Dirección: Christopher McQuarrie
Reparto: Tom Cruise, Rebecca Ferguson, Henry Cavill, Simon Pegg, Ving Rhames, Michelle Monaghan, Alec Baldwin, Angela Bassett
Título en V.O: M:I 6 - Mission Impossible
Año: 2018 Fecha de estreno: 27-07-2018 Duración: 148 Género: Acción Color o en B/N: Color Guión: Christopher McQuarrie
Sinopsis: En 'Misión imposible 6', el agente secreto Ethan Hunt (Tom Cruise) vuelva a hacer sus arriesgados trucos de acción.
Crítica
Si algo ha aportado a la saga de “Misión: imposible” el talento de J.J. Abrams -primero como director, ahora como productor- es la experimentación con un recurso narrativo tan viejo como el propio cine: la salvación en el último minuto. A las constantes de la velocidad, de la verticalidad, del desafío a la gravedad en clave de elogio a la caída libre y de la lúdica, recurrente reversibilidad de la trama, que encuentra su metonimia fotogénica en las máscaras digitales que transforman a los personajes en sus némesis, se añade la expansión hiperbólica del montaje de tramas paralelas y el juego con la dilatación del tiempo que, desde Edwin S. Porter hasta D.W. Griffith, articularon el cine de atracciones más popular de la etapa muda. En cierto modo, “Misión: Imposible – Fallout” lleva tan lejos su exploración de ese recurso que llega un momento en que la película parece olvidarse del relato, alambicado fuego cruzado entre espías, agentes dobles, terroristas y anarquistas, para abrazar un régimen múltiple de rescates, peleas, persecuciones y derrumbes simultáneos que electrifica la mirada del espectador más pasivo.
Los que piensan que la sofisticada poética del simulacro del episodio inicial es insuperable no van a cambiar de opinión. Ni siquiera los fans del capítulo dirigido por J.J. Abrams reescribirán su top 3, aunque la segunda incursión de McQuarrie en el universo de “M:I” sea un compendio monumental de excelentes secuencias de acción que remiten y amplifican otros momentos de la saga, y confirme a Ethan Hunt como hermano gemelo del Bond más trágico, un héroe moral que, en su sexta aventura, puede vanagloriarse de tener una biografía a sus espaldas, o lo que es lo mismo, de haberse ganado a pulso su dimensión serial. Al filme tal vez le falte un villano que esté a la altura de aquel perturbador Philip Seymour Hoffman, o quizás abuse demasiado de las escenas de transición para explicar con diálogos los avances del relato, pero trabaja con tino sus distintas tramas románticas -incluso cuando el deseo está envenenado de azules, como es el caso de la sexy Viuda Blanca-, demuestra que el carisma de Tom Cruise está lejos de estrellarse contra el muro de las viejas glorias, se beneficia de la estólida aparición de un Henry Cavill con más tinieblas que superpoderes, y de la extraordinaria puesta en escena, tan diáfana como cartesiana, de varias ‘set pieces’ -atención a la del Grand Palais, la de la persecución parisina y la del clímax final, con un par de helicópteros embutidos en un precipicio- que parecen reformulaciones hiperrealistas del cine-espectáculo de los setenta, alérgicas a la borrosa cámara en mano y el montaje atomizado de la saga Bourne.