que, aunque no está exento de estereotipos, brilla como figura femenina empoderada. A lo largo de la historia, Padmé demuestra un notable coraje y valentía, llegando a participar en misiones bastante peligrosas para proteger a los demás. Su valentía se manifiesta tanto en el campo de batalla como en el ring político, sacando a relucir su inteligencia y habilidades estratégicas. Su dominio de la diplomacia es tan impresionante que (casi) siempre consigue surcar las olas más grandes de la compleja arena política de la República.

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De la misma forma que Amidala demuestra su fuerza de voluntad en las decisiones que toma, Natalie Portman tampoco lo tuvo fácil. La actriz recuerda cómo vivió las críticas a 'La Amenaza Fantasma', diciendo que "al ser tan joven, no llegué a entender la naturaleza de la bestia, pero luego comprendí que algo tan, tan esperado sólo podía llevar a la decepción". La compasión y la empatía son aspectos que también parece compartir con su personaje, siempre dispuesto a luchar por el bienestar de los demás, ya sea su propio pueblo, los soldados clon, o incluso sus enemigos. Todo para conseguir la justicia y la paz en la galaxia.

No sin mi chorbo

Que sí, que es un icono y no necesita a nadie para valerse por sí misma. Pero, ¿quién puede juzgarla por enamorarse de Anakin? La relación entre ambos es fundamental para la trama de las precuelas. Y, aunque el primer encuentro tiene lugar en 'La amenaza fantasma', su madurez empieza a igualarse (más o menos, teniendo en cuenta una diferencia de edad de cinco años) a partir del segundo episodio. Un amor adolescente, profundo, prohibido y trágico que desemboca en una de las mayores catástrofes de la historia, ya que de alguna forma contribuye a la caída de Anakin al Lado Oscuro.

No hay que olvidar que el personaje de Natalie Portman es una política inusual, con un coraje e integridad notables. Eso hace que la relación de Padmé con Anakin Skywalker sea aún más inquietante, puesto que este romance secreto introdujo un elemento de engaño en un personaje extremadamente noble. Ese, sin embargo, es el mensaje de la trilogía precuela de George Lucas; que los héroes tienen defectos y que la oscuridad puede vencer a la luz si la gente decide abandonarlo. Aunque existe una teoría que desmonta la historia de amor entre Padmé y Anakin –¡Amidala solo quería a su pueblo!– es innegable lo mucho que esta holonovela romántica ha influido en la trama y, por supuesto, en sus más acérrimos adeptos.

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Se masca la tragedia

Entre batallas, debates y romance, la tragedia siempre ha estado presente en la vida de Padmé, que también sufre las fatalidades de quienes la rodean. El ejemplo más claro es Anakin, que desde la separación de su madre acumula toda una montaña de desgracias. Los desastres políticos tampoco se quedan atrás. Es en el episodio III cuando Padmé, tan dedicada a su pueblo como a la democracia, observa impotente cómo arde el Templo Jedi y, con gran dolor, toma consciencia de que su mundo ha cambiado para siempre.

La muerte de Amidala al final de 'La Venganza de los Sith' es un momento crucial y lacrimógeno en la saga, ya que su pérdida simboliza la caída de la República y la total transformación de Anakin en Darth Vader. El impacto de Padmé en la saga es profundo y, al igual que la madre de Luke Skywalker y Leia Organa, su legado continúa a través de sus hijos. Si por algo la monarca ha impactado a tantas generaciones es por sus valores de justicia, paz y compasión que aún perduran a lo largo de estos 25 años. Aspectos que, combinados, hacen de Padmé Amidala un personaje tan complejo como multifacético, cuya presencia y acciones siempre pervivirán, dentro y fuera del universo de Star Wars. Larga vida a la reina.

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Javier Navarrete (El Chico Llama)
Headshot of María Juesas

Atrapada entre la música y el cine, desde Vigo llegó a Madrid para estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III. Cuenta la leyenda que prefería saltarse clases para ir a algún estreno aunque, si se lo preguntas, lo negará. 

Llegó a la redacción de Fotogramas como becaria en prácticas, después de adentrarse en el periodismo musical y de cine colaborando en medios como la revista Milana. Ha entrevistado a personalidades como Jonás Trueba o Irene Escolar y su bien más preciado es una púa de guitarra. Vive enamorada de Phoebe Waller-Bridge y Nora Ephron. Si no la encuentras, es que estará viendo alguna película de Kurosawa. Da igual cuándo leas esto.