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Dirección: Sam Raimi
Reparto: Tobey Maguire, Kirsten Dunst, Alfred Molina, James Franco, Elizabeth Banks, Rosemary Harris
Título en V.O: Spider-Man 2
Nacionalidad: USA Año: 2004 Fecha de estreno: 14-07-2004 Duración: 127 Género: Acción Color o en B/N: Color Guión: Alvin Sargent, Alfred Gough, Miles Millar, Michael Chabon Fotografía: Bill Pope Música: Danny Elfman
Sinopsis: Dos años han pasado desde que Peter Parker (Tobey Maguire) aprobara con sobresaliente sus recién adquiridos poderes. Todavía no se ha acostumbrado a su doble vida de fotógrafo y superhéroe, debe afrontar toda clase de problemas personales y además, la chica, Mary Jane (Kirsten Dunst), sigue fuera de su alcance. Pero deberá aparcar sus crisis existenciales para hacer frente a un problema mucho mayor. Y con tentáculos: el Dr. Octopus (Alfred Molina).

Crítica

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Si algo no se le puede reprochar a Sam Raimi es poca sensibilidad hacia su material de partida: tiene muy claro de qué Spiderman está hablando (de su formulación fundacional a cargo de Stan Lee y, ante todo, Steve Ditko) y lleva su elección hasta el final por ingenua o anacrónica que pueda parecerle al moderno lector de historietas de superhéroes. No había ironía aliviadora en su primer Spider-Man. Y tampoco la hay en esta secuela, fiel a las reglas del juego, contemplando el progresivo crecimiento humano (y sobrehumano) del quintaesencial superhéroe adolescente, atormentado, estresado y perplejo. Es en los pequeños detalles donde la aproximación de Raimi marca la diferencia con respecto al actual boom del género: por fin estamos ante una secuela superheroica cuyos personajes cargan sobre sus espaldas con lo acontecido en el capítulo anterior. Quizás en una estrategia para complacer a las ramas más duras de la afición, Raimi, que incluso cita a una portada histórica en uno de sus planos, ha convocado esta vez a dos nombres de peso: Alex Ross (el presente más ampuloso de la historieta de superhéroes) y Michael Chabon (premio Pulitzer por Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay, la gran novela sobre la forja de un lenguaje ¿el comic-book de superhéroes¿, entendido a la vez como gran mito americano y como instrumento introspectivo). Su respectiva participación en los créditos iniciales y en la historia (que no el guión) no oculta la evidencia de que, de nuevo, Ditko sigue siendo el referente esencial. Y ahí está la clave de la insatisfacción que esta película ¿dinámica, espectacular, honesta (a su modo) y transparente¿ le provoca a este humilde crítico. Pulcro y esquemático como, pongamos por caso, el traje de Rod Serling, el trazo de Ditko siempre tuvo, por decirlo de algún modo, una latencia de extrañeza. En cualquier momento, la realidad naïf de Peter Parker podía delatar (o sugerir) que, bajo la viñeta, latían los universos sin reglas del Dr. Extraño, otra soberbia creación gráfica del maestro. En Spider-Man 2, Raimi se conforma con ser el que fue en el primer Spider-Man: el eco de un autor que se reveló fundamental en los 80 y que ahora se conforma con servir, más o menos bien cocinado, lo que se le pide. Con eficacia. Con escenas histéricamente espectaculares, pero sin sorpresas. Sin misterio. Y lo que es peor: sin identidad.Para quienes gusten de las telarañas aparatosas. Lo mejor: el rescate de Tía May. Lo peor: la añoranza del estilo Raimi.