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Cuando Ahmed Best fue escogido para el papel de Jar Jar Binks en 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma' (G. Lucas, 1999) apenas tenía 24 años. Por aquel entonces, él estaba haciendo una gira con 'Stomp' –espectáculo que mezcla teatro con instrumentos musicales poco convencionales– y su vida cambió de la noche a la mañana cuando Robin Gurland (directora del casting galáctico) se camufló entre el público de una de sus representaciones. El resultado de aquel encuentro fue el primer trabajo de Best en el cine y un legado que, para bien y para mal, pervivirá siempre. Lo que no podía imaginar aquel chaval criado en el Sur del Bronx en Nueva York era que sería el hombre más odiado del universo Star Wars. Su reputación, hoy reconstruida, le ha llevado por caminos insospechados de luz y oscuridad.
En una galaxia muy, muy lejana, Ahmed Best se enfrentó al primer personaje construido enteramente mediante captura de movimiento generada por ordenador (CGI). Desde entonces y hasta hoy, el gungan Jar Jar Binks se ha convertido en un improbable favorito entre los fans de la saga pero, en aquel momento, su mera existencia hizo arder un Internet naciente. Las críticas y mensajes de odio se acumularon, enfocadas contra el propio Best y acusando a su personaje de ser una caricatura racista. Por si eso no fuera suficiente para el veinteañero, se filtró el número de teléfono de Best y su contestador automático se llenó de amenazas de muerte, provocando una consideración de suicidio en una carrera que apenas empezaba a despegar.
Veinticinco años después de aquel episodio, los mensajes que recibe el actor han dado una vuelta de tuerca. Prueba de ello fue la emocionante ovación que recibió durante la Star Wars Celebration de 2019, donde el amor del fandom se trasladó al lado luminoso de la Fuerza. Su paso de gungan a Jedi, con la aplaudida interpretación del Maestro Kelleran Beq en la serie 'The Mandalorian', convive con la constante presencia de Jar Jar Binks, a quien ha continuado dando voz y fisicalidad en películas y videojuegos posteriores. Esta inmortalidad del personaje es sólo una de las cosas que inspira a Ahmed Best, intérprete, músico y experto en artes marciales. Hablamos con el actor sobre George Lucas, Michael Jackson, Darth Jar Jar, y sobre cómo sus contribuciones a la saga Star Wars han resonado (para bien o para mal) en toda la industria.
Empecemos desde el principio… ‘La amenaza fantasma’ fue tu primera película con tan solo 24 años. ¿Recuerdas qué fue lo que pensaste de Jar Jar cuando leíste el guion y qué elementos añadiste a los indicados por el equipo para construir el personaje?
Sí. Mi primera impresión de Jar Jar fue en realidad de sorpresa. Conseguí el papel y me contrataron incluso antes de que pudiera leer el guion o ver el personaje. No tenía idea de cómo se vería, sonaría o sería. Todo era bastante secreto, estaba en construcción. Entonces, cuando estaba haciendo la audición para Jar Jar, era básicamente George Lucas pidiéndome que hiciera cosas sin contexto [ríe]. Y luego, cuando finalmente vi al personaje, todo cobró sentido. Yo estaba como: "Ah, vale, claro. Por eso camina así, por eso se mueve como se mueve". Pero el guion estaba escrito en la forma de hablar de Jar Jar, así que realmente no agregué nada más que la calidad vocal. George estaba realmente inspirado por sus hijos, que eran muy pequeños entonces, quería que ellos también tuvieran un personaje. Star Wars siempre ha sido algo hecho para varias generaciones. Por eso, George siempre ha considerado a las generaciones que crecían como las personas que iban a continuar con el legado. Se suponía que Jar Jar era ese conector con la generación más joven y me encantó ser ese puente. Sólo quería hacer el mejor trabajo posible y, como dices, era mi primera película. Hice todo lo que pude para contribuir aportando esa inocencia y ese amor que él tenía como personaje.
