Dirección: Jon Watts Reparto: Tom Holland, Zendaya, Benedict Cumberbatch, Marisa Tomei Título original: Spider-Man: No Way Home País: EE.UU. Año: 2021 Fecha de estreno: 16–12-2021 Género: Fantástica Guion: Chris McKenna, Erik Sommers. Cómic: Steve Ditko, Stan Lee Fotografía: Mauro Fiore Sinopsis: Por primera vez en la historia cinematográfica de Spider-Man, nuestro héroe, vecino y amigo es desenmascarado y, por tanto, ya no es capaz de separar su vida normal de los enormes riesgos que conlleva ser un Súper Héroe. Cuando pide ayuda a Doctor Strange, los riesgos pasan a ser aún más peligrosos, obligándole a descubrir lo que realmente significa ser Spider-Man.
Mitología del siglo XX ampliada en el XXI vía el cine, los tebeos de la Marvel, envueltos en fértiles tramas y saludo a la aventura por la aventura, han seguido manteniendo esa llama (la antorcha de la Estatua de la Libertad, con o sin escudo del Capitán América) encendida. Tras el cierre del inequívoco ciclo artúrico dedicado a Los Vengadores sabemos por fin, en este tercer Spider-Man, que en realidad el Peter Parker encarnado por Tom Holland era Ulises. Lo vimos admirando el descaro, humor y arrogancia del joven héroe que no conoce la fatalidad, y aquí, en el más grave, nocturno y altamente emotivo cierre de la trilogía, encontrándose en el Hades (el Multiverso) con los fantasmas de héroes (espejo) y villanos, vivos y muertos, para al fin darse cuenta que su búsqueda del hogar, de Ítaca, estaba en el corazón, en la muerte y en la soledad del superhéroe. En definitiva, en la madurez. Como terminaba Rudyard Kipling su poema Si…, y como si esos versos finales los imagináramos pronunciados por Tony Stark, Stephen Strange o la tía May, “¡serás un Hombre, hijo mío!”.