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Dirección: Zhang Yang
Reparto: Jiang Wu, Lao Lin, Pu Cun Xin, Zhu Xu
Título en V.O: Xizhao
Nacionalidad: China, China Año: 1999 Duración: 91 Género: Drama Color o en B/N: Color Guión: Zhang Yang Fotografía: Zhang Jian Música: Ye Xiao Gang
Sinopsis: La segunda película del joven Zhang Yang ganó el premio al Mejor Director en el pasado festival de San Sebastián. El galardón certifica el buen momento que el cine chino vive desde que una nueva generación de cineastas comenzó un proceso re renovación con respecto al cine oficial que se hacía hasta entonces. De hecho, La ducha plantea precisamente los conflictos que en la China actual provoca la convivencia de una tradición milenaria con los aires de modernidad que han ido entrando al país. El protagonista es un hombre que, tras dejar su pueblo en busca de la prosperidad en la ciudad, vuelve con su familia y acaba integrándose en el negocio familiar: una casa de baños, espacio de convivencia social muy arraigado a las costumbres más antiguas de la cultura oriental.

Crítica

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La ducha es una de las sorpresas del año. En Europa, América y China. En todas partes donde se ha presentado el segundo largometraje del joven Zhang Yang ha cosechado éxitos. La ducha cuenta una historia de familia, a través de la cual se plantea algo mucho más profundo: el inevitable fin de una cultura tradicional frente al progreso imparable y la occidentalización de China.Sin embargo, aunque toma partido por la tradición y por la cultura milenaria, no es una película conservadora o reaccionaria. Al contrario. Es un aviso para que no se cometan en China los mismos errores irreparables que se cometieron en otros sitios en aras del mal llamado progreso, destruyendo aquellos lugares y tradiciones que forman parte de una civilización.Lo divertido es que el joven Yang ha escogido para contar esta historia una casa de baños enclavada en un viejo barrio de Pekín. La atmósfera cálida, húmeda, acogedora de la casa de baños donde viven el padre y su hijo retrasado, es un espacio de vida y de pureza al que se enfrentará el hijo mayor, un joven tecnócrata que de pronto descubrirá el valor de unas costumbres que había olvidado por completo.Yang nos cuenta esta historia de reencuentro -con la familia, con la tradición, con la vida- de una forma sencilla, divertida, pautada, sumergiéndonos en los baños y el vapor como si fuéramos un cliente más de esa preciosa casa de baños condenada a desaparecer.Lo mejor: La atmósfera. Lo peor: Un cierto ternurismo