Dirección: Roland Emmerich
Reparto: Dennis Quaid, Emmy Rossum, Sela Ward, Arjay Smith, Tamlyn Tomita, Jake Gyllenhaal
Título en V.O: The Day After Tomorrow
Nacionalidad: USA Año: 2004 Fecha de estreno: 28-05-2004 Duración: 125 Género: Acción Color o en B/N: Color Guión: Roland Emmerich, Jeffrey Nachmanoff Fotografía: Anna Foerster, Ueli Steiger Música: Harold Kloser
Sinopsis: El climatólogo Jack Hall (Dennis Quaid) cree que una nueva Era Glacial está próxima, a la vez que un cambio climático imprevisto empieza a asolar el hemisferio norte con tornados, lluvias torrenciales y cambios de temperatura de una magnitud amenazadora para la humanidad. Su empeño es convencer al presidente de Estados Unidos de la necesidad de una evacuación a gran escala hacia el sur del planeta. Pero cuando su hijo Sam (Jake Gyllenhaal), de paso en Nueva York, queda atrapado en la ciudad, sometida de pronto a una temperatura de 21 grados bajo cero, su obsesión es emprender un rescate a contrarreloj.
Crítica
Es increíble el ansia de Roland Emmerich por destruir Nueva York y, en buena medida, los Estados Unidos. Puede que Hollywood y los críticos más superficiales lo confundan con patrioterismo yanqui... Pero es evidente que Emmerich, como su colega Petersen en otro sentido, es un heredero de los valores filosóficos de la Gran Alemania, y, bajo el disfraz de la soap opera catastrófica y de ciencia-ficción, está lanzando mensajes apocalípticos dignos de Spengler, Nietzsche o Rosenberg.El Día de Mañana es una superserie televisiva concentrada, sin ninguna originalidad, aburrida y previsible, blanda y toscamente resuelta. Añora uno el humor, el sentido del espectáculo del viejo Emmerich de Stargate, Soldado universal e incluso Luna 44. Entonces, su mensaje subliminal podía ser hasta gracioso por camp, por puro kitsch. Ahora es el único punto de interés, sociológico, de esta nefasta pieza de catástrofes, catastróficamente vulgar. En El Día de Mañana, bajo la superficial capa de heroísmo familiero, subyace un heroísmo supervivencialista, basado en la lucha, el individualismo y la resistencia. El ecologismo, siempre tan próximo al catastrofismo apocalíptico criptofascista, funciona como catalizador y disimulo de este mensaje característicamente germano, y el happy end hace olvidar que para Emmerich no importan los millones de muertos, sino solo la superviviencia de la raza humana. Si es capaz de disfrutar, aunque sea lúgubremente, de este subtexto sociológico, la visión de El Día de Mañana se puede hacer llevadera. De lo contrario, puede enfrentarse a la película catástrofe más aburrida de la historia, y a la peor película de su director, que en otro tiempo supo hacernos disfrutar de sus delirios fascistoides y hoy cae en picado como las propias Torres Gemelas.Para sociólogos cinéfagos.Lo mejor: las imágenes apocalípticas.Lo peor: su absoluta previsibilidad.