Dirección: Chris Columbus
Reparto: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Richard Harris, Maggie Smith, Alan Rickman, Robbie Coltrane, John Cleese, Kenneth Branagh, Warwick Davis, Miriam Margolyes, Jason Isaacs, Stephen Fry, Fiona Shaw
Título en V.O: Harry Potter and the Chamber of Secrets
Nacionalidad: USA Año: 2002 Fecha de estreno: 29-11-2002 Duración: 161 Género: Fantástica Color o en B/N: Color Guión: Steve Kloves Fotografía: Roger Pratt Música: John Williams
Sinopsis: El joven y educado Harry Potter (Daniel Radcliffe) ha crecido. Sigue siendo un inquieto aprendiz de mago en la escuela Hogwarts, pero ha ganado en sabiduría y pericia con los encantamientos y, claro, se tiene que enfrentar a nuevos retos. Pero antes se ve obligado a pasar un verano más bien aburrido, en compañía de sus insoportables tíos y sin recibir ninguna carta de sus amigos, Ron (Rupert Grint) y Hermione (Emma Watson). Repentinamente, una extraña criatura, el elfo Dobby, aparece y le advierte de un grave peligro si regresa al colegio. El travieso elfo doméstico había secuestrado las cartas de Ron y Hermione e impide que Harry salga de casa, hasta que el valiente Ron acude, en un coche volador, a rescatarlo. Mientras, la fama de Harry Potter ha ido creciendo en el colegio, provocando envidias entre sus enemigos, comandados por Draco (Jason Isaacs) y por el nuevo profesor de Defensa contra las artes oscuras, Gilderoy Lockhart (Kenneth Branagh).
Crítica
Excepto en una justamente famosa escena de Los caballeros de la Mesa Cuadrada y sus locos seguidores, en la vida (y también en la ficción) una bruja suele pesar sustancialmente mucho más que un pato. Las brujas (y, por extensión, la magia negra o blanca) suelen ser susceptibles de transubstanciación en la materia nada liviana de la saga épica. Quizá por eso, Harry Potter, que podría haberse quedado en personaje de ficción juvenil inteligente, espoleó la ambición creativa de J.K. Rowling hasta el punto de transformar su ciclo narrativo en eco o premonición para el lector preadolescente de las ciclópeas catedrales literarias que el género fantástico construye a medida del lector adulto.Esa tensión entre el tono grave de la fundación de una mitología y el espíritu infantil del conjunto convertía a la primera entrega cinematográfica de Harry Potter en una heterodoxia estimulante, una auténtica rareza en estos tiempos de ficciones diseñadas para espectadores con déficit de atención. Harry Potter y la Cámara Secreta no es, sustancialmente, una película demasiado distinta de la precedente: su primer tramo se abre con energía y puede retrotraer al espectador adulto a aquellos días en que películas como Un mundo de fantasía, Chitty Chitty Bang Bang o La bruja novata fijaban el techo del placer precinéfilo. También incorpora algunas nuevas presencias gratificantes, como la de la espectral llorona Myrtle o el fatuo Gilderoy Lockhart (encarnado con cierto giro autoirónico por Branagh), y cierta voluntad de mensaje (en torno a la dialéctica segregación/integración de los nuevos entornos escolares). Algo tan indefinible como la evaporación de la magia hace, no obstante, que el conjunto no se eleve: así, este Harry Potter acaba pesando no solo más que un pato, sino casi más que un paquidermo una vez la trama coloca sus cartas sobre la mesa. Estas casi tres horas de ambiciosa ficción para todos los públicos pesan demasiado, y el resultado acaba situándose más cerca de los correcto que de lo sobresaliente.>>Para potterófilos y curiosos con paciencia o tiempo libre. Lo mejor: su media hora inicial. Lo peor: la farragosidad del conjunto.