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A finales de los años 80, Paul Newman encargó a su mejor amigo, Stewart Stern (guionista de 'Rebelde sin causa' y 'Rachel, Rachel') que le hiciera unas largas entrevistas y las grabara. A él y a algunas de sus personas más cercanas, como Elia Kazan, Tom Cruise, Martin Ritt y varios miembros de su familia. Se abrió en canal revelando intimidades y después, sin que nadie sepa todavía la razón, quemó las cintas. De esto se enteró su hija mucho tiempo después. Pero Stern las había transcrito minuciosamente y acabaron guardadas bajo llave en la casa del actor en Connecticut. Siendo ya abuelos, Paul Newman y Joanne Woodward de mudaron a una vivienda más pequeña, que había pertenecido a la madre de la actriz, y su hija Melissa se instaló en la mansión familiar. Desde allí nos habló vía Zoom de esos 14.000 folios escondidos durante años en el sótano.
"Creo que su intención con las grabaciones era dejar un legado para la familia. Pero también es cierto que varias veces habló con Stewart de escribir un libro. Lo que no sé, realmente, es por qué las quemó. Tal vez había cosas demasiado personales”, explica. Lo cierto es que después se utilizaron para escribir su biografía, 'La extraordinaria vida de un hombre corriente' (Libros Cúpula) y parte del documental dirigido por Ethan Hawke 'Las últimas estrellas de Hollywood'.
“Lo más fascinante para mí es ver a un hombre tan famoso como era él, siendo tan inseguro y ahondando tanto en esas inseguridades. Me habría gustado que mi padre compartiera eso conmigo antes”, reconoce. Y ahonda en esta frágil confianza en sí mismo. "Él quería ser actor, lo de la fama y los ojos azules vino por añadidura. Y si uno observa cómo eligió sus papeles aprecia cuánto adoraba interpretar. Pero tenía una enorme fragilidad sobre eso, porque el arte es algo subjetivo, no hay un Dios que diga: 'eres bueno en esto'. Creo que por eso le gustaban tanto las carreras de coches. Ahí es fácil saber cómo de bueno eres en cada preciso instante. En el mundo de las carreras de coches él tenía claro qué era lo que valoraba la gente y se esforzó mucho en ser un gran piloto. En la interpretación siempre tuvo dudas. La gente le decía que era bueno pero él era consciente de que no podía saber si realmente lo era".
¿Era realmente ese 'hombre corriente' que lleva por título su biografía?, le preguntamos. "Yo siempre lo vi así. Creo que era verdaderamente un hombre corriente escondido detrás de un gran panel publicitario esperando a que la gente lo mirara", revela.
La película de Paul Newman que amaba Paul Newman
‘Lissy’, como su padre la llamaba, recuerda una infancia viendo cine con sus hermanos y sus padres. “En el Hollywood de los 60 y 70 muchas casas tenían sala de cine, porque todos se dedicaban a eso. De hecho, recuerdo como algo bastante habitual las fiestas que había en mi casa, reuniones con gente en la que en algún momento nos sentábamos a ver una película en la gran pantalla de casa. Probablemente por esas fiestas vi mucho cine que no debería haber visto a mi edad, cuando era una niña”, cuenta. No tiene dudas al elegir su favorita: 'El golpe' (George Roy Hill, 1973). “Me parece una película perfecta: las interpretaciones, la música, la ambientación… Me encanta también ‘La gata sobre el tejado de zinc’, creo que la ropa de Elizabeth Taylor y de mi padre era estupenda". ¿Y la de su padre? ¿Tenía él una película preferida de todas las que rodó? “Hay algunas en las que se lo pasó muy bien, aunque tal vez no eran las mejores. Si hay una que reúne todo, la crudeza y verdad que buscaba en la interpretación, en la que encontró esa conexión entre realidad y ficción que buscan todos los actores es 'Veredicto final' (Sidney Lumet, 1982). Es de la que más orgulloso se sentía. Hace una interpretación preciosa y conmovedora y creo que cuando veía esa película sí reconocía que la suya era una actuación maravillosa. No sé si había muchas más en las que él mismo se sintiera verdaderamente orgulloso de su trabajo".
