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Archivo Fotogramas recupera la entrevista a Clint Eastwood por 'El intercambio' del número 1.982 de nuestra revista, perteneciente a diciembre de 2008, con motivo del estreno de 'Jurado Nº 2', la película de un cineasta incombustible.
Sereno, lúcido, humilde y amable, Clint Eastwood, a sus 78 años, se erige como la voz de la experiencia. Tras el fallecimiento de Paul Newman, quedan pocos testimonios como él de las idas y venidas del Hollywood de las últimas cinco décadas. Mientras se toma un pequeño descanso de las labores de edición de la banda sonora de su próximo film, 'Gran Torino', el maestro hace un hueco en su agenda para atender a FOTOGRAMAS y revelar los secretos de 'El Intercambio' y de su trabajo junto a Angelina Jolie, mientras analiza el Hollywood actual, su condición de leyenda viva y sus proyectos futuros.
En 'El Intercambio', usted aborda varios temas de gran entidad: la pérdida de un hijo, la corrupción del poder, el enfrentamiento entre el individuo y el sistema… ¿Qué fue lo que primero le cautivó de la historia?
Sobre todo el conjunto, aunque lo primero que me fascinó fue la figura de esta mujer, Christine Collins, enfrentada a un grandísimo dilema. Está convencida de que el niño que le han devuelto no es su hijo, pero nadie está dispuesto a escucharla. Entonces la historia evoluciona y vemos cómo Christine es ingresada en un psiquiátrico al convertirse en una amenaza para el sistema. Es increíble, pero es totalmente verídico. No se trata de una historia basada en hechos reales. Esta es una historia real.
¿Y cómo se aproximó a esa historia?
Nuestro principal referente fueron los diarios de la época: se hizo una gran cobertura mediática del caso, por lo que teníamos mucho material para trabajar. Además, tuvimos acceso a todas las declaraciones que se realizaron en el juicio de la Sra. Collins contra la policía de Los Ángeles.
¿Algún problema al desarrollar el apartado visual del film?
Teníamos que capturar con fidelidad el ambiente urbano de Los Ángeles en 1928. Y usamos efectos especiales en los planos generales para borrar los rascacielos. Otro detalle importante para mí era mostrar los tranvías. Es un medio de transporte que desapareció en los años 50 al descartarse la electricidad como energía útil para la movilidad, algo que fue un grave error.
¿Por qué Angelina Jolie para este personaje? Una decisión arriesgada que ha resultado acertada...
Me comentaron que Angelina estaba interesada en el proyecto, y me pareció fantástico poder contar con ella. Siempre he creído que posee el brillo de las grandes actrices del antiguo Hollywood. Era la actriz perfecta para encarnar a esta mujer que debe transformarse para sobrellevar su drama, un personaje propio del cine de los años 40, de las películas protagonizadas por Bette Davis o Joan Crawford. Cuando nos conocimos, me di cuenta de que sería capaz de empatizar con el personaje. Le interesaba abordar el sentimiento de maternidad en una situación límite.
Su método de trabajo es muy ágil, le gusta filmar pocas tomas y suele quedarse con las primeras. ¿Cómo funcionó esta manera de rodar con Angelina?
Muy bien. Ella se acomodó perfectamente a la búsqueda de espontaneidad implícita en mi método. Aunque, por otra parte, creo que esto suele mitificarse un poco. A veces tengo que filmar varias tomas para cubrir todos los ángulos de la escena. Pero es cierto que soy un amante de las primeras tomas.
¿Qué piensa cuando se hace referencia a usted como el director americano vivo más grande? ¿Se siente afortunado?
Lo que me siento es viejo (risas). En cuanto a la suerte, se habla mucho de ella, pero yo prefiero pensar en los esfuerzos que uno debe hacer para llegar a conseguir aquello que quiere.
Año tras año, sus películas se ven rodeadas por los rumores de candidatura al Oscar.
