Un cuarto de siglo después de que los críticos Jordi Costa y Sergi Sánchez se enfrentaran en 'La polémica del mes' del número de Fotogramas de septiembre de 1999 otorgando cuatro y dos estrellas, respectivamente, a 'Star Wars: Episodio I. La amenaza fantasma', nuestra redacción revive la mítica sección de Fotogramas dentro del especial que la web celebra para conmemorar el 25 aniversario de la película dirigida por George Lucas. En esta ocasión, Ricardo Rosado y Roger Salvans son los encargados de enfrentar sus críticas, verbalizar sus discrepancias y resucitar un desacuerdo que ha acompañado desde el día de su estreno a 'La amenaza fantasma', el inicio de la trilogía de las precuelas de Star Wars que dividió a los fans de la saga para siempre.

A favor de 'Star Wars: La amenaza fantasma', por Ricardo Rosado

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Cuando tuvimos que enfrentarnos a la crítica de 'Star Wars: El ascenso de Skywalker' (J.J. Abrams, 2019), el capítulo fallido del último tríptico galáctico, subrayamos la importancia del paso del tiempo en la saga, no ya como un valor que mejore el recuerdo de todo lo que viviésemos en años más calmados, sino como una herramienta indispensable para poner en valor a films realizados para unos espectadores que, en el momento de su estreno, no cuenten con voz como para explicar si realmente la producción ha llegado o no a donde pretende.

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Y es que, aunque los acólitos acudan religiosamente al cine desde que 'La guerra de las galaxias' (George Lucas, 1977) cambiase nuestras vidas para siempre, la audiencia para la que realmente se ha realizado cada uno de estos títulos necesita muchas veces un alzador en la butaca para poder ver la pantalla. Por mucho que disfrutemos del culebrón de los Skywalker aquellos que ya tenemos edad para discutir sobre si la estratagema urdida por el capitán Panaka era o no una birria, somos la evidencia de viejos planes que sí salieron bien y que, en sus episodios posteriores, nos mantienen enganchados mientras pretenden abducir a una nueva generación.

No es nostalgia... es otra cosa

25 años después del estreno de 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma' (George Lucas, 1999), la película sigue siendo igual de mala para los que se chocaron con ella como fans en busca del pasado, pero el tiempo ha permitido que las voces de los que llegaron al título como su público objetivo expliquen cómo es posible que los números de aquella producción, recordada siempre como un desastre crítico, convirtiese definitivamente a la brillante trilogía de Lucas en el germen de una de las franquicia más poderosas de la historia del cine.

La explicación, en realidad, es sencilla: 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma' es magnífica. Disparatada, imprevisible y errada en infinidad de campos, sí, pero magnífica. Así lo vivieron los que vuelven a ella para reencontrarse con los milagros esparcidos por su metraje, pero no ansiando el nostálgico abrazo de un tiempo mejor, sino por el legítimo cariño que todo lo que ofrece despierta entre sus seguidores en el presente.

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Lucas, el último jedi

Independientemente del bando con el que el lector se sienta más identificado, deberá reconocer la valentía de George Lucas a la hora de ampliar horizontes. El hacedor nunca encajó en el Hollywood de las decisiones de despachos y, para lo bueno y para lo malo, lo demostró como nunca al atreverse a contar lo que le vino en gana, ampliando, modificando y jugando con sus juguetes como si del responsable de todo aquello se tratase.

Logró que los que buscaban las sensaciones que vivieron de niños frunciesen el ceño, pero regaló a sus nuevos vástagos una experiencia inolvidable gracias a la elegante pompa de Naboo, la mística del trasnochado consejo Jedi, el magnetismo de Qui-Gon Jinn y la refrescante efervescencia de Obi-Wan Kenobi. Poco importa la incapacidad de Lucas a la hora de escribir diálogos que no parezcan extraídos de un pregón escolar, su nula implicación en la dirección de actores o los patinazos argumentales de una locura a la que es imposible querer (al menos si alguna vez lo has hecho).

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El 'Episodio I', que es como realmente llamábamos al título en el colegio, nos cautivó por sus aciertos y nos mantiene fieles por sus errores. Es difícil encontrar una producción que, con las pretensiones comerciales de esta, incluya piedras preciosas tan brillantes como la efigie de Amidala con el traje rojo, la espectacular carrera de vainas o el 'Duel of the Fates' que John Williams terminó de coronar como el mejor enfrentamiento de sables láser de la saga. La osadía de Lucas nos hablaba de un universo lleno de maravillas, una galaxia a explorar que no quería verse reducida a un puñado de ideas por culpa del lastre de la morriña que, finalmente, la industria domó en el rico puchero llamado 'Star Wars: El despertar de la Fuerza' (J.J. Abrams, 2015).

