Dirección: Andy Serkis Reparto: Tom Hardy, Michelle Williams, Woody Harrelson, Naomie Harris, Stephen Graham, Reid Scott Título original: Venom: Let There Be Carnage País: EE.UU. Año: 2021 Fecha de estreno: 15–10-2021 Género: Fantástico Guion: Kelly Marcel Fotografía: Robert Richardson Sinopsis: Eddie Brock (Tom Hardy) y su simbionte Venom todavía están intentando descubrir cómo vivir juntos cuando un preso que está en el corredor de la muerte (Woody Harrelson) se infecta con un simbionte propio.
Quizás los (menos) de 90 minutos que utiliza esta secuela, que no tiene ningún tipo de vergüenza en parecer más una autoparodia, solo han servido como excusa para llegar a esa escena intercréditos que lleva a Venom, currito proleta y marginal, a la Premier League de la Marvel. Y si encima esa secuencia a uno de le antoja que posee todo el aire de una broma (un corta y pega del MCU Sony en los suburbios Marvel Sony), entonces no puede menos que aceptar que sí, que Venom: Habrá matanza, como lo fue la anterior Venom, no es más (ni menos: el público ha vuelto a responder entusiásticamente en taquilla) que uno de los troleos más divertidos y descarados que se le ha hecho al todopoderoso y monopolizado por la Disney universo Marvel.
Como si hubieran utilizado los descartes de la primera Venom (o La extraña pareja de Neil Simon con simbionte y periodista cutre) como armazón, los responsables de esta mucho más pirada continuación (Dos tontos muy tontos con dos simbiontes, un periodista más cutre todavía y un par de asesinos en serie) repiten la esquizofrénica comedia (física y de réplicas marcianas… o alienígenas) de situación (destructiva) que tan bien funcionó en el original. Tom Hardy vuelve a regalarnos un festival de gestualidad, humor borrachuzo y una capacidad para reírse de sí mismo autoflagelándose que no se veía en el fantastique desde el Bruce Campbell de la saga Evil Dead. Sus secuencias domésticas con Venom son un dechado de gags lunáticos y absurdos (Sonny Y Cher, las gallinas indultadas de la dieta del simbionte) que los puristas de las películas de superhéroes hallarán horroroso e impresentable, pero quienes hemos sido toda la vida omnívoros de la Marvel (y de las páginas añadidas aquí por Vértice con viñetas de Tunet Vila) aplaudimos con más entusiasmo que Hardy celebrando una resaca.
Hay en Venom: Habrá Matanza un Andy Serkis tras las cámaras que, más allá de lo formalmente servicial respecto a los numeritos de los protagonistas gracias a los efectos especiales, se permite el osado lujo de conectar a su película no única y lógicamente con el (odiado) Spider-Man 3 de Sam Raimi, el que ya tenía a Venom (la secuencia con la campana de la iglesia), sino con la competencia: esa misma iglesia donde se desarrolla el enfrentamiento entre Venom y Carnaza remite a la gótica catedral (gárgolas incluidas) del Batman de Tim Burton. Aunque el mejor referente de este chiste ni siquiera superheroico es el que afecta a esos asesinos natos formados por el personaje de Woody Harrelson y Naomie Harris, idénticos a los serial killers del Más Acá y del Más Allá de Agárrame esos fantasmas de Peter Jackson. Solo por ello ya vale la pena darle el aprobado a esta segunda parte disparatada.