Lo curioso es que a veces se empieza a hablar de esto antes incluso de que se estrenen las películas. Pero yo no le doy muchas vueltas. Intento hacer las películas lo mejor que puedo y aspiro a poder sentirme orgulloso de ellas. Si después alguien decide meterlas en el saco de las aspirantes al Oscar me parece perfecto, pero no es algo que me quite el sueño.
En el Hollywood actual, donde proliferan las secuelas y remakes, usted sigue abordando nuevas historias.
Soy consciente. En el pasado participé en algunas secuelas, como las de 'Harry el Sucio', pero ahora mi objetivo es buscar nuevas historias que contar y nuevas maneras de contar esas historias. Las secuelas son un invento de los estudios de Hollywood para amasar grandes cantidades de dinero, cosa que es legítima. Pero no me motiva participar en el juego.
Usted parece reseguir la estela abierta por directores como John Ford o Howard Hawks. ¿Se siente heredero de ese cine?
Admiro mucho a esos dos maestros, y me encanta la idea de que se me pueda considerar parte del cine que ellos forjaron. Trabajaron una gran variedad de estilos y géneros. Crecí viendo sus películas y por ello, de manera inevitable, su cine se ha convertido en una clara influencia.
Se ha apuntado que la creatividad del antiguo Hollywood se ha desplazado hacia la televisión. ¿Está al día de esa tendencia?
No demasiado. Sé que se están haciendo cosas interesantes y que allí existe una cantera efervescente de actores, pero no soy un gran conocedor de ese mundo. En 'El intercambio' contratamos a Michael Kelly, que apareció en 'Los Soprano', y sé que Jeffrey Donovan, que interpreta al capitán J.J. Jones, participó en series policíacas ('Touching Evil' y 'Crossing Jordan'), pero yo sigo haciendo los casting con pruebas de cámara que me envía mi equipo.
En 2006 usted estrenó, en USA, dos películas ('Banderas de nuestros padres' y 'Cartas desde Iwo Jima'), y en 2008 va a repetir la jugada con 'El intercambio' y 'Gran Torino'. ¿Responde este aumento en su ritmo de trabajo a una necesidad personal?
Esta es más bien una cuestión circunstancial. A ver, las dos películas sobre Iwo Jima se concibieron de forma conjunta. Este año, 'El intercambio' y 'Gran Torino' aparecieron muy seguidas, como salidas de una ruleta. En mi caso, lo más habitual es trabajar a buen ritmo, pero sin excesivas prisas, como por ejemplo con 'Mystic River' y 'Million Dollar Baby', que se estrenaron en 2003 y 2004. Quizá 2009 sea más calmado, aunque al final todo depende del material que cae en mis manos.
En 'Gran Torino' usted es el protagonista de la película. ¿Echaba de menos el trabajo como actor?
Para nada. No había aparecido en ninguna película desde 'Million Dollar Baby' (2004) y no estaba ansioso por retomar el trabajo como actor. Lo que pasó es que al leer el guion de 'Gran Torino' me di cuenta de que el personaje ofrecía unas posibilidades que me apetecía explorar como actor.
¿Ya tiene en marcha algún nuevo proyecto para después de 'Gran Torino'?
Sí, está casi todo listo para la película sobre Nelson Mandela (cuyo título provisional es 'The Human Factor'). Tenemos el guion, de Anthony Peckham, sobre un libro de John Carlin. También tenemos a los actores: Morgan Freeman, que interpretará a Mandela, y Matt Damon. Si todo sale según lo previsto, empezaremos el próximo marzo. Tengo a un equipo buscando localizaciones en Sudáfrica. Nunca he estado allí y estoy ansioso por conocer ese país.
Hace unos meses se rumoreó acerca de su posible regreso en una nueva aventura de 'Harry el Sucio'. ¿Hay algo de cierto en esa información?
¡No! ¡Ya soy muy viejo para eso! Ningún cuerpo de policía contrataría a un tipo tan mayor como yo (risas). Lo único que podría hacerse con Harry a estas alturas sería una película sobre su retiro, sobre cómo deambula por las calles recordando los viejos tiempos (más risas).
