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Guerrero espartano, agente secreto, Dios del inframundo, fantasma de la ópera y hasta salvador del mundo en más de una ocasión. La carrera de Gerard Butler ha estado llena de éxitos como '300' (Zack Snyder, 2006), 'RocknRolla' (Guy Ritchie, 2008) o 'Un ciudadano ejemplar' (F. Gary Gray, 2009) y dentro de poco le volveremos a ver retomando su papel como Estoico el vasto en la esperada versión de acción real de 'Cómo entrenar a tu dragón'. Pero aunque hoy es una figura consolidada en Hollywood, el camino de Gerard Butler hacia la actuación no fue tan directo. Como tantas veces ocurre, el escocés no siempre soñó con ser actor... al menos, al principio.
Gerard Butler tuvo toda una carrera como abogado antes de poner sus esperanzas en ganarse la vida como actor. Después del instituto, decidió estudiar en la Universidad de Glasgow, donde fue presidente de la Sociedad de Derecho. "No iba a ser actor. Iba a ser abogado", contó a Esquire. "Venía de una familia de clase media-baja, una familia con valores maravillosos. La idea de tener la oportunidad de estudiar derecho era tentadora. Atractiva para mí, pero también muy atractiva para mi familia: '¡Guau, uno de los nuestros está estudiando derecho en la universidad!' El momento en que pasé de ejercer de abogado a dedicarme al cine fue el día que me despidieron".
En 1992, Butler se graduó con honores y se tomó un año sabático para viajar por Estados Unidos. Él mismo admitió que se dejó “volver un poco loco” al darse cuenta de que había una vida de “viajes, locura, aventuras [y] fiestas” ahí fuera. Cuando volvió a Escocia, continuó con sus fiestas, pero logró conseguir unas prácticas en un importante bufete de abogados de Edimburgo. "Pero cuando me puse traje y corbata, me sentí terriblemente infeliz", explica. "Había algo más en juego, algo que escapaba a mi control. Si no hubiera jodido ese trabajo… podría haber sido un abogado mediocre en algún pueblo de Escocia".
Gerard trabajó en la empresa durante dos años pero, pocas semanas antes de terminar sus prácticas, fue despedido. Aunque dice que se sintió “humillado”, lo aprovechó como una oportunidad para perseguir sus sueños de actuar. "Me hice bastante famoso, en el mal sentido, en los círculos legales escoceses. Es muy difícil que te despidan como abogado en prácticas. Debería haberlo previsto. Entonces el Festival de Edimburgo (Fringe) estaba en marcha. Sabía que no iba a sobrevivir al festival porque es una locura: comedia, música, baile y, sobre todo, bebida. La ciudad está radiante. Recuerdo que fui a ver una obra de 'Trainspotting'. El protagonista actúa en la escena, sale para narrar y luego vuelve a aparecer. Era una atmósfera increíble y me estaba muriendo por dentro. Esta es la vida que quería vivir. Me decía: 'Puedo hacerlo, sé que puedo hacerlo. Pero eso ya es pasado. Se ha ido. Tengo veinticinco años. Perdí esa oportunidad'. Una semana después, me despidieron".
El despido llegó en el momento justo. Al día siguiente, Butler fue a Londres. "Conocía a una directora de casting que trabajaba en pequeñas producciones teatrales. Era muy directa, me decía: 'Algunos de mis mejores amigos, que se han esforzado al máximo estudiando teatro, no consiguen trabajo'. Yo estaba haciendo telemarketing, recorriendo centros comerciales intentando que la gente se interesara en las ordenadores cuando ni siquiera sabía lo que vendía. Y entonces ella me dijo que podía ayudarla a repartir páginas a los actores para una obra de Steven Berkoff. Berkoff era bastante famoso en Londres por su estilo teatral vanguardista y físico, y luego se volvió ridículo a medida que se volvía cada vez más exagerado y descabellado. Pero es un genio. En fin, me encontré con Berkoff en la cafetería de abajo y le dije: 'Me encantaría audicionar para esto'. Él dijo, 'Claro, ¿por qué no?'"
"Lo di todo", continúa Butler sobre su audición. "Después, la directora de casting se me acercó casi llorando. Me dijo: '¡Eres lo mejor que ha visto en dos días!' Caminar hacia mi casa fue probablemente el momento más feliz de mi vida, cuando sientes una energía inagotable. Pasé de repartir páginas a conseguir el papel principal". A veces ocurre: un momento lo cambia todo. Sin buscarlo demasiado, sin planearlo del todo. Butler encontró en la actuación algo que no sabía que necesitaba, y desde entonces, se ha convertido en uno de los más imprescindibles de la industria.
Atrapada entre la música y el cine, desde Vigo llegó a Madrid para estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III. Cuenta la leyenda que prefería saltarse clases para ir a algún estreno aunque, si se lo preguntas, lo negará.
Llegó a la redacción de Fotogramas como becaria en prácticas, después de adentrarse en el periodismo musical y de cine colaborando en medios como la revista Milana. Ha entrevistado a personalidades como Jonás Trueba o Irene Escolar y su bien más preciado es una púa de guitarra. Vive enamorada de Phoebe Waller-Bridge y Nora Ephron. Si no la encuentras, es que estará viendo alguna película de Kurosawa. Da igual cuándo leas esto.