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Cuando George Lucas terminó la primera trilogía de Star Wars, nunca más pudo alejarse de aquella galaxia. En 1986, durante el pequeño descanso que tuvo –16 años, ahí es nada– entre el estreno del tríptico original y la segunda tanda de películas espaciales, Lucas hizo realidad el sueño de Michael Jackson: convertirse en el nuevo Luke Skywalker. Con la ayuda de su viejo amigo, Francis Ford Coppola, el cineasta manufacturó una icónica y extravagante space opera de 17 minutos protagonizada por el Rey del Pop junto a Anjelica Huston (eterna Morticia en 'La familia Adams'), que además fue una de las primeras películas proyectadas con la tecnología 4D.
Un cuento de hadas
"El Cosmos", empieza el narrador, "un universo del bien y del mal, donde un pequeño grupo lucha por llevar la libertad a los innumerables mundos de la desesperación: una chusma liderada por el infame Capitán EO". En esta experiencia astral –casi lisérgica– el protagonista (Michael Jackson) lidera una tripulación de dudosa inteligencia en una misión para entregar un regalo a la misteriosa Líder Suprema (una celestial Anjelica Huston). El nombre del protagonista, ideado por el director de 'El Padrino' (F.F. Coppola, 1972), se refiere a la diosa de la aurora en la mitología griega, ya que arroja luz sobre la oscuridad interplanetaria con su arma más letal: el baile.
Por aquel entonces, la obsesión de Michael Jackson con Disney no era ningún secreto. A menudo, el artista visitaba los parques temáticos –muchas veces, disfrazado– e incluso disponía de su propio rancho privado con atracciones, llamado Neverland en honor a la historia de Peter Pan. "Sin duda sabe más que yo", llegó a afirmar Michael Eisner, por entonces director ejecutivo de The Walt Disney Company. El plan de los mandamases de la compañía era atraer a más gente a los parques, padres y niños, por medio de un personaje reconocible. Y nadie mejor que Michael Jackson, en el punto álgido de su carrera, para aceptar la propuesta con la que llevaba años soñando. Eso sí, con la condición de que el poryecto fuera dirigido por Steven Spielberg o George Lucas.
El germen de la Reina Borg
Como Spielberg no estaba disponible –se encontraba en plena producción de 'El color púrpura'– Disney echó mano de George Lucas, que puso a Francis Ford Coppola en la silla del director ya que necesitaba un empujón tras el fracaso de 'Cotton Club' (F.F. Coppola, 1984). Eso sí, coescribiendo con él un guion a seis manos junto a Rusty Lemorande, que acababa de producir 'Yentl' (B. Streisand, 1983). Por su parte, no fue muy difícil convencer a George Lucas, ya que tenía una estrecha colaboración con la compañía Disney gracias a la atracción Star Tours, basada en la franquicia galáctica, y a su buena relación con Eisner cuando estaba en los altos mandos de Paramount y prestó apoyo a la producción de 'En busca del arca perdida' (S. Spielberg, 1981). Con el trato hecho, solo faltaba adjudicar el personaje femenino.
La pobre Anjelica Huston aceptó el papel sin saber que tendría que estar casi todo el rodaje suspendida en el aire por cables. Tampoco sabía que el diseño de la Líder Suprema serviría años más tarde como inspiración principal para la Reina Borg (también zarandeada por los aires) en 'Star Trek: Primer Contacto' (J. Frakes, 1996). Otro que también voló fue Michael Jackson, pero solo hasta el Rancho Skywalker para hablar con George Lucas sobre el proyecto. Al parecer, Disney quería cambiar la voz del cantante porque sentían que era demasiado aguda y temían que la gente no lo tomara en serio. Jackson no estaba al tanto de esta decisión hasta que le dijeron que George Lucas la había impedido. Gracias a ello, el Capitán MJ y su banda de personajes desechados de Star Wars (incluido Max Rebo, tras un terrible accidente de tráfico) pudieron protagonizar el sueño de un loco que, para muchos, es la mejor colaboración entre Disney y Star Wars 26 años antes de que la compañía adquiriera Lucasfilm.
