Dirección: Wolfgang Petersen
Reparto: Brad Pitt, Eric Bana, Orlando Bloom, Diane Kruger, Sean Bean, Peter O'Toole, Brian Cox, Brendan Gleeson, Saffron Burrows, Julie Christie
Título en V.O: Troy
Nacionalidad: USA Año: 2004 Fecha de estreno: 14-05-2004 Duración: 160 Género: Aventuras Color o en B/N: Color Guión: David Benioff Fotografía: Roger Pratt Música: James Horner
Sinopsis: Menelao (Brendan Gleeson), rey de Esparta, organiza un banquete amistoso con su enemigo, el príncipe troyano Héctor (Eric Bana). Paris (Orlando Bloom), hermano de Héctor, conoce y seduce a Helena (Diane Kruger), esposa de Menelao. Cuando este descubre lo sucedido monta en cólera y contacta inmediatamente con su hermano Agamenón (Brian Cox), rey de Micenas, para reunir a todas las tropas de los pueblos griegos y organizar una cruzada multitudinaria que devuelva a la reina al trono extirpado. Agamenón sabe que solo existe un hombre capaz de liderar a las hordas rumbo a una victoria: Aquiles (Brad Pitt) un guerrero memorable e invencible.Fecha estreno: 14 de mayo 2004
Crítica
El principal enemigo del peplum han sido... las texturas: si el recuerdo de su esplendor está indisociablemente unido al cartón-piedra, su renacer ha aparecido ligado a una lujuria digital capaz de restarle fisicidad a un género que, en definitiva, necesita erotizar y erotizarse para perdurar en la memoria cinéfila. "Troya", el poema épico que ha compuesto el alemán Wolfgang Petersen con obsesivo uso de la hipérbole, es un colosal sueño húmedo de la era digital que, por fortuna, ha sido consciente del peligro: en otras palabras, el espectador difícilmente podrá olvidar que la multiplicación de naves y guerreros se debe a la truquería infográfica pero, por lo menos, aquí crujen los cráneos, resuenan los mandobles, refulge el acero y sangran las heridas con contundente hiperrealismo.Petersen prefiere pervertir a Homero que respetar a Robert McKee, y su encomiable elección quizás distancie al espectador en busca de un centro heroico en este laberinto de personajes y subtramas que adensan el conflicto. En sus momentos épicos, "Troya" busca enmudecer al respetable, pero la embarullada puesta en escena propicia más el aturdimiento que el pasmo. La película alcanza su verdadera grandeza cuando algunos de sus actores logran pulsar la cuerda de la pasión por encima de la atronadora aparatosidad del conjunto: la inflamada rabia de Menelao (un ciclópeo Brendan Gleeson) frente a un humillado Paris (Orlando Bloom sin ángulos élficos) o la súplica nocturna de Príamo (un Peter O'Toole ciertamente homérico) en la tienda de Aquiles (un Brad Pitt que parece a la eterna espera de que el poeta inmortalice su gesta) son, sin duda, los dos músculos mejor torneados de este Caballo Grande que, contra todo pronóstico, anda. Y con poderío. Para espectadores hambrientos de épica.>> Lo mejor: el palpable dolor de los patriarcas.>> Lo peor: la autoconciencia heroica de Aquiles.