Dirección: Dan Scanlon
Título Original: Onward
País: Estados Unidos Año: 2019 Fecha de estreno: 06-03-2020 Género: Animación Color o en B/N: Color Guion: Dan Scanlon, Jason Headley, Keith Bunin Música: Jeff Danna, Mychael Danna
Sinopsis: Ambientado en un mundo de fantasía suburbana, dos hermanos elfos adolescentes, Ian y Barley Lightfood, se embarcan en una aventura en la que se proponen descubrir si existe aún algo de magia en el mundo que les permita pasar un último día con su padre, que falleció cuando ellos eran aún muy pequeños como para poder recordarlo.
¿Hay algún cambio de estrategia en la galaxia Pixar estos últimos dos lustros? ¿Se han suavizado sus propuestas? La frecuencia con que facturan secuelas (en solo diez años, una de “Monstruos S.A.”, otra de “Buscando a Nemo”, otra de “Los Increíbles”, dos de “Cars” y la 3 y la 4 de “Toy Story”) hace pensar que prefieren pisar terreno firme antes que arriesgarse en proyectos de alto riesgo. Vayamos unos años más atrás y pensemos en cómo podían vender la moto a los altos ejecutivos sobre una película protagonizada por un ratón francés cocinero, o un robot bonachón que está solo en nuestro planeta devastado, o un viejo viudo parecido al Spencer Tracy terminal que echa a volar en globos con su casa a cuestas. Eso sí era arrojo, esa sí fue la edad dorada de la compañía. Es cierto que, en el interín, Pixar ha asumido en los últimos tiempos desafíos conceptuales de respetable nivel (“Del revés” o “Coco”), pero “Onward” reincide en una temática que se vende muy bien como “big concep” de público garantizado: los lazos familiares, la figura del padre fallecido como guía para forjar la identidad y la magia como salvoconducto para gozar de la vida. Una película familiar exenta de complejidades.
Si la estrategia y las propuestas de Pixar han cambiado, lo que sigue en su punto de creatividad pluscuamperfecto son las formas, pues “Onward” es, una vez más, un superespectáculo festivo, luminoso y deslumbrante. Su escenario inicial, una modesta ciudad habitada por todo tipo de animales (en este caso mitológicos: elfos, trolls, centauros, cíclopes…), puede recordar “Zootrópolis” (2016). Hay también ecos puntuales a la saga de Indiana Jones, a la de “El señor de los anillos” y sutiles comentarios a las leyendas artúricas, pero la aventura es mucho más que un conjunto de referencias: es pura dinamita estética y narrativa, trufada de detalles brillantes en cada plano e ideas tan ingeniosas como convocar durante toda la acción a la mitad del padre, de cintura para abajo, unos pantalones propicios para el gag visual. La figura del policía centauro es otro hallazgo notabilísimo: su entrada en el hogar de los protagonistas o su sufrida salida del minúsculo coche patrulla son momentos de genuina comedia slapstick. Propensa al ternurismo, la película de Dan Scanlon se reserva todavía un as visual en la manga para el desenlace: la crucial secuencia del encuentro con papá, contemplada pudorosamente desde la distancia.