Solo 'Star Wars: Los últimos Jedi' (Rian Johnson, 2017) se ha atrevido a emular (discretamente) aquella sensación de novedad y vértigo que deberíamos experimentar con el estreno de una gran opereta espacial, pero es que es muy difícil lograr llegar tan lejos como 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma', una zarzuela galáctica que es capaz de incluir un disparate como Jar Jar Binks y que, veinticinco años después, se disfrute como una de las calamidades más deliciosas del séptimo arte. "Hola dale qué tal, capitán Tarpals, ¡misa vuelto!"

Lo peor: Que no pillase a todo el mundo con diez años.

En contra de 'Star Wars: La amenaza fantasma', por Roger Salvans

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Pocas emociones más potentes que la nostalgia, ese anhelo de recuperar el pasado, de revivirlo, de sentir de nuevo aquello que sentimos en su momento: una fuerza reconfortante que surge del recuerdo. Puede que, precisamente por eso, también pocos sentimientos más peligrosos, más susceptibles de convertirse en un filtro idealizado y distorsionador, más desconectados del presente, más resistente al cambio: una emoción con un potente lado oscuro.

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El tiempo no lo cura todo

Es imposible desligar la nostalgia de la emoción con la que se recibió, a mediados de los años 90, el anuncio de que George Lucas había decidido recuperar su epopeya galáctica y entregar una nueva trilogía de precuelas: una tríada de cintas que descubrirían el origen de Anakin Skywalker, que llegarían hasta su conversión en Darth Vader. Nada más emocionante que volver a vivir unas aventuras como las de Luke, Leia o Han Solo en la trilogía original. Esa excitación fue la que llevó a millones de espectadores, en el verano de 1999, al cine a ver 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma'. Y puede que tuviera parte de culpa de su, en el mejor de los casos, tibia recepción. Pero, 25 años después, la nostalgia tampoco puede ser la excusa para reivindicar una cinta que no supera el paso del tiempo sino al contrario: sus imperfecciones siguen pesando como una losa y sus decisiones narrativas continúan llevando la trama a lugares comunes, vaciando de contenido sus personajes y, lo más grave, aburriendo a todos aquellos que no asocian el film a su niñez, a su yo nostálgico.

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Renunciar a la leyenda

Visualmente plana –por mucho que en su crítica Jordi Costa alabara el "poderío como forjador de imágenes fantásticas" de Lucas–, con un look caduco ya en 1999 y huérfana del sentido de la maravilla cotidiana que marcó a sus predecesoras, el mayor debe en 'La amenaza fantasma' radica en su necesidad de sobreexplicar, de dar sentido a algo que no lo necesitaba. Lucas sacrificó la leyenda –¿los midiclorianos, de verdad?– y dejó atrás los actos de fe que, sin pedirlo, habían saltado ya los fans de los Episodios IV, V y VI. Una renuncia que se trasladó también al dibujo de los personajes, meras cáscaras huecas armadas con unos diálogos inverosímiles, expositivos y redundantes. Instrumentos al servicio de una supuesta causa mayor que pierden su condición de héroe (o de relectura de los héroes clásicos) cuando no directamente se erigen como errores mayúsculos. Y aquí es cuando entra en escena Jar Jar Binks, una criatura digital cuya mayor aportación a la saga ha sido alimentar la imaginación de los fans para que elaboren rebuscadas teorías de la conspiración que den sentido a su existencia. Eso fuera de la trama, dentro de ella es una rémora insoportable, de un feísmo no intencionado que ejemplifica la mercantilización de la franquicia: una excusa para llenar la pantalla de personajes cuyos 15 segundos de fama –si llegan– se justifican solo como spot publicitario, como herramienta de marketing para vender cuanto más merchandising mejor.

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Los males del episodio piloto

Diezmada por su condición de ‘capítulo piloto’, el arranque de la saga se pierde en la presentación de un contexto galáctico de poco interés, narrativamente triste y de desarrollo lánguido y mortecino, que no se beneficia ni de las características interrupciones pirotécnicas del género. Por no tener, 'La amenaza fantasma' no tiene ni espacio, ni explosiones ni, casi, villano (¿tiene más tiempo en pantalla el Hannibal Lecter de Anthony Hopkins en 'El silencio de los corderos' que Darth Maul?).

