Dirección: Steven Brill
Reparto: Adam Sandler, Harvey Keitel, Patricia Arquette, Quentin Tarantino, Rhys Ifans, Laura Elena Harring
Título en V.O: Little Nicky
Nacionalidad: USA Año: 2000 Duración: 84 Género: Comedia Color o en B/N: Color Guión: Adam Sandler, Steven Brill, Tim Herlihy Fotografía: Theo van de Sande Música: Teddy Castellucci
Sinopsis: Cuando Satán (Harvey Keitel) se niega a dejar su trono en manos de sus hijos mayores (Rhys Ifans y Tiny Lister Jr.), estos abandonan el Infierno y se dirigen a Nueva York. Su marcha provoca la ruptura de las leyes naturales del cosmos y la pérdida de su poder por parte de Satán, quien se ve obligado a confiar en el hijo que le queda, Nicky (Adam Sandler), para que salve al mundo (y de paso a su padre) de la destrucción.
Crítica
Kevin Smith acaba de sufrir un capón en toda regla: su patinazo con "Dogma" no ha tardado ni unos meses en verse magnificado por un remake bastardo, luciferino y mucho más apetecible que el chiste sin gracia de Silent Bob. Adam Sandler, tenía que ser él, ese cómico que lleva tatuado zopenco en la frente con tanto orgullo como Montse Páez su ecografía bofilliana, también lee tebeos y escucha música atronadora, pero prefiere irse a un peep show antes que pasearse delante de una catedral. La irreverencia de Sandler es mayor: no solo no cree en nada, sino que forma parte de una conjura de necios que arrancarían risas del mismo suicida Kennedy Toole. Su objetivo es que la imbecilidad, el núcleo virgen de la esencia humana, se extienda cual plaga benigna, sin el peroratas. Para él, el infierno es una casa de lenocinio, y el mundo terrestre un lupanar lleno de locos que no merecen la pena, así que su aterrizaje en Nueva York no deja de ser una visita malencarada, de un nihilismo faltón típico del colgado humorista que deslumbrara en la tele estadounidense. Con un aspecto de primo lejano infernal de Bronson Pinchot, Sandler le toca las narices a todos los estamentos conocidos de nuestra sociedad, sin (es cierto) un excesivo cuidado formal (esto lo podría haber dirigido cualquiera, y hasta los efectos especiales son de un cutre casero), aunque lo que de verdad le interesa es molestar y enfervorizar a sus adeptos, quienes, por cierto, no le han sido especialmente fieles en su patria. Alguien que imagina a los ángeles caídos como treintañeros impresentables, que representa el averno del mismo modo que Sáenz de Heredia en Faustina, es alguien que (no me digan de qué manera) saborea (¿vía satélite?) los infinitos peliculones que José Manuel Parada mima a golpe de copla, sainete y piano, o esas cintas tipo "El liguero mágico" que el ubicuo presentador de TVE no parece dispuesto a rescatar.>>Para hooligans de Sandler. Lo mejor: ese pedazo de chucho malhablado. Lo peor: Patricia Arquette no se entera de en qué sitio se ha metido.