Hablas de generaciones y es muy interesante cómo ha cambiado la percepción de Jar Jar en los últimos 25 años…
Sí, fue demasiado. En ese momento estaban ocurriendo muchas cosas. No fue sólo el hecho de que hubiera un nuevo y diferente Star Wars, sino que 1999 fue un año crucial con muchos cambios. El siglo XXI estaba a punto de llegar y existía el temor de que estos personajes CGI reemplazaran a los actores. De alguna forma, Jar Jar era el monigote de prueba o el escudo para ello. Debido a que el personaje estaba tan bien hecho y era tan creíble, todos pensaron que este sería el principio del fin cuando se trata de actores trabajando en películas. Muchas de las críticas provenían del miedo a que la industria cambiara y a que la gente se quedara sin trabajo. Hoy en día esto también suena familiar, ya que todo el mundo habla de inteligencia artificial en ese sentido. No mucha gente sabía que había un actor detrás, y menos que era yo. Eso no ayudó a la hora de explicar lo que estaba pasando, que había un actor bajo el personaje y que era de carne y hueso.
Los que vimos la película cuando éramos niños quizás lo tuvimos más fácil para adorar a Jar Jar, pero luego nos dimos cuenta de que tal vez no fue tan fácil para ti entonces soportar tales críticas.
Originalmente, Jar Jar fue diseñado para los niños y ahora esos niños son adultos. Esa es una de las razones por las que la percepción de Jar Jar es diferente ahora. Los adultos de aquella época, en 1999, querían parecerse más a Darth Vader, querían estar más en el lado oscuro, algo que ahora Disney está explorando con muchas de las nuevas series. Pero en ese momento, George todavía estaba hablando de la luz, quería plasmar la idea del lado oscuro de la fuerza como el lado fácil, el accesible, el lado donde no tienes que entrenar duro o esforzarte. Eso se ve en 'La amenaza fantasma' y George habla mucho sobre eso ahora, pero esto es algo que siempre supe cuando era niño. 'Una nueva esperanza' fue mi primera película de Star Wars y siempre quise ser un Jedi, ya que representaban algo que era muy especial: el equilibrio de las fuerzas. Mucha gente piensa que el lado oscuro y el lado luminoso crean el equilibrio, cuando realmente el equilibrio lo crea el lado luminoso. Cuando estás en el lado luminoso de la fuerza estás en equilibrio. Y creo que de eso formaba parte Jar Jar, razón por la cual gravitaba hacia los Jedi o la Reina Amidala.
Los que eran niños cuando se estrenó la película son los que interactúan hoy contigo. Toda una generación elogia a uno de los personajes más odiados de aquel entonces y eso nos lleva a tu reacción ante el recibimiento en la Star Wars Celebration de 2019. ¿Recuerdas cuándo empezaste a percibir este cambio hacia mensajes positivos?
Fue cuando esos jóvenes comenzaron a tener voz, cuando se hicieron adultos y no tenían ni idea de qué estaba hablando tan negativamente todo el mundo. Recuerdo que entonces empecé a tener que explicar más lo que pasó, en lugar de defender a Jar Jar, que es lo que había hecho durante unos 20 años. En los últimos 10 años ya no tuve que defender a Jar Jar, sino que la gente empezó a preguntarme sobre aquella reacción violenta y todo el boicot, porque no tenían ni idea de lo que había pasado. Fue entonces cuando me di cuenta de que algo había cambiado.
Tu trabajo tuvo lugar en una época crucial e innovadora para las imágenes generadas por ordenador. Con Jar Jar, fuiste la primera persona en interpretar a un personaje principal creado mediante tecnología de captura de movimiento. En ese momento, ¿realmente creías que iba a funcionar?
