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Una tarde, cuando estaba ya barruntando 'La habitación de al lado', Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, 1949) escribió un mensaje a Tilda Swinton: "Estás en mi cabeza". Al que ella respondió: "Creo que es el mejor lugar en el que podría estar". Con esta comunión nace la adaptación de la novela 'Cuál es tu tormento' (Sigrid Nunez, ed. Anagrama) a cuya autora conocía gracias a la que fuera gran amiga suya, Susan Sontag. "Me gustó el libro como lector, pero resultaba inabarcable para el cine porque cuenta todo lo que se le pasa por la cabeza. En un momento habla de su encuentro con una amiga enferma que le hace una proposición peculiar, y eso me interesó. Construí una historia propia sobre dos mujeres americanas que han tenido un pasado común y se reencuentran en una situación muy crítica y muy especial", explica en su despacho, unos días antes de viajar a Venecia. Pese a haber rodado en inglés, con dos actrices anglosajonas y, en parte, en Nueva York, la película –número 23 de su carrera– invoca muchos de los temas presentes en su cine: la muerte, los reencuentros y, sobre todo, la amistad.
Es una película muy contenida, incluso fría. ¿Es algo que demandaba la historia o tiene que ver con usted?
El tema da mucho para un melodrama, que me encanta, he hecho muchos. Pero yo quería huir de eso, de que resultara sensiblera, sensacionalista o ñoña. Mi interés esta vez era lo contrario para mostrar que la persona enferma está sobre todo viva y dotar al relato de vitalidad. Esa austeridad viene del propio tema y yo no quería contaminarla.
En otras palabras: ¿esta película habría sido diferente si la hubiera rodado hace 25 años?
No la habría hecho de este modo. He ido cambiando poco a poco. Ha sido fruto del tiempo, los cambios de la vida y el país en que vivimos. Vas haciéndote mayor poco a poco. Es el producto también de haber hecho 22 películas antes. Era esta la que me interesaba ahora. Una gran parte de esta contención tiene que ver con las actrices. Yo escribí el texto así, pero esas mismas líneas se pueden decir de otro modo y ellas lo entendieron maravillosamente.
¿Tilda Swinton y Julianne Moore estuvieron desde el principio en su cabeza como protagonistas de esta historia?
Eran la primera opción. Los castings son esenciales. Yo alguna vez me he equivocado y todavía estoy arrepentido de algunas elecciones que he hecho en el pasado. No son muchas, pero algunas. Haberme encontrado con estas dos mujeres es esencial, están en estado de gracia.
La muerte y sus ritos están presentes en sus películas de una manera casi folclórica. Esta vez es lo contrario. ¿Cómo ha manejado el cambio de registro?
Cierto, acuérdate de 'Volver'. Esa es la muerte en la cultura en la que me he criado. También hay una escena en 'Dolor y gloria' en la que Julieta (Serrano) le dice a Antonio (Banderas), mi alter ego, cómo quiere ir amortajada. Eso se lo dijo mi madre a mi hermana Antonia, la mayor, y desde entonces viajaba de Calzada de Calatrava a Madrid con la mortaja en la maleta. Aquí hablo de otra cultura, no hago un análisis de la sociedad americana en ese sentido, pero es verdad que la viven de un modo totalmente distinto.
¿Ha compartido con ellas ese universo excesivo del que viene?
Curiosamente, hubo un acontecimiento muy manchego que vivimos los tres. Fue la exposición en el Museo Thyssen de Isabel Quintanilla, pintora coetánea de Antonio López, muy amiga de él. Nos pilló rodando en Madrid e hicimos una visita privada juntos. Isabel era de la generación de mi madre y en su hiperrealismo habla de la vida doméstica de esas mujeres, de la mesa del comedor, el cuarto de baño con cada objeto. Tilda se emocionó hasta las lágrimas y me dijo: "Hay tanta modestia y tanta vida en lo que pinta esta mujer". Estaba muy emocionada. Gracias a Antonio López –yo hacía de traductor– tuvieron un contacto muy estrecho con esa cultura tan distinta a la suya.
La novela desvela la razón por la que el personaje de Tilda Swinton y su hija están enfrentadas. ¿Por qué lo ha eliminado usted?
Para ese personaje me inspiré en dos amigas que crearon la revista Paper en los años 80, a las que he continuado viendo desde el 84, cuando me hicieron la primera foto para esa publicación. Es muy americano que los hijos desaparezcan a los 18 años y dejen de tener relación con sus padres. Esto lo introduje también en 'Julieta', y me costó mucho porque una madre española buscaría a su hija en cada rincón. Aunque esa película estaba inspirada en tres relatos de Alice Munro, y con las cosas que hemos sabido después… [se refiere a los abusos de su padrastro que sufrió su hija, y que la escritora silenció]. Los hijos lejos de los padres pertenecen a esa cultura, me quedé con eso de la sociedad americana.
Habla de la eutanasia y sus consecuencias legales en una película ambientada en Estados Unidos, donde no es legal. ¿Quería remarcar la diferencia con España donde lo es desde 2021?