La pregunta resulta inevitable: "¿Cómo es la infancia de una niña, siendo la hija de dos estrellas como Paul Newman y Joanne Woodward?". “Si miras en Wikipedia pone que he sido actriz, pero la verdad es que no. Simplemente les acompañaba a muchos rodajes y cuando hacía falta una niña hacía una pequeña prueba y me ponían. Por ejemplo, en ‘Mr. & Mrs. Bridge’ (James Ivory, 1990), que protagonizaban los dos, aparecía solo porque necesitaban a una niña que se pareciera a mi madre. Pero nunca hice un verdadero trabajo de interpretación, a diferencia de mi hermana Nell, que sí estuvo en dos película dirigidas por mi padre, ‘Rachel, Rachel’ (1968) y ‘El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas’ (1972) . Respecto a ser hija de dos grandes grandes estrellas, recuerdo que mis padres pasaban mucho tiempo trabajando fuera, pero eso les ocurre también a muchos otros niños cuyos padres viajan por trabajo. Vivíamos en la misma casa en la que vivo yo ahora, en Connecticut, pero obviamente pasaban muchas temporadas en California, así que a menudo nos mudábamos allí toda la familia. Mi padre bromeaba mucho con eso, decía que habíamos alquilado tantas casas en Los Ángeles que una vez nos enseñaron una en la que ya habíamos vivido. Los recuerdo cocinando, haciendo barbacoas y jugando con nosotros en la piscina".
Paul Newman fue célebre también, especialmente en los últimos años de su vida, por su labor filantrópica. De hecho, ‘The Economist’ dijo que fue el hombre más generoso del siglo XX, en proporción a sus ingresos. Su hija tiene una explicación clara: “Tenía caballos, una casa, un avión, coches de carreras... ¿Qué más? Es ridículo acumular más dinero, pensaba. Repetía mucho la palabra suerte, se sentía realmente afortunado”.
Laura es crítica de cine y periodista cultural. La primera vez que fue al cine vio ‘E.T. el extraterrestre’, y eso no se olvida nunca. Ha escrito sobre teatro, música, arte, fotografía, arquitectura y gastronomía en ‘Elle’ y ‘Harper’s Bazaar’. En ‘Fotogramas’ se especializa en lo que podríamos llamar ‘cine de autor’, aunque toca todos los palos.
Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y se especializó en el conflicto en Irlanda del Norte en la Queen University of Belfast. Lo que le llevó a verse ‘Agenda Oculta’ (Ken Loach, 1990), ‘En el nombre del padre’ (Jim Sheridan, 1997), ‘Bloody Sunday’ (Paul Greengrass, 2002) y todas las películas que tuvieran que ver con el IRA.
Viajó a Cuba para estudiar en la EICTV (Escuela Internacional de Cine y Televisión) de San Antonio de los Baños, donde vio mucho cine latinoamericano y bebió demasiados mojitos. También rodó un documental en la isla lleno de personajes maravillosos. Uno de sus primeros trabajos fue en el canal de televisión ‘Cineclassics’, donde coescribió el documental ‘El cine durante la Guerra Civil Española’.
Adora ‘El imperio del sol’ (Steven Spielberg, 1987), ‘Drácula de Bram Stoker’ (Francis Ford Coppola, 1992), ‘Thelma & Louise’ (Ridley Scott, 1992) y ‘La edad de la inocencia’ (Martin Scorsese, 1993). Pero, en general, siente predilección por las películas pequeñas que cuentan historias en las que nadie se fijaría si se las cruzara por la calle. Le gusta ese cine que vive más allá de los márgenes del entretenimiento.
Ha coescrito el libro ‘Cine y Moda’ (Ed. Pigmalion Edypro) y a lo largo de su carrera ha entrevistado a intérpretes y cineastas como Helen Mirren, Al Pacino, Jessica Chastain, Isabelle Huppert, Juliette Binoche, Julianne Moore, Hirokazu Koreeda, Sam Mendes, Jonathan Glazer, Margot Robbie, Ryan Gosling, Jude Law o Hugh Jackman.