Cuidado con los pasos prohibidos
En el clímax de la acción, las hordas de secuaces sado se cruzan con bailarines exóticos usando el poder de la danza. ¿El resultado? Unos flashmobs tan icónicos como los de 'Camp Rock' (M. Diamond, 2008). El poder de la música y de la fabulosidad del artista más codiciado del pop se hizo palpable dentro de una nave que se basa, en gran medida, en los buques insignia de la ciencia ficción. En ella, el humor se introduce cuando Michael Jackson no para de gritarle a un desdichado extraterrestre llamado Hooter. Y es que, por mucho talento que tuviera el chiquín, la interpretación no era lo suyo. Por algo sería que George Lucas no le dio el papel que tanto quería en 'La amenaza fantasma', como nos contó en una entrevista el actor de Jar Jar Binks, el personaje más odiado de Star Wars.
En un entorno que se parece más a un depósito de chatarra remodelado que a una nave espacial, la cinta lleva escrita el nombre de George Lucas por todas partes. Sobre todo, en la secuencia inicial de persecución al más puro estilo de la Estrella de la Muerte –¡Oh George, nunca cambies!–. Sin embargo, este festín de excentricidades también bebe de otras influencias, como pueden ser los muppets de Jim Henson o el tono cómico-gótico del 'Doctor Who' original. Para sorpresa de nadie, la versión cantarina de un capitán espacial que intenta demostrar su valía rezuma todo el propósito de 'Heal The World' por el que Michael era tan idolatrado. Aquí, unos cuantos movimientos de cadera son suficientes para convertir a los secuaces alienígenas en unos bailarines encargados de traer paz y justicia al mundo.
Lluvia de estrellas
Con semejante equipo al frente y detrás de las cámaras, nada podía salir mal. Por un lado tenemos al legendario Dick Shawn como excelente secundario. Por otro, los efectos –prácticos y digitales– de una empresa que no necesita presentación: Industrial Light & Magic. A los mandos de la orquesta –y además de las dos canciones interpretadas por Michael Jackson, 'We are here to change the world' y 'Another part of me'– se sitúa James Horner, compositor de las melodías de 'Braveheart' (M. Gibson, 1995), 'Titanic' (J. Cameron, 1997) o 'Apolo 13' (R. Howard, 1995). Por si eso fuera poco, el director de fotografía es Vittorio Storaro, ganador de tres Premios Oscar (entre ellos, por 'Apocalypse Now'), y el maquillaje viene de la brocha Rick Baker, otro oscarizado que ya se había codeado con Lucas en 'Star Wars' (1977) y con Michael Jackson en el cortometraje musical de 'Thriller'.
Esta producción demuestra varias cosas. Primero, que Disney tenía intenciones de introducir muppets con alas en el universo de Star Wars mucho antes de que existieran los Porgs. Segundo, que Michael Jackson –muy a pesar de George Lucas– podría haber sido una nueva versión Luke Skywalker. Y tercero, que Francis Ford Coppola tenía las ganas y la capacidad para dirigir una película de Star Wars, lo que explica la extravagancia de toda la historia y lo divertido que ha quedado el resultado final.
Mientras se inauguraba la atracción que completaba este cortometraje, que funcionó entre 1986 y 1997, se produjo para la televisión un especial "detrás de las cámaras" titulado 'Captain EO: Backstage' con una narración conducida por la hermana rebelde de 'Sister Act' (E. Ardolino, 1992), Whoopi Goldberg. Tras la trágica y repentina muerte de Michael Jackson en 2009, y gracias a las peticiones del público, Disney decidió reestrenar 'Capitán EO' y abrir de nuevo la atracción en sus parques. Esto ocurrió en 2010, bajo el título 'Tributo al Capitán EO'.
Atrapada entre la música y el cine, desde Vigo llegó a Madrid para estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III. Cuenta la leyenda que prefería saltarse clases para ir a algún estreno aunque, si se lo preguntas, lo negará.
Llegó a la redacción de Fotogramas como becaria en prácticas, después de adentrarse en el periodismo musical y de cine colaborando en medios como la revista Milana. Ha entrevistado a personalidades como Jonás Trueba o Irene Escolar y su bien más preciado es una púa de guitarra. Vive enamorada de Phoebe Waller-Bridge y Nora Ephron. Si no la encuentras, es que estará viendo alguna película de Kurosawa. Da igual cuándo leas esto.