En el Festival de Cannes se vivió un momento emocionante: su abrazo a Manoel de Oliveira en el homenaje a su centenario.
Es uno de los grandes cineastas europeos. Lo más emocionante es verle en activo y pletórico. Cuando te haces mayor es preferible seguir trabajando. Es la mejor manera de seguir sintiéndote bien, lúcido, y no aburrirte.
Tanto en el 'El intercambio' como en sus films sobre Iwo Jima, usted mira hacia atrás, como si las películas tuvieran la capacidad de reescribir o verter nueva luz sobre el pasado. ¿Cree que el cine tiene ese potencial?
El cine puede jugar un papel activo en el marco social, puede ser una herramienta muy útil para reflexionar sobre nuestra historia y nuestro presente. De hecho, creo que es esencial aprender de la Historia para no repetir los errores del pasado.
La entrevista parece llegar a su fin, pero mientras le agradecemos a Eastwood el tiempo que nos ha dedicado, el maestro se descuelga con una curiosidad:
¿Y en qué parte de España vives?
En Barcelona, ¿ha estado alguna vez?
Pues no, nunca. Hace años estuve en Madrid y luego viajé a Burgos y Almería.
¡Claro! Cuando rodó las películas del Oeste con Sergio Leone, ¿verdad?
Sí, sí (risas). Pero me gustaría visitar Barcelona. Toda la gente que ha visto la nueva película de Woody Allen ('Vicky Cristina Barcelona') me dice que la ciudad luce espléndida. A ver si nos vemos pronto...
Manu Yáñez es periodista y crítico de cine y está especializado en cine de autor, en su acepción más amplia. De chaval, tenía las paredes de su habitación engalanadas con pósteres de ‘Star Wars: Una nueva esperanza’ de George Lucas y ‘Regreso a Howards End’ de James Ivory, mientras que hoy decora su apartamento con afiches de los festivales de Cannes y Venecia, a los que acude desde 2003. De hecho, su pasión por la crónica de festivales le cambió la vida cuando, en 2005, recibió el encargo de cubrir la Mostra italiana para la revista Fotogramas. Desde entonces, ha podido entrevistar, siempre para “La primera revista de cine”, a mitos como Clint Eastwood, Martin Scorsese, Angelina Jolie, Quentin Tarantino y Timotheé Chalamet, entre otros.
Manu es Ingeniero Industrial por la Universitat Politécnica de Catalunya, además de Máster en Estudios de Cine y doctorando en Comunicación por la Universitat Pompeu Fabra. Además de sus críticas, crónicas y entrevistas para Fotogramas, publica en El Cultural, el Diari Ara, Otros Cines Europa (escribiendo y conduciendo el podcast de la web), la revista neoyorkina Film Comment y la colombiana Kinetoscopio, entre otros medios. En 2012, publicó la antología crítica ‘La mirada americana: 50 años de Film Comment’ y ha participado en monografías sobre Claire Denis, Paul Schrader o R.W. Fassbinder, entre otros. Además de escribir, comparte su pasión cinéfila con los alumnos y alumnas de las asignaturas de Análisis Fílmico de la ESCAC, la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña. Es miembro de la ACCEC (Asociación Catalana de la Crítica y la Escritura Cinematográfica) y de FIPRESCI (Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica), y ha sido jurado en los festivales de Mar del Plata, Linz, Gijón, Sitges y el DocsBarcelona, entre otros.
En el ámbito de la crítica, sus dioses son Manny Farber, Jonathan Rosenbaum y Kent Jones. Sus directores favoritos, de entre los vivos, son Richard Linklater, Terence Davies y Apichatpong Weerasethakul, y su pudiera revivir a otros tres serían Yasujirō Ozu, John Cassavetes y Pier Paolo Pasolini. Es un culé empedernido, está enamorado de Laura desde los seis años, y es el padre de Gala y Pau.