Ese es el gran tema de la película, porque de lo que verdaderamente habla es de la libertad. La libertad individual, que es la base de toda sociedad y democracia, porque revierte en libertad social. En España tenemos una ley de eutanasia. Alain Delon pidió recurrir a ella hace dos años en Francia y no pudo ser, hubiera tenido que irse a Suiza. Como casi todos los derechos fundamentales, es una cuestión de humanidad, igual que la memoria histórica. Es una cuestión de humanidad, no política, que los familiares puedan llevar flores a una tumba donde saben que están los restos de sus seres queridos. Pero todo es poco sencillo ahora mismo.
Canceló un proyecto con Cate Blanchett para rodar un largo en inglés. Se plantea ahora que ya lo ha hecho: ‘¿por qué no lo hice antes?’.
Hace tiempo que sabía que en algún momento rodaría una película en inglés, pero con un guion mío, con una producción europea. No me arrepiento de ninguna de las veces que dije ‘no’. La primera vez que pedí los derechos de una novela fue 'El silencio de los corderos'. Nada más leer el libro, desde ese despacho (señala una puerta), llamó Bárbara Peiró (responsable internacional de El Deseo) y los derechos estaban ya vendidos. Jonathan Demme tardó mucho tiempo en hacerla. Recuerdo otras dos que las tenía Weinstein y contaba ya con un director: una era 'El lector' y otra 'Las horas' (ambas las dirigió Stephen Daldry). Si hubiera conseguido los derechos habría debutado antes.
Homenajea varias veces la obra 'Dublineses' (James Joyce), cuya adaptación dirigió John Huston en sus últimas semanas de vida. ¿Se ve como él, haciendo cine hasta el último momento?
Sí, lo haría. Siempre que tuviera un guion, mío o de otro, a la altura de 'Dublineses' y con esas condiciones. Es una historia muy abarcable porque ocurre en una sola localización y tiene pocos personajes. Requiere unas circunstancias manejables para Huston, o cualquiera que tenga su talento.
Circularon muchos rumores sobre la presencia de Dua Lipa en esta película. ¿Barajó esa posibilidad? ¿Qué tipo de chica Almodóvar sería ella?
La tuve en consideración para el papel que interpreta Victoria Luengo. Con Dua tengo una relación fluida porque adora España y quiere venirse a vivir a Madrid. Tilda también, por cierto. Es una chica muy especial porque es una estrella que llena estadios, pero después recomienda libros. Es guapísima, sin tener nada que ver con una modelo. Me gustaría comprobar su talento como actriz en una película así que trabajaría con ella si encontramos el vehículo.
También se habló de Anya Taylor-Joy… ¿La contempló igualmente?
Tiene un español argentino que hay que pulir un poquito, pero no mucho. Su físico es absolutamente descomunal, parece que viene de otra dimensión, como Tilda. Ella tiene un carrerón en Hollywood, pero yo creo que si la llamas para hacer algo aquí, viene. Me encantaría.
¿Ve esta película como el inicio de una etapa más internacional?
Rodamos en Nueva York tres semanas, hemos tenido que contratar a una productora americana, trabajar con los sindicatos de allí, que son tremendos… Recuerdo que en la librería Rizzoli no se cabía de tanta gente como había en el equipo. Es otro modo de rodar que yo no quería, nunca habría hecho una película enteramente allí. Lo que nunca haré es una película en Hollywood. El sistema de producción de allí es lo opuesto al de El Deseo, y no va a cambiar. La próxima película será en España y en español.
Laura es crítica de cine y periodista cultural. La primera vez que fue al cine vio ‘E.T. el extraterrestre’, y eso no se olvida nunca. Ha escrito sobre teatro, música, arte, fotografía, arquitectura y gastronomía en ‘Elle’ y ‘Harper’s Bazaar’. En ‘Fotogramas’ se especializa en lo que podríamos llamar ‘cine de autor’, aunque toca todos los palos.
Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y se especializó en el conflicto en Irlanda del Norte en la Queen University of Belfast. Lo que le llevó a verse ‘Agenda Oculta’ (Ken Loach, 1990), ‘En el nombre del padre’ (Jim Sheridan, 1997), ‘Bloody Sunday’ (Paul Greengrass, 2002) y todas las películas que tuvieran que ver con el IRA.
Viajó a Cuba para estudiar en la EICTV (Escuela Internacional de Cine y Televisión) de San Antonio de los Baños, donde vio mucho cine latinoamericano y bebió demasiados mojitos. También rodó un documental en la isla lleno de personajes maravillosos. Uno de sus primeros trabajos fue en el canal de televisión ‘Cineclassics’, donde coescribió el documental ‘El cine durante la Guerra Civil Española’.
Adora ‘El imperio del sol’ (Steven Spielberg, 1987), ‘Drácula de Bram Stoker’ (Francis Ford Coppola, 1992), ‘Thelma & Louise’ (Ridley Scott, 1992) y ‘La edad de la inocencia’ (Martin Scorsese, 1993). Pero, en general, siente predilección por las películas pequeñas que cuentan historias en las que nadie se fijaría si se las cruzara por la calle. Le gusta ese cine que vive más allá de los márgenes del entretenimiento.
Ha coescrito el libro ‘Cine y Moda’ (Ed. Pigmalion Edypro) y a lo largo de su carrera ha entrevistado a intérpretes y cineastas como Helen Mirren, Al Pacino, Jessica Chastain, Isabelle Huppert, Juliette Binoche, Julianne Moore, Hirokazu Koreeda, Sam Mendes, Jonathan Glazer, Margot Robbie, Ryan Gosling, Jude Law o Hugh Jackman.