Ni tampoco funcionan sus set-pieces, el ingrediente clave en toda receta de cine blockbuster. Sin querer hacer sangre con la secuencia del ataque de los monstruos acuáticos, la gran escena de acción del 'Episodio I' no deja de ser un ripio –disfrazado de homenaje– de la carrera de cuádrigas de 'Ben-Hur' (William Wyler, 1959) desprovista de todo el subtexto que había en aquella: Anakin montado en su vaina no es Ben-Hur ni se enfrenta a su Messala particular. Sin sentido de la aventura, ausente la emoción y el peligro, lo único que queda es una sensación de aburrimiento, de dejar pasar el tiempo. Y eso no hay nostalgia que lo cambie.

Lo mejor: la confianza de Lucas para hacer lo que le vino en gana, sin importarle la opinión del resto de mortales… Y no salen ewoks.

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Ficha técnica

Dirección: George Lucas Reparto: Liam Neeson, Ewan McGregor, Natalie Portman, Jake Lloyd, Samuel L. Jackson País: Estados Unidos Año: 1999 Fecha de estreno: 20/8/1999 Género: Aventura espacial Guion: George Lucas Duración: 130 min.

Sinopsis: La República Galáctica está sumida en el caos. Los impuestos de las rutas comerciales a los sistemas estelares están en disputa. Esperando resolver el asunto con un bloqueo militar, la codiciosa Federación del Comercio ha detenido todos los envíos al pequeño planeta Naboo. Mientras el congreso debate estos acontecimientos, el Canciller Supremo ha enviado en secreto a dos caballeros Jedi, guardianes de la paz en la galaxia, para resolver el conflicto. La Reina Amidala es la monarca del pacífico planeta Naboo, ahora acosado por el bloqueo de la Federación. Ella huirá junto a Qui-Gon Jinn y su discípulo, Obi-Wan Kenobi, en busca de la tan necesaria ayuda. Durante la misión se toparán con Jar Jar Binks, miembro de los gungan, una de las especies que residen en el fondo del océano Naboo, y viajarán hasta el inhóspito Tatooine, donde conocerán a un niño con enorme poder llamado Anakin Skywalker.

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Javier Navarrete (El Chico Llama)
Headshot of Ricardo Rosado

Ricardo Rosado es crítico de cine, periodista cultural, experto en comedia norteamericana, películas de terror de cualquier tipo y todo lo que ocurra entre géneros y formatos. Criado entre películas de Steven Spielberg, y malcriado desde que se topó con David Lynch, lleva una década escribiendo sobre el arte que consume.

En FOTOGRAMAS le leerás comentando los últimos estrenos en salas, fomentando la paz entre fans de Marvel y DC, repasando todas las novedades de Star Wars o sumergido en las profundidades de los catálogos de Netflix, HBO Max, Prime Video y Filmin. También le gusta hacer galerías y rankings de películas y series, pero nadie se fía demasiado de su criterio.

Tras estudiar Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid, creó un blog de reseñas cinematográficas con la esperanza de acudir gratis a festivales de cine y pases de prensa. Ahora, tras siete años escribiendo en FOTOGRAMAS sobre los últimos estrenos en salas, las series del momento y cualquier contenido disponible en los diferentes canales de streaming, sigue pensando que mereció la pena.

Frontman de dos vergonzantes proyectos musicales, director de diversos videoclips de bandas de heavy metal madrileñas y autor de no pocos cortometrajes escondidos en la red de redes, es el editor y uno de los orgullosos contertulios del podcast cultural 'Los de al lado de Pumares', espacio que le ha permitido participar como colaborador en otros formatos de radio como 'Estamos de cine' (Castilla-La Mancha Media) y 'El faro' (Cadena SER), además de haberle convertido en una de las voces principales de los vídeos de FOTOGRAMAS.  

Headshot of Roger Salvans

Roger Salvans es experto en cine y series de TV de ayer, hoy y siempre. Del Hollywood dorado a la generación de los rebeldes de los años 70 que lo cambiaron todo. Los clásicos ochenteros los indies del cambio de siglo, blockbusters palomiteros –con o sin capa– o las cintas de autor más rompedoras a las series de culto, consumo masivo y devoción absoluta.

Roger lleva 20 años escribiendo en las páginas de Fotogramas, revista de la que es actualmente redactor jefe de la edición impresa y para la que ha entrevistado a centenares de directores y estrellas de la gran y pequeña pantalla: los hermanos Coen, David Fincher, Scarlett Johansson, Paul Mescal, Steven Spielberg, Tim Burton, Martin Scorsese, Leonardo Di Caprio, Christopher Lee, Margot Robbie, Aaron Sorkin, Anya Taylor-Joy y muchísimos más.

Licenciado en Comunicación Audiovisual, profesor universitario durante 15 años, guionista y periodista con casi tres décadas de experiencia, también ha colaborado frecuentemente en distintos medios de radio y TV.