Características básicas para ejercer de villano en la saga de la canción de Lalo Schifrin: buena planta, razonable megalomanía, una serie de motivos complicadísimos, aptitudes para el engaño y la infiltración, invitaciones a las fiestas más exclusivas de toda Europa, olfato para encontrar el momento exacto de lanzar tu monólogo sobre por qué El Mundo Está Mal Y Yo Pienso Sacar Algo de Tajada, Maldita Sea (aunque últimamente se llevan mucho los idealistas con prioridades un poco extrañas). Ser el malo en 'Misión: Imposible' nunca ha sido del todo fácil: esta es la franquicia de Tom Cruise, lo que significa que nunca vas a destacar más que el héroe. Además, en una decisión consciente por diferenciarse de la saga 007, a la villanía de 'M:I' jamás se le ha permitido ser extravagante. Su nicho parecen ser, más bien, los aristócratas del Mal: señores elegantes que quieren ponerle las cosas difíciles al FMI, pero sin llamar demasiado la atención. Hasta el momento, estos han sido los obstáculos en el camino de la paz y el orden (por supuesto, con spoilers de las cuatro primeras entregas).
1) JIM Y CLAIRE PHELPS
Fue una decisión tan polémica que aún se pueden escuchar los lamentos de los fans de la serie, incapaces de entender en qué universo se considera buena idea convertir al tradicional líder del FMI (interpretado allí por Peter Graves) en un traidor. Visto con distancia, fue una manera de desvincularse de todo lo que había venido hasta entonces y de proporcionarle a Jon Voight una oportunidad para jugar al despiste. En cualquier caso, la propia naturaleza de la trama hace que la primera misión no tenga un villano claro hasta su tercer acto: por momentos parece que puede ser Kittridge, el director del FMI interpretado por Henry Czerny, pero al final resulta que la desleal Claire (Emmanuelle Beart) y el ladino Jim estaban detrás de todo ese código bíblico. Y solamente por dinero... En fin: tiempo de renovar la institución bajo las órdenes de alguien más honesto. Alguien como Ethan.
2) SEAN AMBROSE
Primera entrega que juega con la idea del héroe como perfecta contrafigura del villano, algo que volverá en 'Nación secreta'. Dougray Scott interpreta aquí, con furia escasamente atemperada, a un antiguo agente del FMI que acaba de poner sus zarpas sobre un arma bioquímica, bautizada por un guionista clásico con acceso a libros de mitología griega. Así que Robert Towne utiliza la Quimera (el virus en sí) y el Belerofonte (su antídoto) como metáforas de los propios Ambrose y Hunt, enfrentados en un combate épico que acabará decidiendo el destino de la humanidad misma sobre la arena de una playa. Épica modelo John Woo, quien sustituyó a Pegaso por una moto y nadie notó la diferencia. Por cierto, el triángulo amoroso entre las dos fuerzas contrarias y el personaje de Thandie Newton llevó a muchos comentaristas a concebir esta secuela como un remake encubierto de 'Encadenados' (Alfred Hitchcock, 1946).
3) OWEN DAVIAN
Quizá esta sea la primera ocasión en que la saga se puso, de verdad, manos a la obra con la idea de tener una amenaza memorable para Hunt y su equipo. De hecho, se nota que Alex Kurtzman, Roberto Orci y JJ Abrams construyeron el guión desde el villano, concretamente desde los dos grandes momentos de lucimiento de Philip Seymour Hoffman: el prólogo, un flashforward que nos presenta a Hunt en su hora más oscura; y el diálogo en el avión, un intercambio de amenazas que nos explica lo que vimos antes de los créditos como simple consecuencia. Porque a Davian no le gusta que le roben la cara —por cierto, una recurrencia en la saga: el héroe interpretando literalmente el papel del villano en una secuencia, o viceversa— y le impidan hacerse con la Pata de Conejo, el macguffin de turno. "¿Tienes esposa?", pregunta Hoffman en lo que aún sigue siendo el pináculo de maldad de la saga. "¿Novia? Porque si la tienes, la encontraré. Le haré daño. Le haré sangrar, y llorar, y gritar tu nombre. Y después te encontraré y te mataré justo delante de ella".
4) KURT HENDRICKS
Bueno, esto es una montaña rusa. Después de Owen Davian, un tipo que abría su película asegurándole a Hunt que le había colocado un explosivo dentro de la cabeza, pasamos al indiscutible nadir de la saga en lo que a perfidia carismática se refiere. Se supone que Hendricks, cuyo nombre en clave es "Cobalto", es un teórico de la purificación a través de la guerra nuclear, y ha dado varios discursos sobre la conveniencia de una Tercera Guerra Mundial para alcanzar el equilibrio planetario. Así que tenemos al primer fanático de la franquicia, el único villano hasta el momento que no actúa por puro interés egoísta. ¿Por qué, entonces, casi nadie recuerda a Michael Nyqvist en 'Protocolo fantasma'? ¿Por qué el guión le sirve tan mal, que incluso sus colaboradores (como la asesina interpretada por Léa Seydoux) resultan más interesantes? Quizá Brad Bird estaba demasiado ocupado montando su circo de tres pistas como para tener algo más que un villano sencillamente funcional. Cobalto, apenas te conocimos.
5) SOLOMON LANE
Está bien, esto es complicado. 'Nación secreta' tiene tantos giros y loops argumentales que simplemente comentar la entrada en escena de su tipo malo ya sería estar destripando de más la última aventura de Ethan Hunt. Simplemente, quedémonos con el actor que lo interpreta: Sean Harris es más conocido por sus papeles en películas independientes que por sus incursiones en el cine de gran presupuesto, así que muchos han querido ver a Solomon Lane como un comentario metacinematográfico. El anti-Tom Cruise, por así decirlo. Sin duda, le va bien a su personaje, un auténtico maestro de marionetas que, en ocasiones, parece la versión corregida y aumentada del Hendricks de 'Protocolo fantasma'. Por fin han arreglado ese pequeño punto débil. Y, llegados al clímax, habrá quien esté incluso dispuesto a debatir si Lane podría mirar a la cara de Owen Davian sin problemas. Este malo es así de bueno.