Dirección: Steven Spielberg
Reparto: Frances O'Connor, William Hurt, Haley Joel Osment, Jude Law, Jake Thomas, Sam Robards, Brendan Gleeson
Título en V.O: A.I. Artificial Intelligence
Nacionalidad: USA Año: 2001 Duración: 146 Género: Fantástica Color o en B/N: Color Guión: Steven Spielberg Fotografía: Janusz Kaminski Música: John Williams
Sinopsis: En un futuro no muy lejano, en una sociedad dividida en mecas y orgas, el profesor Allen Hobby (William Hurt) acaba de diseñar a David (Haley Joel Osment), el primer niño-robot, programado para amar eterna e incondicionalmente. El destino de David es el hogar de los Swinton, Monica (Frances O'Connor) y Henry (Sam Robards), una pareja destrozada por el estado vegetativo en el que se encuentra su hijo Martin (Jake Thomas).
Crítica
En Exoesqueleto, una canción de Parade (subterráneo talento de culto del pop español), una lágrima inexplicable delata la sepultada humanidad de un individuo parapetado tras una prótesis cibernética. En A.I. Inteligencia Artificial, Stanley Kubrick y su médium Steven Spielberg describen el largo y tortuoso camino de un robot -perfecta prótesis sentimental para una humanidad con el corazón herido- en dirección a una lágrima. Como Parade, Kubrick y Spielberg han entendido la ciencia-ficción como instrumento para conocernos mejor a nosotros mismos, como hipérbole de los pequeños movimientos del alma. De alguna manera, A.I. es como una canción de Parade adaptada a superproducción cinematográfica. Por otra parte, es una de las escasísimas películas que explotan a fondo todas las posibilidades conceptuales del género.Quienes desdeñen A.I. como el proyecto póstumo de Kubrick sentimentalizado, ablandado y banalizado por Spielberg no habrán entendido la esencia misma del proyecto: el viaje físico del niño robot hacia la lágrima podía ser un buen reflejo del viaje interior hacia la emoción que el director de 2001: Una odisea del espacio pretendía efectuar con este proyecto. En cada uno de los planos de A.I. confluyen, sin visible tensión, las poéticas (hasta ahora divergentes) de los dos cineastas en una compartida búsqueda de la trascendencia. A.I. es una antiutopía triste sobre una humanidad necesitada de prótesis emocionales pero incapaz de asumir una responsabilidad moral ante ellas, una reescritura futurista de Pinocho y, probablemente, el cuento de hadas más desolador jamás contado: una película que, como toda la filmografía kubrickiana, está hecha para perdurar, para anclar en lo más profundo de nuestra memoria, y que, como las mejores obras de Spielberg, posee el secreto poder de llevarnos a zonas inexploradas de la emoción cinematográfica. Para quienes quieran saber de qué va realmente esto del cine. >>Lo mejor: la sutil apropiación de manierismos kubrickianos por parte de Spielberg. >>Lo peor: que el nombre de Spielberg propicie descalificaciones irreflexivas.