Dirección: P.J. Hogan
Reparto: Jason Isaacs, Jeremy Sumpter, Rachel Hurd-Wood, Ludivine Sagnier, Olivia Williams, Lynn Redgrave, Harry Newell
Título en V.O: Peter Pan
Nacionalidad: USA Año: 2003 Fecha de estreno: 26-03-2004 Duración: 113 Género: Aventuras Color o en B/N: Color Guión: J.M. Barrie, Michael Goldenberg Fotografía: Donald McAlpine Música: James Newton Howard
Sinopsis: La cuenta atrás que marca el final de la infancia de Wendy (Rachel Hurd-Wood) se está agotando: su padre ha decidido que ya tiene edad para que la tía Millicent (Lynn Redgrave) la prepare para ser una mujer. Esa noche, mientras Wendy les cuenta a sus hermanos historias sobre el temible (e... ¿imaginario?) capitán Garfio, alguien llega volando a su ventana: Peter Pan (Jeremy Sumpter) y una pequeña hada, Campanilla (Ludivine Sagnier). A través de los tejados de Londres, Peter lleva a Wendy y sus hermanos al País de Nunca Jamás, donde se enfrentarán al auténtico Garfio (Jason Isaacs) y conocerán a los Niños Perdidos.Fecha estreno: 26 marzo 2004
Crítica
Como bien sabía Muriel, heroína del primer éxito de P. J. Hogan, el playback perfecto no consiste solo en gestualizar, con cierta exactitud, una canción conocida. En el playback perfecto, el intérprete se deja (metafóricamente) la piel: un pellejo de sí mismo colgará para siempre del garfio de ese estribillo que, según creíamos (engañados), ya jamás iba a depararnos ninguna sorpresa. En cierto sentido, todas las películas de P. J. Hogan que han llegado a nuestras pantallas son playbacks de algo: tras el meta-playback de La boda de Muriel, llegó un inteligente playback de comedia romántica con Julia Roberts (la espléndida La boda de mi mejor amigo) y, ahora, el playback de una canción casi centenaria, con gloriosos covers en su historial: Peter Pan. En este caso, el cineasta también agarra un género gastado por el uso y lo hace suyo, lo renueva sin necesidad de pervertirlo o de aplicarle el lifting de la distancia posmoderna: la ficción sintética con alma de parque temático. El resultado es una a ratos apresurada, pero en todo momento deslumbrante, relectura de la fantasía concebida por J.M. Barrie, bajo cuyo lustre visual bulle la lava de un subtexto adulto que jamás perturba el eficaz sentido de la maravilla. Tras experimentar la sensación de haberse subido a una montaña rusa último modelo ¿aunque preferiría que el vagón moderara, a ratos, su velocidad¿ el espectador regresará de este viaje a un País de Nunca Jamás con la sensación de haber despertado de un sueño premenstrual donde las psicopatologías del Niño Eterno (Pan) y el Padre Terrible (Garfio) se enfrentan en un cielo coloreado sin miedo al kitsch. Wendy, nueva heroína emblemática en el cine de Hogan, sintetiza en clave onírica el viaje interior de sus predecesoras Muriel y Julianne (Roberts). Entre la realidad y el deseo, acabará escogiendo (como ellas y como cualquiera de nosotros) lo único que está a su alcance: lo posible.Para quienes odiaron Hook. Lo mejor: sus cargas de profundidad. Lo peor: su ritmo demasiado histérico.