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¡Spoilers del final de 'Ted Lasso', a continuación!
Si de algo es culpable el final de 'Ted Lasso', además de tener una duración criminalmente larga, es de interponerse en su propio camino.
La forma en que las tramas de la tercera temporada han sido recortadas dejó de poder explicarse en el último episodio, cuando Ted Lasso (Jason Sudeikis), aún viendo claramente lo que había escrito en la pared, se retiraba del AFC Richmond.
No obstante, aunque Ted tuvo un pequeño cierre narrativo, dejando la puerta abierta para un posible regreso en el futuro, a varios de los otros personajes se les negó un destino similar.
El episodio comenzaba con Nate Shelley (Nick Mohammed) de vuelta en el vestuario de Richmond, como si nunca se hubiera ido. Al final de la temporada, Nate se ha despojado de su papel de villano como si nada, aparentemente porque Rupert Mannion (Anthony Head) trató de alejarlo de su unidimensional novia, Jade (Edyta Budnik), utilizando a un par de modelos sin encanto.
Al igual que el cartel de "¡CREE!" (reparado apresuradamente), la inocente y brillante personalidad de Nate, de la que todos nos enamoramos en la primera temporada, vuelve en este último episodio, con muy poca explicación de cómo lo ha hecho, a pesar haberle visto en su camino hacia la amargura durante toda la segunda temporada.
Del mismo modo, no hemos visto escenas cruciales como la de Nate renunciando a su puesto como entrenador del West Ham, ni vimos su vuelta al redil o su reintegración en el equipo tras su arco malvado, excelentemente desarrollado.
Los verdaderos desarrollos de la trama ocurren fuera de la pantalla a lo largo del final. En cambio, se dedican muchos, muchos minutos a una colaboración entre 'Ted Lasso' y 'Sonrisas y lágrimas' que te hacen preguntarte si todavía estamos en Ámsterdam y si todo esto forma parte del viaje de Ted.
Otro ejemplo clave se produce cuando el nuevo romance entre Roy Kent (Brett Goldstein) y Jamie Tartt (Phil Dunster) se ve entorpecido por la sombra de lo que fue Keeley Jones (Juno Temple).
La pareja reconoce que ambos quieren estar con Keeley y deciden pegarse, en lo que se supone que es una pelea callejera al estilo 'Bridget Jones', ya que todo sucede, de nuevo, fuera de la pantalla.
Quienquiera que decidiese hacer esto, pero opinase que la escena en la que el equipo entrena con sus penes atados con una cuerda no debía quedarse en la sala de montaje, necesita revisar su criterio.
Al igual que el personaje de Nate viró en direcciones incongruentes en el final, también lo hicieron los de Keeley, Roy y Jamie. El implacable positivismo de Ted Lasso había creado un problema para este triángulo amoroso que llevaba tiempo gestándose. Y, sorprendentemente, se trataba de un conflicto real que estábamos interesados en ver resuelto.
Pero, después de crear el estrecho vínculo entre ellos, se decidió que era demasiado para dejar a uno u otro con el corazón roto, así que en su lugar nos encontramos con la peor de las evasivas.
Jamie y Roy se dirigen a Keeley para que elija a uno de ellos y ella se niega. Por fin, algo que podemos reconocer que Keeley, de hecho, haría.
Pero entonces, la trama se hunde como una piedra sin impulso. La última vez que vemos al trío es en una fiesta callejera con sus compañeros de Richmond, aparentemente habiendo decidido seguir siendo amigos o, quizás, el trío que realmente deberían ser.
En cualquier caso, nunca lo sabremos.
A lo largo de esta última temporada, a medida que los episodios avanzaban y las tramas se superponían a buen ritmo, la serie alcanzó una extensión excesiva. Se percibe, sobre todo, con Nate y Keeley. Ambos atravesaron los viajes más grandes de la serie, pero fueron soltados sin rumbo en su etapa final.
¿Realmente necesitábamos el horror de Rupert empujando a su nuevo manager? ¿O el eterno trabajo de bricolaje en el cartel de 'CREER', hecho con la maestría de un arqueólogo que descubre un artefacto antiguo y ambientado con música del estilo de 'Carros de Fuego'?
En el final, y en particular en el último fragmento de diez minutos, la serie se dedicó a cerrar las historias de los personajes, uno a uno, para crear la ilusión de resolución.
Así, tuvimos escenas como la de la Dra. Sharon (Sarah Niles) en una habitación de hotel viendo el partido; la de la madre de Rebecca, Deborah (Harriet Walter —horrible, después de su exquisita interpretación de Caroline en 'Succession'); y demasiadas del trío de fans de Richmond con Mae (Annette Badland).
Es evidente que 'Ted Lasso' es consciente de sus fans y de lo que quieren. La primera escena de Ted y Rebecca (Hannah Waddingham), en la que flota en el aire la posibilidad de una relación, se entiende rápidamente como una burla a los seguidores de la serie.
Negarse a caer en el fanservice resulta admirable cuando los guionistas crean una historia alternativa que resulta más adecuada para sus personajes. Algo que, más o menos, logran con Ted y Rebecca.
Pero el final también se aleja de ciertos arcos argumentales que se han ido construyendo — como la estancia de Nate en el West Ham y el triángulo amoroso nunca desarrollado de Keeley, Jamie y Roy — sin otra razón aparente que la de que no sabían cómo concluirlos.
Al igual que el propio Ted Lasso, su final estaba demasiado ansioso por complacer a todo el mundo.
'Ted Lasso' está disponible en streaming en Apple TV+.
