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Bridget Jones está de vuelta y con ella, todo el encanto, la torpeza y el humor que la convirtieron en icono del cine romántico. Desde 'El diario de Bridget Jones' (2001) hasta 'Bridget Jones’ Baby' (2016), la heroína británica lleva décadas enamorando a generaciones con su autenticidad y sus enredos amorosos. Creada a partir de la brillante pluma de Helen Fielding y llevada al cine con la inconfundible huella de Richard Curtis, Bridget es un personaje que nunca envejece y un verdadero reflejo de cómo la imperfección y la autoaceptación deben formar parte de una vida plena. Así lo demuestra –una vez más– 'Bridget Jones: Loca por él', la aventura con la que regresa justo a tiempo para San Valentín.
Si recordamos las última entregas, Bridget se casaba con el amor de su vida, Mark Darcy (Colin Firth), con quien tenía un bebé después de una relación intermitente con su antiguo y políticamente incorrectísimo jefe Daniel Cleaver (Hugh Grant), que fallecía y resucitaba en la misma película: 'Bridget Jones' Baby'. La entrega de 2016, que prescindió del británico porque él mismo sentía que su personaje no encajaba en la película, terminaba anunciando el esperado regreso de Hugh Grant en la próxima película. Y así fue. El canalla de Daniel Cleaver, con un encanto tan descarado como irresistible, vuelve para convertirse en uno de los mayores aciertos de la película. Pero no es el único retorno.
Después de la trágica pérdida de Mark Darcy, Bridget se enfrenta a la vida como viuda y madre soltera de dos niños pequeños, equilibrando el trabajo, la familia y un nuevo y sorprendente romance (o dos). Esta es la sinopsis de la cuarta entrega de la franquicia Jones, que cuenta con el regreso de viejos amigos –podremos ver de nuevo a Emma Thompson, Sally Phillips, Jim Broadbent... y alguna que otra sorpresa– y la incorporación de nuevos y flamantes personajes. Entre ellos, Leo Woodall ('The White Lotus', 'One Day') y Chiwetel Ejiofor ('12 años de esclavitud'), que pondrán la vida de Bridget patas arriba (literalmente). La cinta, en su conjunto, tiene puntos fuertes y otros más débiles pero, cuando se trata de Bridget Jones, solo se puede decir: Cuánto la echábamos de menos.
La mano (y las lágrimas) de Hugh Grant
Michael Morris ('To Leslie') dirige un guion escrito por la propia Helen Fielding, Dan Mazer, Abi Morgan y... ¿Hugh Grant? "Así es", cuenta el cineasta en una entrevista con FOTOGRAMAS. "A Hugh le gusta trabajar así y es lo mejor que puede hacer. Coge sus escenas, las lee y vuelve con formas de mejorarlas para hacerlas mucho más fieles a su personaje. Y es divertidísimo, es una de las personas más divertidas que conozco, así que fue un placer trabajar con él". A pesar de todo el humor que ilumina la película, existe un gran peso dramático que se explora durante la historia. Algo que, según ha admitido el propio Hugh Grant en varias ocasiones, le hizo llorar mientras leía el guion.
"Es una comedia romántica, espero que en el sentido clásico, pero también es una película sobre la pérdida, sobre vivir tu vida y sobre el duelo que parece imposible de superar hasta que finalmente ves cómo puedes hacerlo", continúa Michael Morris. "Aquí volvemos a ver a Bridget mucho tiempo después de las películas anteriores. Está en una nueva casa por primera vez, con niños que nunca antes había tenido en su vida, una serie de desafíos completamente nuevos... Así que, en cierta manera, siempre he sentido que esta es una película independiente, protagonizada por todas las personas que amamos de la franquicia de Bridget Jones. Lo que los une más que nada es Renée y esa esencia que aporta a cada escena. Eso está presente desde la primera película hasta la última".
De nuevo, Helen Fielding adapta su propia novela homónima, pero esta vez es distinto. Según ha llegado a desvelar la escritora, fue la muerte de su expareja lo que inspiró esta historia, en cierto modo y a diferencia de las anteriores, autobiográfica. Quizás por ello, una no espera que una película de Bridget Jones ahonde tanto en la pérdida y el dolor, pero ahí están, asomándose entre las carcajadas de una comedia tan agridulce como redentora. El humor sigue intacto, pero debajo hay algo más honesto, más punzante. Eso es lo que permite que la cinta juegue con la muerte de una forma hábil y sensible, intercalando drama y comedia para recordarnos que no basta con sobrevivir. Hay que vivir.
El amor en tiempos de Tinder
En una época en la que es más habitual mirar a una pantalla que a los ojos de otra persona, el amor moderno está adquiriendo nuevos significados. También para Bridget. Quizás por ello, la canción de David Bowie ['Modern Love'] encaja a la perfección en esta película. Para Michael Morris, "Bridget es una persona bastante humana. Sé que suena raro decirlo, pero no intenta ser perfecta. No me imagino a Bridget Jones con un perfil de Instagram que haga que su vida parezca perfecta. Ella no es así. Aborda todo con un corazón auténtico y una conexión humana. Así que, sorprendentemente, cuando conoce al primer hombre en la película a través de aplicaciones, Bridget sigue siendo Bridget".