Era emocionante y muy nuevo, pero estaba seguro de ello. De hecho, nadie creía que iba a funcionar hasta que yo aparecí. Todo eran dudas y, cuando llegué, los programadores e ingenieros de ILM [Industrial Light and Magic] se quitaron un peso de encima diciendo: "Bueno, al menos tenemos a alguien actuando con un traje". Si algo salía mal, había un cuerpo allí. Por eso tenía un traje, en caso de que el CGI no funcionara. Todos teníamos esta sensación de seguridad, de intentar ir más allá. Y al final lo hicieron, pero yo tuve toda la fe desde el principio. George era el capitán, creía en todos, incluido yo, un chico de 24 años. Él estaba como: "Ven conmigo y cambia la historia del cine". Nunca pensé que alguien como yo haría eso con George Lucas, pero él confiaba en mí y en todos los miembros del equipo. Me cuesta mucho tomar todo el crédito de ser Jar Jar, porque realmente éramos todo un equipo con George al volante. Por eso cuando hablo de Jar Jar, hablo de "nosotros". Por supuesto, mi actuación es la que llama la atención, para bien y para mal, pero todos éramos Jar Jar.
En anteriores ocasiones has mencionado que te propusiste “estar siempre cerca de George Lucas” durante el rodaje. ¿Qué es lo que más recuerdas de trabajar con él y cuál fue la lección más valiosa que aprendiste del director?
Lo más importante que aprendí de él fue: "Permite que todos sean geniales". Y esto es algo que sigo yo mismo cuando estoy dirigiendo algo, como ahora, ¡pero todavía no puedo contar nada! [ríe]. Como director, no se trata de lo que dices. Se trata de lo que no dices. A George a menudo lo critican por ser hombre de pocas palabras, pero él deja que la gente haga su trabajo y se mantiene al margen. El hecho de que no hable no significa que no esté dirigiendo. Siempre digo que ‘La amenaza fantasma’ fue mi escuela de cine, ahí es donde realmente aprendí y estaba en el set incluso cuando no estaba trabajando, sentado detrás de George tratando de aprender todo lo que podía. Recuerdo una vez que George estaba teniendo un día particularmente difícil y cuando estaba caminando por el set le pregunté: "¿Estás bien hoy?". Me dijo: "Dirigir se trata de gestionar el día a día. Ya sé de qué va la película, qué quiero y qué no. Dirigir es resolver los problemas cotidianos". Al final, me enseñó la importancia de construir el mejor patio de recreo para que todos pudieran venir a trabajar y jugar en él. Un rodaje no es un campo de batalla y no tienes un ejército. Es un parque infantil y todos somos un grupo de críos que queremos jugar en este lugar tan chulo.
Y de todos los juguetes en ese parque, ¿te llevaste (lícitamente o no) algún objeto del rodaje a casa?
[Ríe]. ¡Pedí muchas cosas y nadie me dio nada! Además, tenía demasiado miedo como para robar algo. Sé que Andy Serkis [El Señor de los Anillos] se llevó sin permiso el Anillo de Poder y pensé: "¿Por qué no habré hecho yo lo mismo?". [ríe]. Quería quedarme con la ropa de Jar Jar, había unos pantalones de cuero realmente bonitos. Le pregunté al productor si podía llevarme un par y me dijo: "No, se van al museo de Sony". ¡Arg! [ríe].
Hay muchas teorías online, entre ellas la que demuestra que Jar Jar es un Sith... ¿Qué puedes decir al respecto?
Jar Jar Binks es un Lord Sith en el universo de Lego [referido a la próxima miniserie 'LEGO Star Wars: Rebuild the Galaxy']. Trabajé en el proyecto hace uno o dos años y vi la imagen de Darth Jar Jar volando el Halcón Milenario, lo cual me pareció la mejor parte. Llevaba tanto tiempo queriendo ser Darth Jar Jar y poder gritarle al mundo "¡Sí, es verdad!"... Ahora por fin puedo decir eso con 'LEGO: Rebuild the Galaxy', que se estrenará muy pronto. Ser un Sith es muy divertido. Además, pongo una voz loquísima y bastante más grave para dar vida a Jar Jar Sith [ríe].
