Es difícil encontrar a alguien a quién no le guste algo de todo lo que hay en el catálogo de Netflix. Y lo mismo podemos decir de las Olimpiadas. Te puede no gustar el fútbol y por eso haber pasado por completo de la Eurocopa masculina, pero es difícil no engancharte a ver algún deporte en estos Juegos Olímpicos de París 2024. No obstante, entendemos que tanto deporte cansa y hay muchos espectadores que acuden a Netflix buscando refugio de la programación deportiva.

Sin embargo, no nos podemos quitar el chic de los Juegos Olímpicos de la cabeza y Netflix lo sabe. Igual que ahora parece que pega ver películas de playa, de costa, de comedia, de verano al fin y al cabo, también parece que buscamos más historias de superación deportiva. Por supuesto, lo más habitual es ver una competición como las olimpiadas desde una perspectiva patriótica. Es decir, ver las competiciones donde los atletas de nuestro país se juegan algo. Sin embargo, hay estrellas del deporte que nos unen a todos una vez cada cuatro años pese a que nunca prestemos atención a su deporte. Era el caso de Michael Phelps o de Usain Bolt y ahora es el caso de Simone Biles. Y sí, Biles también es la reina de Netflix ahora mismo.

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Netflix

Liderando el top mundial de tendencias de visionado y en un sorprendente tercer puesto en series desde España encontramos el documental de dos episodios 'Simon Biles vuelve a volar' (o 'Simon Biles Rising' en su título original). Lo cierto es que es comprensible, no solo porque Simone Biles es cine cada vez que hace sus increíbles saltos, o porque sea la mayor estrella de estos juegos, es que su vida sería increíble de ver en cualquier película si no fuese verdad.

Todos (o al menso la mayoría) sabemos ya que Simone Biles es hija de padres con problemas de drogadicción, que creció en casas de acogida con sus numerosos hermanos y con el cuidado periódico y visita de sus abuelos. También, el lamentable suceso de abusos sexuales que sufrió junto a muchas jóvenes compañeras por parte de un médico de la federación de gimnasia estadounidense. Pero, más allá de esa dramática historia de superación está algo todavía más grande que el hecho de ser, para muchos, la mejor gimnasta de la historia, la única mujer capaz de hacer varios movimientos en su disciplina.

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Netflix

En Tokio 2020 esta vida dura llena de dificultades topó con la presión de quién tiene que ganar seguro. Todos hemos oído ya como en las pasados Olimpiadas Biles cambió para siempre el deporte mundial, no con victorias, sino con el reflejo de la importancia de la salud mental. Biles lideró una revolución global para tratar la importancia de la salud mental en los deportistas que se extendió al resto de ámbitos personales y laborales. Le llovieron muchas críticas, pero sobre todo tuvo que recuperarse ella misma, sola y con más edad que ninguna gimnasta estadounidense antes, para volver a los juegos.

Esta historia, amor y boda de por medio, compone el documental que todo el mundo está devorando junto a los juegos olímpicos en Netflix. Una de esas historias que si fuese ficción nos parecería demasiado sobrecargada. Pero es que no hay ejemplo de bigger than life mejor que Simone Biles y no hay mejor documental en Netflix para acompañar los juegos y disfrutar todavía más, gracias al contexto de su increíble vida, de sus vuelos imposibles y su icónica sonrisa.

Headshot of Rafael Sánchez Casademont

Rafael es experto en cine, series y videojuegos. Lo suyo es el cine clásico y de autor, aunque no se pierda una de Marvel o el éxito del momento en Netflix por deformación profesional. También tiene su lado friki, como prueba su especialización en el anime, el k-pop y todo lo relacionado con la cultura asiática.

Por generación, a veces le toca escribir de éxitos musicales del momento, desde Bizarrap hasta Blackpink. Incluso tiene su lado erótico, pero limitado, lamentablemente, a seleccionarnos lo mejor de series y películas eróticas. Pero no se limita ahí, ya que también le gusta escribir de gastronomía, viajes, humor y memes.

Tras 5 años escribiendo en Fotogramas y Esquire lo cierto es que ya ha hecho un poco de todo, desde entrevistas a estrellas internacionales hasta presentaciones de móviles o catas de aceite, insectos y, sí, con suerte, vino. 

Se formó en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Murcia. Después siguió en la Universidad Carlos III de Madrid con un Máster en Investigación en Medios de Comunicación. Además de comenzar un doctorado sobre la representación sexual en el cine de autor (que nunca acabó), también estudió un Master en crítica de cine, tanto en la ECAM como en la Escuela de Escritores. Antes, se curtió escribiendo en el blog Cinealacarbonara, siguió en medios como Amanecemetropolis, Culturamas o Revista Magnolia, y le dedicó todos sus esfuerzos a Revista Mutaciones desde su fundación. 

Llegó a Hearst en 2018 años y logró hacerse un hueco en las redacciones de Fotogramas y Esquire, con las que sigue escribiendo de todo lo que le gusta y le mandan (a menudo coincide). Su buen o mal gusto (según se mire) le llevó también a meterse en el mundo de la gastronomía y los videojuegos. Vamos, que le gusta entretenerse.