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Dirección: Tim Burton
Reparto: Freddie Highmore, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Shelley Dwall, David Kelly, Christopher Lee
Título en V.O: Charlie and the Chocolate Factory
Nacionalidad: USA Año: 2005 Fecha de estreno: 08-08-2005 Duración: 106 Género: Fantástica Color o en B/N: Color Guión: Jonny Lee Miller Fotografía: Philippe Rousselot Música: Danny Elfman
Sinopsis: Cinco niños de muy diferente carácter y extracción social reciben cinco billetes de oro que les abrirán las puertas de un auténtico paraíso color caramelo: la factoría de Willy Wonka (Johnny Depp), reclusivo maestro de la golosina capaz de evaluar la condición moral de sus invitados usando métodos tan crueles como expeditivos. Entre todos los invitados destaca Charlie (Freddie Highmore), un niño pobre con un corazón enorme.Fecha de estreno: 12 de agosto de 2005

Crítica

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Tú no eres un pedófilo. Los pedófilos aman a los niños, le dice Aviva a uno de los personajes de Palindromes, la extraordinaria última película de Todd Solondz. Charlie le podría decir lo mismo a Willie Wonka, aportando un oportuno comentario al curioso contexto mediático que rodea la llegada de esta nueva adaptación de la novela de Roald Dahl a la gran pantalla. Tim Burton (de nuevo en forma, aunque quizás ya nunca jamás original y fresco) revisita la historia, anteriormente llevada al cine en los 70 por Mel Stuart, en los tiempos de la sobreprotección de la infancia y de la mirada paranoica sobre lo que podríamos llamar el peterpanismo patológico y disfuncional de algunos iconos pop. Es probable que esta adaptación le gustase más al Dahl que rechazó la película de Stuart, pero, sin duda, lo que no le gustaría nada son estos tiempos profilácticos que hoy sirven de contexto a su relato. Burton ha dirigido su película más libre en años: aquí ni tiene que responder a los imperativos de la superproducción (El Planeta de los Simios), ni se ve obligado a demostrar fastidiosamente que es, ante todo, un autor (Big Fish). El cineasta parece pasárselo tan bien con su juguete siniestro como el propio Wonka cuando contempla el incendio de sus autómatas de bienvenida. Se empeña en ser fiel al libro, pero también acierta cuando se sale de sus páginas y le improvisa un pasado al inquietante Wonka: un niño cuya infancia fue un infierno ortodóncico que podrían haber imaginado, mano a mano, Edward Gorey y Todd Solondz, y que no tiene otro destino que el de crecer como monstruo. Es decir, como criatura burtoniana, como el eco más crepuscular y perturbador de la galería freak inaugurada, en su día, por Pee-wee Herman.Para niños sin miedo al Tren de la Bruja. Lo mejor: reencontrarse con un Burton relajado. Lo peor: intuir que Burton está dejando atrás su Wonka interior.