People, Poster, World, Movie, Photo caption, Advertising, Graphic design, pinterest

Dirección: Juan Carlos Fresnadillo
Reparto: Robert Carlyle, Rose Byrne, Jeremy Renner, Amanda Walker, Shahid Ahmed, Harold Perrineau, Catherine McCormack
Título en V.O: 28 Weeks Later
Nacionalidad: España, Gran Bretaña, USA Año: 2007 Fecha de estreno: 25-06-2007 Duración: 99 Género: Terror Color o en B/N: Color Guión: Rowan Joffe, Juan Carlos Fresnadillo, Jesús Olmo, Enrique López Lavigne Fotografía: Enrique Chediak Música: John Murphy
Sinopsis: La epidemia de rabia mutante que afectó Gran Bretaña hace apenas seis meses parece haber remitido. El ejército de Estados Unidos controla la única zona de Londres libre de contagio y zombis. Allí se amontonan los escasos supervivientes de la tragedia. Entre ellos se encuentra Don (Robert Carlyle), que se reencuentra con sus hijos, la adolescente Tammy (Imogen Poots) y el pequeño Andy (Mackintosh Muggleton), que regresan a Inglaterra después de pasar unas vacaciones en España. El súbito rebrote de la infección dentro de los límites de la zona protegida obliga a actuar a una doctora militar (Rose Byrne), un francotirador de élite (Jeremy Renner) y un piloto de helicóptero (Harold Perrineau).Fecha de estreno: 29 de junio de 2007.

Crítica

Star FillStar FillStar FillStar FillStar

Juan Carlos Fresnadillo tiene la extraña particularidad de hacer películas que riman, sin pretenderlo, con la literatura de Fredric Brown. Los primeros minutos de esta poderosa secuela de 28 días después (o el cine de zombis remezclado por DJ Boyle) bien podrían ser una variante de La llamada, ese relato que el propio Brown concibió como reescritura de una micro-ficción de Thomas Bailey Aldrich recogida en la Antología de la Literatura Fantástica, de Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo: Una mujer está sentada sola en su casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta.

Resplandor en la oscuridad zombi
No acaban en este juego quizá casualmente referencial los alicientes del brutal arranque de 28 semanas después: Fresnadillo juega a invertir la iconografía del género, convirtiendo la oscuridad en el único territorio seguro dentro de una ficción donde la irrupción de la luz acciona los mecanismos horror. Un prólogo perfecto para el posterior desarrollo de la historia, que reciclará los protocolos de protección y control de una sociedad en reconstrucción como herramientas de exterminio indiscriminado.
Con la complicidad del escritor y novelista Alex Garland, Boyle articuló, en 28 días después, una película de zombis que no quería ser identificada como tal, pero que contribuyó a un cierto renacimiento del subgénero que acabaría por remodelar (de la mano de Zack Snyder, Edgar Wright y Joe Dante) la lectura política del arquetipo. A Boyle, no obstante, no le interesaba la ideología, sino, como siempre, la textura: la película tenía un prólogo poderoso, aplicaba cierta mirada apocalíptica pseudoballardiana sobre el entorno urbano londinense (aunque prescindía de la inercia filocatastrófica del autor) y lograba alguna que otra escena perdurable, como la de las ratas huyendo despavoridas del túnel, pero no creía en su propio subgénero y eso acababa cobrándose un precio alto. 28 días después no era, en efecto, una película de zombis, sino la obra en la que un cineasta de autoría líquida (obseso de la reinvención) jugaba a hacer (o a simular que hacía) una película de zombis.
No está muy seguro este crítico de que pueda hablarse de Fresnadillo en términos de autor, pero lo cierto es que 28 semanas después sí es una película de zombis (aunque estrictamente no lo sean) y no una simulación cool. Hay, incluso, una de esas escenas que, en los viejos tiempos, hubiesen sublevado a las plateas más concurridas: una escabechina de zombies por parte de un letal helicóptero que es pura esencia grindhouse amplificada para la era digital. Con todo, los estímulos de esta secuela de calculado crescendo no son sólo de superficie: junto a esa mirada pesimista a la cultura de un nuevo orden (de todo nuevo orden) de frágiles cimientos, la película propone una negrísima historia de desintegración familiar capaz de convocar un repertorio de emociones, inusual en el subgénero, más allá del pánico y el sobresalto.

Para amantes de las secuelas con mordiente.
Lo mejor: la brutal escena del helicóptero.
Lo peor: que se pueda interpretar como mero encargo.