Es bastante inusual que una sola película marque a tantas generaciones... 25 años después, los fans todavía reconocen tu trabajo. ¿Te resulta extraño tener esta constante en tu vida? ¿Alguna vez te has cansado de ser Jar Jar?
Para nada. Tuve la ventaja de que ya existían tres películas de Star Wars antes de unirme, así que sabía lo que iba a pasar. Star Wars es un fenómeno cultural, será parte de cualquiera que lo haga por el resto de sus vidas. Jar Jar no solo es un personaje de la saga, sino que también es historia del cine como el primer personaje CGI en películas, es parte de un legado que no se puede cambiar. Probablemente, no seré reconocido por la contribución que Jar Jar o yo hemos hecho a la historia del cine hasta que me haya ido de este mundo. Pero no se me escapa que si no fuera por Jar Jar, no habría Gollum, ni Avatar, ni Thanos. Incluso el software que fue escrito para esos personajes fue escrito sobre mí. Yo fui el primer código físico del CGI en películas y videojuegos, y la gente tiene trabajos gracias a lo que hicimos entonces. Estoy increíblemente orgulloso de ello y, afortunadamente, no le quitó el trabajo a ningún actor. De todas las cosas que preocupaban al mundo en 1999, hicimos exactamente lo contrario. Ahora, Josh Brolin puede ser Thanos y sigue siendo él debajo; Zoe Saldaña puede ser una Na'vi y sabes quién es. Hizo lo contrario: dio trabajo a la gente.
Circula por ahí la historia de que Michael Jackson hizo campaña para el papel de Jar Jar Binks, pero que George Lucas decidió no elegirlo. ¿Es eso cierto?
Sí, voy a contar esa historia [ríe]. No sabía que Michael Jackson quería ser Jar Jar hasta que fui a su concierto en Londres mientras rodábamos 'La amenaza fantasma' y George Lucas, su familia, Natalie Portman y yo le conocimos. Fue entonces cuando George decidió decirle a Michael que yo era Jar Jar. Esa noche, frente a él, conmigo allí, como diciendo: "Perdiste el papel por culpa de este tipo" [ríe]. Y claro, yo estaba flipando, no entendía nada. Desde siempre he sido fanático de Michael: los Jackson 5, luego en solitario, me sé cada paso de baile, cada canción, ¡hasta puedo hacer el Moonwalk! En fin, que para mí Michael Jackson era enorme. Así que George decidió decirle que yo era Jar Jar para dejarle claro que no había conseguido el papel y yo solo pensaba: "¿¡Qué se supone que debo hacer ahora!?" [ríe] Pero Michael fue muy dulce.
¿Se lo tomó bien?
¿Pues sabes qué? ¡No lo sé! [ríe]. Es una muy buena pregunta. Llevaba la mascarilla quirúrgica, el sombrero de fieltro y las gafas, así que realmente no pude ver su cara. Pero te diré esto: cuando George se lo dijo, esa voz aguda de Michael Jackson bajó de tono hasta alcanzar un grave "Oh" [ríe]. Ahí fue cuando pensé: "¿Está a punto de patearme el trasero ahora mismo?" [ríe].
Atrapada entre la música y el cine, desde Vigo llegó a Madrid para estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III. Cuenta la leyenda que prefería saltarse clases para ir a algún estreno aunque, si se lo preguntas, lo negará.
Llegó a la redacción de Fotogramas como becaria en prácticas, después de adentrarse en el periodismo musical y de cine colaborando en medios como la revista Milana. Ha entrevistado a personalidades como Jonás Trueba o Irene Escolar y su bien más preciado es una púa de guitarra. Vive enamorada de Phoebe Waller-Bridge y Nora Ephron. Si no la encuentras, es que estará viendo alguna película de Kurosawa. Da igual cuándo leas esto.