Dirección: Ari Aster
Reparto: Florence Pugh, Jack Reynor, Will Poulter, William Jackson Harper, Ellora Torchia, Archie Madekwe
Título en V.O: Midsommar
País: Estados Unidos Año: 2018 Fecha de estreno: 26-07-2019 Género: Terror Color o en B/N: Color Guión: Ari Aster Fotografía: Pawel Pogorzelski Música: Bobby Krlic
Sinopsis: Una pareja estadounidense que no está pasando por su mejor momento acude con unos amigos al Midsommar, un festival de verano que se celebra cada 90 años en una aldea remota de Suecia. Lo que comienza como unas vacaciones de ensueño en un lugar en el que el sol no se pone nunca, poco a poco se convierte en una oscura pesadilla cuando los misteriosos aldeanos les invitan a participar en sus perturbadoras actividades festivas.
A Favor:
Tan empeñado parece Ari Aster en apuntalar aquí su crédito autoral ante todo a través del estilo (pocas películas recientes, de género o no, esgrimen semejante meticulosidad formal), que, precisamente por ello, y dado lo irrebatible de su resultado escénico, bien puede haber condenado a Midsommer a ser apreciada ‘tan solo’ como el apabullante ejercicio audiovisual que por supuesto es. Injusto sería, pues, que lo deliberado de tan deslumbrante (a veces stricto sensu) plasmación en pantalla sepultase cuantos valores de contenido atesora este, a la postre, entretenidísimo largometraje, mitad fábula cruel sobre las relaciones íntimas, a caballo entre lo ancestral y lo millennial, mitad metáfora social tan desoladora como esquinadamente burlesca.
Antonio Trashorras
En Contra:
Aster sigue empeñado en mostrarnos que es un gran cineasta. Palimpsesto de El hombre de mimbre y su secuela, no es esto defecto sino virtud que malogra sobrescribiendo sus pomposos planos, cuidadosamente ejecutados para convertirse en Kubrick en lugar de Kubrick. No hay una metáfora en Midsommar que podamos pasar por alto: cámara y montaje nos obligan a percibir todos sus significados simbólicos o literales. Con todo, este estirado porn horror para hipsters está tan cerca de Hostel como para tener su gracia. Quizá un día Aster decida contarnos una historia de terror, en lugar de restregarnos la profundidad de sus argumentos de serie B reconvertidos en dramones de sobremesa.
Jesús Palacios