"No quiero hacer spoilers", continúa el director, "pero en la película hay otro amor, más duradero, que surge de una conexión propiamente humana alejada de las pantallas. Mi perspectiva es que cuanto más humano y más presente puedas estar, mejor será esa conexión". Así lo demuestra Michael Morris, que también aprovecha el metraje para reírse de los tópicos de la comedia romántica, abrazar las lágrimas como parte del proceso y meter un sinfín de guiños a la célula madre de 2001. Un regalazo para los fans de 'Bridget Jones', que podrán disfrutar de planos (algunos, calcados de las anteriores películas) y referencias en forma de cócteles, bragas, contraseñas de Netflix, pijamas o jerseys de lana. Ahí lo dejamos.
Todos somos Bridget
Bridget Jones es un personaje en el que es fácil verse reflejado porque, en cierta manera, todos somos ella. Pero... ¿Con qué parte de Bridget se identifican más sus protagonistas? "Yo con su torpeza, soy muy torpe", admite entre carcajadas Leo Woodall, uno de los intereses románticos de la protagonista. "Pero intento mucho no serlo delante de vosotros", dice refiriéndose a Renée Zellweger y Chiwetel Ejiofor, sentados a su lado. "Espero tener un poco de su optimismo", responde él. "Me encanta eso de Bridget porque, a pesar de todo lo que le pasa, del caos, ella mantiene un optimismo inherente e innato ante la vida". Renée Zellweger añade: "Sí, a mí me encanta su autocrítica con humor, me hace reír. Yo también tengo un diálogo interno todo el tiempo, ¿sabes? Cuando me rayo, es como si estuviera sentada en un sofá a mi lado, en mi imaginación, solo viéndome decir cosas sin sentido y mi otra yo me está diciendo: 'Simplemente cállate'".
En su nueva andadura, tanto Daniel Cleaver como Mark Darcy siguen estando ahí para Bridget, cada uno a su manera, apoyándola y guiándola. Un respaldo tan necesario como el que han tenido los tres actores en esta industria. "Vincent D'Onofrio fue duro conmigo", recuerda Renée Zellweger sobre el rodaje de 'El que caminaba solo' (Dan Ireland, 1996). "Pero fue una lección que necesitaba aprender y me dio algunos consejos muy buenos sobre cómo trabajar que se han quedado conmigo durante toda mi vida. No creo que hubiera tenido la misma experiencia como actriz o que hubiera entendido tan bien mi trabajo. Me ayudó a entender lo que es el trabajo, emocionalmente y como artista, y le estaré eternamente agradecida por eso".
La fortuna de estar bien rodeado
"También Tom Cruise", con quien trabajó en la inolvidable 'Jerry Maguire' (Cameron Crowe, 1996). "Fue tan amable y comprensivo conmigo... Es todo lo que deberías aspirar a ser como persona creativa que trabaja en un entorno colaborativo. Su ética de trabajo era contagiosa, su amabilidad era contagiosa y su risa era contagiosa. Realmente me causó una gran impresión y me hizo reconocer la alegría que puedes aportar a tu trabajo cuando estás concentrado. Recuerdo que Meryl Streep [coincidieron en 'Cosas que importan' (Carl Franklin, 1998)] fue muy amable conmigo. Y bueno, Morgan Freeman ['Persiguiendo a Betty' (Neil LaBute, 2000)] no podría haber sido más guay, su tranquilidad es un ejemplo. Eso realmente me tocó la fibra sensible".
Para Chiwetel Ejiofor, uno de los mayores apoyos que ha recibido en esta industria fue "cuando empecé a actuar e hice un espectáculo con Bill Nighy y Andrew Lincoln. Hicimos una obra de teatro juntos en la misma época, en 2001, y ambos fueron como faros que me guiaron el camino a seguir en una industria complicada. Don Cheadle también es alguien con quien trabajé desde el principio y creo que, además de un talento extraordinario, es una persona genial con la que estar en el set". En un cariñoso intercambio de miradas, Leo Woodall contesta la misma pregunta: "Pues yo diría que Renée".
"A finales del año pasado", explica el actor, "tuve un día muy duro en un set y tú fuiste la primera persona a la que le envié un mensaje de texto. Le envié un mensaje a Renée que decía: 'Me ha pasado esto. ¿Podrías decirme cómo debería afrontarlo?'. Y tú me respondiste y eso significó mucho para mí. También hice una película hace poco con Rami Malek y Russell Crowe ['Nuremberg']. Ambos me tomaron bajo su ala y me dieron mucha sabiduría sobre cómo desenvolverme en la industria". Antes de concluir la entrevista, Renée Zellweger se toma un momento para reflexionar. "Mira, lo cierto es que aprendes algo y te llevas algo de cada experiencia que tienes. Trabajar en el set con estos muchachos y su apertura a todo... Simplemente me recuerda que debemos estar abiertas y entusiasmadas con las posibilidades. De lo que estamos hablando aquí es de que hemos sido muy, muy afortunados".
'Bridget Jones: Loca por él' se estrena en cines el 14 de febrero.
Atrapada entre la música y el cine, desde Vigo llegó a Madrid para estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III. Cuenta la leyenda que prefería saltarse clases para ir a algún estreno aunque, si se lo preguntas, lo negará.
Llegó a la redacción de Fotogramas como becaria en prácticas, después de adentrarse en el periodismo musical y de cine colaborando en medios como la revista Milana. Ha entrevistado a personalidades como Jonás Trueba o Irene Escolar y su bien más preciado es una púa de guitarra. Vive enamorada de Phoebe Waller-Bridge y Nora Ephron. Si no la encuentras, es que estará viendo alguna película de Kurosawa. Da igual cuándo leas esto.